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“No hay cama”: desintoxicarse en un sistema de salud colapsado

Tectónicas las bolsas de basura, las bandejas, el plástico perdurable, apelmazados en la barranca a la vera del Río Salí. Son la barranca y el suelo, son la colina sobre la que han crecido arbustos y árboles, que parece un paraíso selvático, si olvidamos que la elevación se hunde por el peso y, que al hundirse, desprende gas metano. Si ignoramos el humo turbio que sale de la planta de residuos patológicos al frente de la colina. 

Yor, que se llama Víctor G., tiene 39 años, prende un cigarrillo cuando nos paramos en el camino hecho a paso de hombre y animal en medio de la vegetación. 

-Preguntá lo que vos quieras, reina-. 

Me preocupa que quiera fumar su Rodeo y no pueda mientras habla para responderme todas las preguntas que le hago.

 -Puedo fumar igual-. 

Conversamos sobre el barrio en el que vive, Los Vázquez, a la vera del río en Tucumán, pequeño, a diferencia de otros, como La Costanera. 

En algún momento de la conversación Yor comenta que desde hace meses tiene una recomendación para que lo internen para desintoxicación y deshabituación en el Hospital Obarrio, pero no consigue cama. El consumo de sustancias es uno de los problemas que signa el barrio. Un mural de “Ni Un Pibe Menos Por la Droga” inaugura la entrada por la calle principal. 

-He empezado a ir al Hospital del Carmen por intermedio de los profesionales que vienen aquí, ellos me han sacado turno con el psiquiatra de ahí al principio del año-. 

Desde entonces, Yor está en tratamiento ambulatorio por consumo de sustancias, un procedimiento que no implica permanencia en el hospital

-Pero, con este tratamiento, no hay forma desde el punto de vista mío ni de el psiquiatra de que yo pueda parar de consumir-, explica.

-¿Y qué te dijo el médico?– pregunto.

Que lo mío es para internación porque no hay otra manera de cortar el consumo que tengo. Él me ha hecho la derivación, ya desde hace tres meses me viene haciendo la derivación para que yo pueda internarme diez o quince días para la desintoxicación-. 

Paciente 39 años de edad. Tratamiento ambulatorio, inestable. Consume todos los días, se indica realizar internación para desintoxicación. Se lee en una receta autorizada por un psiquiatra del Hospital de Clínicas Nuestra Señora del Carmen cuya gestión depende del Ministerio de Salud de la provincia. Yor tiene una recomendación de mayo y otra de julio, me dice que en junio también se la dieron y “veremos que pasa cuando vaya ahora, en agosto”. 

La internación es una parte del proceso clínico, no una cura, y en este caso coincidimos psiquiatra y el equipo de psicólogos y trabajadores sociales en la evaluación. Es necesaria una internación por razones orgánicas, por la compulsividad que tiene el consumo, como parte del proceso terapéutico-, explica el psicólogo Emilio Mustafá sobre el caso. 

A los 18 años, cuenta Víctor, empezó a consumir y no paró hasta los 28. En esa década, no tuvo contacto con ninguna clase de servicio de salud. 

Ni por chequeo médico, ni por ninguna enfermedad, menos iba a ir por el consumo que tenía porque no contaba con la ayuda necesaria, con el apoyo para poder ir, por ejemplo, a un CAPS o a un hospital. Alguien que te oriente y te diga qué tenés que hacer, cómo tenés que ir-.

Entre los años 2014 y 2015 llegó un grupo de profesionales al barrio para trabajar los consumos problemáticos desde una perspectiva de la psicología social y comunitaria. Fundaron el grupo terapéutico barrial Con Esperanza Nos Fortalecemos que gestiona un merendero en el que trabajan los vecinos. Yor cuenta que fue entonces, recién entonces, cuando supo que existen los derechos y un sistema público cuyo deber es garantizarlos. 

La sociedad, sus tramas, comprender los tejidos fuera de los ciclos cotidianos en los que, inmersos, pensamos que son naturales y que la vida es eso, se reinauguran en un cuerpo que debe aprehenderlos todos. Yor nació en un sistema público existente, en formas de salud, de educación dadas, ¿pero cómo se vive cuando se desconocen los funcionamientos del sistema? ¿Cómo asegurar su transmisión?

Imaginate, Yor está apoyado por un grupo de profesionales que trabaja en el Estado y no puede conseguir cama para la desintoxicación, ¿qué pasa con alguien que no lo está? ¿Qué pasa con una mamá en un barrio que la mandan a una guardia y ahí le dicen que no hay camas y que vuelva a la casa con su hijo o vaya después?-, cuestiona Mustafá.

¿Cómo puede el Estado garantizar la atención en salud que debe a sus ciudadanos?

Un sistema de salud colapsado

Después de revisar archivos, lo que se ve es que este tipo de hospitales, psiquiátricos, estuvieron siempre colapsados, los titulares de los diarios son todos, “no hay cama…”-, dice el psicólogo e investigador Benjamín Azar.

En Tucumán, el Hospital Juan M. Obarrio es el sitio de internación y tratamiento en el área de salud mental. Un hospital, todavía, monovalente con 90 camas disponibles para la internación de varones, mientras que la población provincial es de 1.700.000 personas según los datos del último censo nacional. En este hospital, el servicio 5 es el que trata consumos y tiene, aproximadamente, 9 camas disponibles.

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En el año 2022, dos organizaciones hicieron un pedido de acceso a la información pública al entonces director del Hospital Obarrio. Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales (ANDHES) y el Centro de Estudios y Acciones en Salud Mental y Derechos Humanos (CEA) solicitaron conocer el número de personas internadas en la institución por servicio, la cantidad desagregada de profesionales que trabajan ahí, la tasa de reingreso de las personas, entre otros datos. 

A este pedido, se sumaba otro al Director de Salud Mental y Adicciones, en el que se solicitaba información sobre los presupuestos asignados y ejecutados en materia de salud mental y la situación epidemiológica de salud mental en la provincia con los datos correspondientes. Hasta la fecha, ambos pedidos permanecen sin respuesta y no hay información disponible en los portales oficiales. 

Dejar de consumir, en primera persona

Cuando consumís, el tiempo se te va volando, vos lo único que pensas es en consumir y una vez que has arrancado a consumir, ya te olvidás de todo, no te importa dónde andás, qué andás haciendo, te olvidás de todo lo demás-, explica Yor. 

A los 28 años decidió dejar de consumir por primera vez.

Había dejado durante cuatro días, el quinto día era una cosa que yo ya no aguantaba, me tiraba en la cama y el corazón me bombeaba, todo mal. Era una cosa que tiritaba, me tiritaba el cuerpo, no aguantaba más-.

Cuenta que ese primer corte, que duró cinco años, tampoco fue mediado por instituciones de salud, trató los síntomas de la abstinencia con un jugo de cáscaras de naranja que le recomendó una vecina cuya hermana también había estado en consumo. Pero sí empezó a contar con el apoyo del equipo de psicólogos que iba al barrio a trabajar, también fue a un policlínico para hacerse los controles de salud de rutina. 

Pero recayó. Inició tratamientos ambulatorios que se interrumpieron por las vicisitudes de su vida y del contexto. 

Después de la pandemia, trataba de buscar la forma de no consumir, pero me era imposible porque no podía parar. A pesar de que tenía los medicamentos, todo, no podía parar, no podía, no podía, no he podido, no he podido-. 

Los distintos profesionales consultados para este artículo coinciden al señalar que la demanda en servicios de salud mental, así como los consumo problemáticos de sustancias, han incrementado muchísimo en los últimos años.

En este caso, un psiquiatra dentro del mismo sistema público de salud es quien da el criterio que indica la internación-, explica el especialista Emilio Mustafá. -Y es una muestra de la fragmentación que hay en el abordaje de las adicciones. Los colegas excedidos por la demanda, la falta de recursos y una fragmentación legitimada por la burocracia que la sufren los que necesitan la atención-. 

Mientras tanto, todavía en su casa, en el edénico Los Vázquez, cuando termina el frío y se acerca la primavera, Yor se sienta, comparte con sus hijos, familia, vecinos, espera a ver si este mes tendrá lo que necesita para poder desintoxicarse, el paso necesario para que pueda continuar con su proceso clínico de rehabilitación.

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