Desde la Multisectorial de Mujeres y el colectivo Ni Una Menos Tucumán, se realizó una presentación al Ministerio Público Fiscal y a la Corte Suprema de Justicia en el marco del juicio por el femicidio de Ana Ríos que tiene como imputado a Facundo Guerrero. Desde La Nota conversamos con Andrea Liquin, abogada que acompaña a la querella que representa a la madre de Rios, sobre los argumentos de esta presentación. “Nos parece gravísimo que en Tucumán las mujeres sigamos siendo ciudadanas de segunda para la Justicia”.
Para las organizaciones, existe una falta de perspectiva de género en los operadores del sistema judicial que se observa durante el transcurso del debate oral, especificamente con la jueza Alicia Freidenberg.
Las faltas policiales en la investigación preliminar del hecho
“Desde el primer momento el manejo de la investigación penal preparatoria tuvo inconvenientes y falencias en cuanto a la ausencia de la perspectiva de género en el abordaje”, señaló. “Durante el debate oral, con el expediente en la mano y toda la prueba formal que está dentro de los distintos cuerpos del expediente, nos dimos cuenta que desde la Fiscalía investigó mal”.
“Desde el momento cero, la policía al llegar al lugar de los hechos, durante el transcurso de las primeras horas, hablaba de un accidente de tránsito. De hecho en el vídeo que muestra el oficial con la GoPro de la guardia motorizada, se escucha que todo el tiempo dice que fue un accidente de tránsito. Era una chica con sangre en la cabeza en ropa interior. Luego todo el tiempo al imputado casi que lo trataban de contener en vez de hacer preguntas pertinentes a los fines de apartarlo de la escena. Tenemos protocolos internacionales y nacionales para la investigación de las muertes violentas de mujeres. Lo primero que hay que investigar con quién estaba, dónde era el lugar de los hechos y por las características estamos hablando de una posible comisión de un femicidio porque estaba en el departamento de su pareja y la única persona que estaba con ella era él”, remarcó Liquin.
“Jamás se preservó el lugar de los hechos, tampoco se realizó una planimetría. Se hizo un croquis a mano alzada sin ningún tipo de medidas ni con un centímetro. En la ambulancia en la que trasladan a la víctima al hospital sube la pareja que podría ser el principal sospechoso. El señor Guerrero subió dos veces al departamento y una de esas veces sin acompañamiento a buscar un teléfono cuando podría haber adulterado alguna cuestión incluso hasta sin querer abriendo una puerta. Hasta el fallecimiento de Ana, la médica perito de la Policía atendió otra vez sin perspectiva de género. Por un criterio pericial médico no se le realizó autopsia al cuerpo de la víctima”, enumeró la abogada.
Por otro lado, también señalaron una falencia previa, cuando en 2016 Ríos había formalizado una denuncia por violencia de género en contra de Guerrero. “Poder efectivizar dicha denuncia resultó un peregrinar por comisarías que no quisieron recepcionar la denuncia, la víctima no fue contenida y luego de lograr formalizar denuncia fue derivada para la realización de pericias médicas y que cuando la víctima se apersonó al lugar correspondiente, no sólo no había personal que pudiera guiar a la víctima, sino que además las condiciones asepsia del lugar y la falta de profesionales médicos hicieron que una víctima golpeada, angustiada, con miedo y cansada no pudiera completar el correspondiente procedimiento de revisión y constatación de las lesiones que presentaba, perdiéndose nuevamente pruebas fundamentales para poder probar el hecho y obtener una correspondiente sanción”, mencionó. “Hay pericias pendientes en el equipo de investigación fiscal, según la querella nunca actuó con celeridad en la investigación”.
Sobre el tribunal
Para las organizaciones, esta falta de perspectiva de género en los operadores del sistema judicial se observa también durante el transcurso del debate oral, especificamente con la jueza Alicia Freidenberg.
Desde un primer momento, se cuestionó la cantidad de testigos que se aportaron, entendiendo que era una pérdida de tiempo. “Es un principio en la investigación de este tipo de muertes la amplitud probatoria, ya que generalmente la violencia de género ocurre en la privacidad, y por lo tanto los únicos testigos directos son la persona que hoy no está y el acusado que no va a decir la verdad. Todos los testigos que nos puedan aportar elementos para comprender la complejidad del contexto, tienen que ser escuchados y de ninguna manera son una pérdida de tiempo”, explicó Liquin.
El juicio va por la octava audiencia y debería haber terminado incluso la semana pasada. Hay desorganización por lo que se ha hecho ir a testigos dos o tres veces a los tribunales. “Testigos que están sufriendo porque implica remover momentos dolorosos y tener que cruzarse con el imputado”.
En el juicio por el femicidio de Ana Ríos declara una de sus amigas. Antes de empezar fue interrogada por Cergio Morfil, defensor del imputado Facundo Guerrero, por sus publicaciones en Instagram. Se proyectó en la sala el perfil completo de esa red social de la testigo. pic.twitter.com/QEQdk5NwOu
— La Palta (@LaPalta___) August 9, 2022
También señalaron que el tribunal rechazó a un perito criminalístico de la provincia de Córdoba. “Hizo un trabajo exhaustivo y súper comprometido. Tiene formación en perspectiva de género y podría haber aportado un elemento más a esta causa, destruyendo esta amplitud probatoria que se debe tener en estos casos”.
La abogada también se refirió al hostigamiento hacia los testigos principalmente a los aportados por la querella y la Fiscalía. “El tribunal ha sido muy agresivo sin respetar la dignidad que tiene toda persona y de los testigos que no están sentados en el banquillo de los acusados, sino que son ciudadanos comprometidos a contar lo que vieron o lo que oyeron y no a dar razón de hechos como si fueran los culpables de algún acto delictivo”.
“Nos ha preocupado la revictimización hacia una víctima indirecta que fue la señorita Huerto, la persona que acompañó a hacer la denuncia en el 2016 sometiendola a un careo totalmente innecesario. Duraron más las malas formas de la jueza Freidenberg en la orden de cómo sentarse y cómo mirar al imputado, de lo que duró el careo en sí mismo.
A otras dos testigos amigas de ana, la doctora Freidenberg las cuestionó por publicaciones en sus redes sociales personales intentando coartar también su libertad de expresión, quien generó una situación totalmente hostil para las testigos lo que se notó en su testimonio el nerviosismo y la angustia, que se trasladó en lágrimas y muchas veces casi una imposibilidad de poder dar sus testimonio de una manera tranquila y detallada.”
Son más de 30 las personas que firmaron la nota en representación de organizaciones sociales, sindicales, partidos políticos, de derechos humanos. “Esperamos que esto ayude a visibilizar lo que está pasando y que se garantice que en el juicio haya perspectiva de género y que a futuro se corrijan todas estas falencias para que las mujeres realmente dejemos de ser ciudadanas de segunda, empiecen a protegernos y que, cuando lamentablemente hay que ejercer actos de reparación por que se han perdido vidas, se apliquen todas las normativas a las que el Estado argentino ha suscrito y está obligado a respetar”, finalizó Liquin.
Foto realizada por La Palta en el marco de la cobertura del juicio