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Las nuevas infecciones están aumentando en alrededor de 50 países, las muertes relacionadas con el SIDA no están disminuyendo lo suficiente y en torno a un 40% de los pacientes no tiene todavía acceso a un tratamiento.
El número de muertes por sida en el mundo sigue cayendo y en 2017 fueron ya menos de un millón. En paralelo, continúa en aumento el número de personas con VIH que reciben tratamiento. Pero un nuevo informe de la ONUSIDA, la agencia especializada en el tema, asegura que la respuesta mundial está en un punto precario si se espera cumplir con los objetivos fijados para 2020, entre los cuales se encuentran doblar el número de personas en tratamiento, acelerar el alcance de la prevención y detener las nuevas infecciones en niños.
La meta mundial “90-90-90” propone, para el año 2020, aumentar al 90% la proporción de personas que viven con VIH que conocen su diagnóstico, incrementar al 90% aquellas bajo tratamiento antirretroviral y que el 90% bajo tratamiento tenga carga viral suprimida.
“Estamos haciendo sonar la alarma”, dijo Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA, durante la presentación del informe el pasado miércoles en París. “Regiones enteras se están quedando atrás, los enormes logros que hemos alcanzado para los niños no se mantienen, las mujeres siguen siendo las más afectadas, los recursos aún no corresponden con los compromisos políticos y las poblaciones clave continúan siendo ignoradas. Todos estos elementos están frenando el progreso y deben abordarse urgentemente”.
Las preocupantes cifras
Según el infomre, las nuevas infecciones han disminuido en solo un 18% en los últimos siete años, de 2,2 millones en 2010 a 1,8 millones en 2017. Aunque es casi la mitad del número de infecciones nuevas en comparación con la cantidad máxima de 1996 (3,4 millones), la disminución no es lo suficientemente rápida para alcanzar el objetivo de menos de 500.000 para 2020.
Además, las infecciones están aumentando en unos 50 países. En Europa oriental y Asia central, el número anual se ha duplicado, mientras que en Medio Oriente y África del Norte ha aumentado en una cuarta parte.
Debido al impacto de la implementación de la terapia antirretroviral, el número de muertes relacionadas con el SIDA es el más bajo de este siglo (940.000). Sin embargo, el declive no es lo suficientemente rápido para alcanzar el objetivo de 2020 de llegar a menos de 500.000.
Niños y poblaciones vulnerables
El informe de ONUSIDA asegura que los logros obtenidos para los niños no se mantienen. Las nuevas infecciones por el virus entre los pequeños han disminuido solo un 8% en los últimos dos años, solo la mitad de todos los niños que viven con el VIH reciben tratamiento y 110.000 murieron de enfermedades relacionadas con el SIDA en 2017.
Aunque el 80% de las embarazadas que viven con el VIH tenían acceso a medicamentos antirretrovirales para prevenir la transmisión a sus hijos en 2017, 180.000 niños contrajeron el VIH durante el parto o la lactancia, lejos del objetivo de menos de 40.000 para finales de 2018.
Además, las poblaciones más vulnerables representaron casi la mitad de las nuevas infecciones a nivel mundial.
“El derecho a la salud universal es innegociable “, dijo el Sidibé. “Las trabajadoras sexuales, los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los presos, los migrantes, los refugiados y las personas transgénero se ven más afectados por el VIH, pero aún se los excluye de los programas de prevención y tratamiento. Se necesitan más inversiones para llegar a estas poblaciones clave”, recalcó.
Otras áreas de preocupación para ONUSIDA son el persistente estigma y discriminación, la violencia contra la mujer, las personas que viven tanto con VIH como con tuberculosis y la falta de fondos.
“Cuando la prevención combinada del VIH -incluidos los condones y la circuncisión médica masculina voluntaria- se lleva a cabo a escala, se logran disminuciones a nivel poblacional en las nuevas infecciones por el VIH. La profilaxis oral previa a la exposición (PrEP) está teniendo un impacto, particularmente entre las poblaciones clave. Ofrecer pruebas de VIH y asesoramiento a familiares y parejas sexuales de personas diagnosticadas con VIH ha mejorado significativamente el acceso a las pruebas”, asegura ONUSIDA.
Argentina
En la Argentina, de acuerdo al Boletín sobre VIH, sida e ITS del Ministerio de Salud de La Nación (diciembre 2017), hay 122.000 personas que viven con VIH. Sin embargo, el 30% de este grupo desconoce su diagnóstico.
Según el informe del Ministerio, es preciso acelerar el ritmo de los diagnósticos para alcanzar la meta del 90% de personas diagnosticadas, para el 2020. También, a las 70.000 personas que hoy están en tratamiento en los tres subsectores de salud, se deberían sumar otras 38.000 para alcanzar la meta del 90% de personas diagnosticadas, incluidas en tratamiento antirretroviral (TARV).
Uno de los fenómenos que más preocupa a los infectólogos en relación a la falta de detección temprana del VIH es la alta tasa de transmisión perinatal que persiste en nuestro país. Mientras que otros países han logrado reducirla a menos del 1% de los partos de madres con VIH, en Argentina la tasa de transmisión vertical continúa siendo de alrededor del 5%. Y la causa de que este indicador no disminuya -según entienden los especialistas- sería tanto el desconocimiento de la mujer respecto de su condición de persona viviendo con VIH como la falta de controles prenatales en ambos padres.