Por Alejandra Zani para Agencia Presentes
El 80% de la población sexualmente activa estuvo en contacto con el Virus del Papiloma Humano -VPH o HPV por sus siglas en inglés- alguna vez en su vida, según cifras del Instituto Nacional del Cáncer (Argentina). Es una de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) más frecuentes a nivel mundial. Afecta tanto a personas con pene como con vulva y, si no es tratado, puede devenir en cáncer cervicouterino.
El VPH está entre nosotres, convivimos con él y, sin embargo, es una presencia silenciosa. La información que circula es poca y se naturaliza como una ITS que sólo afecta a mujeres cis heterosexuales. En Argentina, el Programa Nacional de Prevención del Cáncer Cervicouterino (PNPCC) advierte que se diagnostican alrededor de 4.500 casos nuevos por año y mueren 2.000 mujeres por esta enfermedad. Entonces, ¿por qué no se habla de HPV en personas LGBT+?
Para Alejandra Gaiano, infectóloga del Hospital de Niños de San Isidro, son los mismos médicos los que están desinformados y ese es uno de los principales problemas para la población LGBTIQ+ que llega a una consulta sobre posibles ITS. “El cuerpo médico muchas veces es heteronormativo, estigmatiza, y eso hace que lxs pacientes no se sientan lo suficientemente libres. De este modo, no se aprovecha la consulta médica como una oportunidad”.
“Yo tuve verrugas en el ano. Me di cuenta de que las tenía palpándome y me asusté porque sentía un bulto”, cuenta Mauro (27 años) a Presentes. “Mis amigos que habían tenido el virus habían presentado síntomas más visibles, como verrugas en el pene, y a mí me llevó mucho más tiempo darme cuenta. Me hubiera gustado saber que también se puede dar de forma interna por transmisión sexual”.
“Por esto mismo, mi proctólogo me recomendó que me pusiera la vacuna, incluso después de haber tenido el virus, para prevenir algunos tipos específicos”, explica Mauro. En su caso, las verrugas se habían extendido de manera interna y tuvo que llegar a una intervención quirúrgica ambulatoria.
Lesbianas y VPH
“El problema más importante para la población LGBTIQ+ es la desinformación. El grupo de mujeres que tiene sexo con mujeres es el menos estudiado en relación al VPH y sobre el que hay un mayor desconocimiento por parte del personal de salud como de las mismas mujeres en eventual riesgo”, explica a Presentes Laura Svidler, cirujana coloproctóloga en el Hospital Fernández.
Es por esto que cuando a Cari (32 años) le diagnosticaron VPH, no sabía bien qué significaba. “Entendía, por generalidad, lo que es un herpes. Había ido a hacerme un control y no tenía ningún síntoma, nada, así que cuando me diagnosticaron VPH, mi primera reacción fue un baldazo de agua fría”, cuenta a Presentes. “Lo que más me asustó fue no saber hasta qué punto había puesto en riesgo a mis parejas sexoafectivas”.
Fue recién cuando cambió de ginecólogx y llegó a una profesional que ya había trabajado con disidencias que encontró un espacio de confianza para plantear todas sus dudas. “Ella me explicó que pude haber adquirido el virus por canal uterino al nacer o por compartir en casa accesorios de baño, ya que mi mamá había tenido una cirugía por VPH”.
A Cari también la calmó saber que, si el virus no se detecta en la prueba del Papanicolaou (Pap), es intransmisible. En su caso, la prueba había arrojado resultados negativos (que marcan la no presencia del virus), pero la ginecóloga insistió con hacer una biopsia, ya que, poco tiempo atrás, la habían operado por un melanoma extensivo superficial (un tipo de cáncer de piel).
Desinformación
“Cuando me enteré de que tenía VPH, un poco respiré, aunque no entendía cómo podía ser que el Pap hubiera dado bien. Tenía miedo de que fuera cáncer. Después me explicaron que, al igual que otros herpes, el VPH es algo que puede reaparecer en tu cuerpo y me asusté al saber que es un virus con el que tenía que vivir. Lo bueno es que, en este caso, era intransmisible”, cuenta Cari.
En cuanto a métodos de prevención, Cari admite que le hubiera gustado saber mucho más al respecto del VPH. “Soy lesbiana y, si tengo que ser completamente honesta, no siempre me cuido correctamente cuando tengo relaciones con otras mujeres. Si bien lo básico está muy difundido, la mayoría no parece tener muy clara la importancia de la prevención, sumado a que en las consultas con profesionales no dan muchas respuestas”, cuenta. “A mí me hubiera gustado saber sobre métodos de prevención doméstica (en la convivencia) y también sobre prevención para el sexo entre personas con vulva”.
Algunos mitos
“No es cierto el mito de que el sexo oral no transmite el virus”, explica Alejandra Gaiano. “Todo tipo de sexo puede transmitir el VPH: anal, vaginal, sexo oral. La única forma de prevenir la transmisión del VPH es estar vacunado y la utilización correcta del preservativo, pero esta no es 100% efectiva. El VPH es la única infección de transmisión sexual que puede transmitirse aún con la correcta utilización del preservativo porque es un virus muy pequeño y se transmite por contacto directo entre pieles e, incluso, con juguetes sexuales”.
“Tampoco es cierto que todos los tipos deriven en un cáncer”, continúa la infectóloga. “Hay casi 100 subgenotipos del virus de VPH. Es como decir que son 100 primos. Algunos primos tienen potencial de producir cáncer, los llamamos oncogénicos, y cuando producen infección, pueden derivar en cáncer cervicouterino, que el más frecuente, o de cabeza de pene, o anal, o cáncer orofaringio (de la boca y la faringe). Por eso es tan importante la vacunación.
“El 80% de las personas sexualmente activas hemos tenido contacto con VPH alguna vez en nuestras vidas, pero nos curamos con nuestro propio sistema inmune. Las personas con inmunodeficiencia tienen propensión a la cronicidad del VPH y, después de la cronicidad, pueden verse casos de pene, de cáncer anal, cervicouterino”.
*Por Alejandra Zani para Agencia Presentes. Ilustraciones: Kinky Vibe, organización dedicada a la difusión y educación en materia de sexualidad humana para lo queer que vende juguetes eróticos y realiza asesorías y consejerías.