Días atrás se estrenó en Buenos Aires el documental sobre la artista multidisciplinar británica de ascendencia tamil cingalesa, que construyó una carrera arrasadora y de revolución estética, tanto audiovisual como musical, a partir de un análisis contestatario de su propia historia de vida, la cual, en sus comienzos, transitó fuera de toda zona de confort en medio de una guerra.
“Ser una persona de color marrón y estar ahí sin chuparle el culo a nadie es más ofensivo que matar a alguien”, dispara Mathangi “Maya” Arulpragasam, más conocida como M.I.A., en un tramo del documental llamado Matangi / Maya / M.I.A que acaba de estrenarse en Buenos Aires y que muestra cómo la artista tuvo que surfear prejuicios, la xenofobia y el racismo que sostienen el ‘american way’.
M.I.A. o Missing In Action (desaparecida en acción) es una referencia política que la cantante, compositora, productora musical, artista visual y directora británica de ascendencia tamil cingalesa indica sobre de su experiencia de vida alrededor del saldo de 70.000 muertos que dejó la guerra civil en Sri Lanka, una batalla fraticida que la cantante plasmó en su recorrido autoral. Pero, hay algo más; curiosamente, a la carga política de su carrera se suma una revolución estética en todas las disciplinas que supo experimentar, dejando su impronta y sello personal en cada una de sus creaciones.
M.I.A. nació en 1975, en el municipio de Hounslow, Londres. Hija de Kala, una costurera y de Arul Pragasam, un ingeniero, escritor y activista. A sus seis meses de edad, su familia se trasladó a Jaffna, un pueblo tamil ubicado al norte de Sri Lanka. Allí, su padre adoptó el nombre Arular y se convirtió en un activista político y miembro fundador de la Eelam Revolutionary Organisation of Students (EROS), un grupo político tamil afiliado a la Liberation Tigers of Tamil Eelam (LTTE). Los primeros casi once años de vida de Maya estuvieron marcados por el desplazamiento constante de su familia, oculta del ejército por la guerra. Maya tuvo poco contacto con su padre durante ese período.
Luego, nuevamente en Londres, M.I.A. comienza durante la adolescencia su formación artística. Comenzó su carrera en 2000 como artista visual, directora de cine, y diseñadora. En sus primeras composiciones musicales se basó en gran medida de la Roland MC-505 secuenciador, una caja de ritmos electrónicos que potenció su espíritu creativo y experimental alrededor del sonido.
Multifacética, sus composiciones combinan elementos de música electrónica, dance, rock alternativo y hip hop. Su último trabajo marcó una evolución en su sonido, presentando texturas en capas de instrumentos, electrónica y muestras inusuales de sonido para crear su distintiva vanguardia y estilo musical.
Líricamente, referencias políticas, sociales, filosóficas y culturales han desafiado las convenciones existentes de música. Incluso, M.I.A fue uno de los primeros y primeras artistas que intentaron llegar a su público a través de Internet, al publicar muchas de sus canciones y videos de 2002-2005 antes de la existencia de YouTube.
A su vez, la joven consiguió fama a principios de 2004 por sus singles Sunshowers y Galang, trazando en el Reino Unido y Canadá, y alcanzando el número 11 en los Billboard Hot Dance Singles Sales en los EE. UU. También ha sido nominada para un Premio de la Academia, dos premios Grammy y el Premio Mercurio.
Matangi / Maya / M.I.A.
Premiado en el Festival de Sundance, el IndieLisboa y en las entregas de los IDA y los Cinema Eye, este documental expone a partir de cientos de horas de material de archivo íntimo, las múltiples facetas artísticas y políticas de M.I.A. (Inglaterra-Estados Unidos-Sri Lanka/2018).
Dirigida por Stephen Loveridge, mediante material grabado en su mayor parte por ella misma, el documental es una amplia selección de escenas de su vida que traza desde su infancia hasta su situación actual.
Según el crítico de cine Javier Abaca, ciertamente, bien podría catalogarse a Matangi / Maya / M.I.A como un documental político que denuncia a través del testimonio y el activismo de M.I.A los abusos del gobierno y el ejército esrilanqueses, la escalada de violencia de la guerra y el genocidio del pueblo tamil, prácticas impunes ante la comunidad internacional durante años.
“La contundencia que alcanza su mensaje es, sin lugar a dudas impresionante”, arroja el crítico, “pero lo que me fascina aún más es que ni siquiera es éste el propósito principal de la cinta; tal es el convencimiento que emana de la figura que retrata. Al fin y al cabo, esta película va sobre M.I.A y sus aristas artísticas y personales. Y no es casual que alguien con su pasado, hija de un activista político, refugiada y marcada de por vida por el ejemplo de su padre (como llega a decir en un momento dado, su padre no le permitió una infancia ‘normal’, pero se convirtió en alguien mucho más crítica)”, agrega.
A su vez, el crítico señala que es de hecho el contraste entre la M.I.A tamil, refugiada y activista, y la M.I.A acomodada y absorbida por el éxito y la conformidad con la industria musical la mayor contradicción en la vida de la cantante, algo que está presente de manera explícita o subtextual en gran parte del documental. Entiende y empatiza con la búsqueda y revindicación de la identidad propia, con el rechazo a las reglas del ‹star system› y a su celebración de las personalidades encorsetadas y acomodaticias. Pero también refleja una desconexión entre su pomposo y mediático estilo de vida y la miseria que denuncia y que los medios mantienen oculta, algo que, se convierte en un quebradero de cabeza para ella misma, y que explica aún más su reacción violenta ante el sistema que la ahoga y desafía su identidad, en ocasiones de una contundencia y muestra de integridad moral admirables, en otras en cambio mediante actos irreflexivos y chiquilladas, como es el caso de su famosa peineta en la Super Bowl de 2012. En todas ellas como un reflejo de la frustración y de la inconformidad frente a una industria que la silencia y tergiversa, y de la que a medida que avanza el documental se siente más y más alejada.
Para cerrar, Abaca señala que Matangi / Maya / M.I.A es un documento biográfico excelente, que nos permite conocer pedazo a pedazo la personalidad de su protagonista, sin duda una mujer polémica, comprometida con sus ideales y complicada en las numerosas aristas de su vida personal y mediática, contradictoria en ocasiones y consciente de su pasado y de su identidad. Es a su vez una denuncia política, un dardo a la hipocresía de los ‹mass media› y de la industria del entretenimiento, un retrato familiar intimista y una narración de éxito lastrado en parte por la controversia y la censura.
Matangi/Maya/M.I.A. EE.UU. / Gran Bretaña / Sri Lanka, 2018. Dirección: Steve Loveridge. Documental.
Fuentes: Indie Hoy – Infonews – Wikipedia – Cine maldito – miadocumentary.com