Tres personas del colectivo LGBTIQ+ murieron en menos de 10 días en situaciones que son investigadas y en donde está involucrada la policía. Los tres casos sucedieron en provincias del interior del país por lo que los medios nacionales poco se enteraron de lo sucedido.
Matías Ruíz era un peluquero tucumano de 27 años que vivía en Salta. Era gay. Lo primero que se supo fue que lo encontraron corriendo desnudo en pleno invierno por Parque San Martín, se dijo que luego cayó y murió. Pero después salió a la luz un video donde se ve al joven rodeado de policías, sentado en el piso, esposado pidiendo ayuda y que no le hagan nada. Las causas de su muerte están siendo investigadas y hay efectivos policiales detenidos de manera preventiva.
Fátima Belén Barrios vivía en Formosa. Era una joven trans de 29 años. La noche del 17 de julio se encontraba en la habitación que alquilaba junto a otras personas. Según declaraciones, la dueña del alquiler llamó a la policía alegando ruidos molestos y a Fátima se la llevaron a la comisaría junto a una amiga. Al día siguiente apareció muerta en el calabozo. A su madre le dijeron que había muerto de sobredosis, pero su cuerpo estaba golpeado.
Victoria Núñez tenía 27 años, como Matías. Era una mujer trans, como Fátima. Vivía en Paraná junto a su novio. El día 21 de julio a la madrugada su pareja llamó a la policía porque Victoria se encontraba en un estado mental alterado. En el domicilio también estaba su madre quien presenció la violencia con la que fue tratada Vicky por la policía, quienes se la llevaron esposada al hospital San Martín, pero no llegó con vida, murió en el camino y su muerte fue caratulada como dudosa.
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Mientras estas muertes sucedían, Argentina se convertía en el primer país de Latino América en tener un DNI no binario y, por lo tanto, reconocer la existencia legal de otras identidades que desbordan el binarismo de género. Además, recientemente el Congreso de la Nación aprobó la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans, una ley que busca revertir años de discriminación y exclusión de este colectivo.
Las vidas del colectivo LGBTIQ+ son vulnerables. Algunas más que otras. En los casos de Fátima, Matías y Vicky surgieron detalles sobre el estado de su salud mental y problemas de consumo de sustancias.
Existen estudios científicos sobre los trastornos mentales dentro del colectivo LGBT que señalan que la prevalencia es mayor que entre la población heterosexual. Las violencias cotidianas que sufre el colectivo se vuelven obstáculos para el acceso al sistema sanitario. Las posibilidades de muertes violentas también son mayores, y estos desenlases fatales están vinculados a la discriminación y la exlusión sistemática.
Además, estas tres muertes dejan al descubierto la incapacidad de las fuerzas de seguridad, en su formación a nivel nacional, para resolver situaciones por fuera de la violencia. En particular, cuando se trata del colectivo LGTIQ+. El último informe de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), reveló que en 2020 hubo 152 crímenes de odio. El 84 por ciento fueron mujeres trans. El 11 por ciento murió en manos de personal de las fuerzas de seguridad.
A pesar de ser un país con un amplio marco legal en materia de derechos del colectivo LGBTIQ+, el primer derecho de toda persona, el derecho a la vida, no puede ser garantizado y es el propio Estado, a través de las fuerzas de seguridad, quien lo vulnera constantemente.