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En los últimos tiempos, en las redes sociales han proliferado una cantidad alarmante de perfiles de gurúes financieros que aseguran “multiplicar tus ganancias en días“. Para engancharte, te prometen “escalar” tus ingresos de 1000 USD a más de 30.000 USD mensuales. Este fenómeno, que algunos ya denominan “ponzidemia” – recomiendo seguir el hashtag en X para mantenerse actualizados-, no solo explota la desesperación económica de muchos en épocas de profundas crisis económicas y sociales, sino también perpetúa modelos de aspiraciones vacías y profundamente cuestionables.
Los protagonistas de este esquema suelen ser hombres jóvenes, de no más de 23 años, que venden una estética de éxito rápido: automóviles de lujo como Mustangs o BMWs, reloj rolex, mansiones en Miami o Dubái y un estilo de vida que promete libertad financiera absoluta y un cuerpo “tallado”. Utilizan un lenguaje relajado como “masivo”, y se tratan de “bro” mutuamente.
Sin embargo, al examinar sus propuestas, el vacío es evidente: no te venden un producto tangible ni un servicio comprobable. Lo que ofrecen son cursos u “oportunidades” que, en realidad, son parte de una estructura piramidal clásica.
El jefazo
Un referente clave de esta tendencia es Amadeo Llados, quien ya enfrenta causas legales en España por sus supuestos métodos financieros. Llados es un influencer madrileño de 32 años residente en Las Vegas, que ganó notoriedad en los últimos años por sus controvertidos métodos de coaching y promesas de enriquecimiento rápido. Enemigo de la “panza”, a través de sus redes sociales, ofrece cursos valorados en aproximadamente 1.800 euros para sumarte al “Club de los Jefazos”, asegurando a sus seguidores que pueden convertirse en millonarios siguiendo sus enseñanzas. Además, estableció una red de afiliados que obtienen comisiones por cada nuevo cliente que incorporan.
En julio de 2024, más de mil exseguidores presentaron una macroquerella ante la Audiencia Nacional de España, acusando a Llados de estafa, estafa piramidal y delitos de odio. Los querellantes alegan que Llados hacía creer a sus “clientes-suscriptores” que obtendrían un título legítimo al recibir su curso, a pesar de no tener competencias para emitir certificaciones válidas. Además, se le acusa de promover la discriminación contra personas con sobrepeso y aquellos con ingresos bajos, a quienes despectivamente llama “mileuristas”.
A pesar de la gravedad de las acusaciones, en septiembre de 2024, la Audiencia Nacional se declaró no competente para investigar el caso, argumentando que los hechos imputados no correspondían a su jurisdicción. Esta decisión generó controversia y debate sobre la eficacia del sistema judicial para abordar este tipo de delitos en la era digital.
Fuera de la matrix
En Argentina, Matías Cardozo se posicionó como uno de los voceros de este movimiento, replicando un discurso de autosuperación y “revolución económica” que cautiva a quienes buscan salidas rápidas a las crisis. La confusión y la falta de transparencia son sus mejores aliados y buscan víctimas vulnerables y desesperadas. Cardozo cuenta que en un año y medio logró transformar su vida y se muestra en un departamento de 6.500 dólares mensuales en Puerto Madero, dejando propinas de 50.000 pesos, y usando un rolex que no marca la hora. Sería algo así como un coaching, muestra su vida 24/7 en redes sociales, y con tan poca experiencia ofrece una masterclass de dos días que cuesta $3000 USD.
Actualmente, su perfil suma más de 150.000 suscriptores, y si bien en sus videos muchos comentarios exponen el supuesto fraude de Cardozo, tiene mucho alcance en gente joven.
La estrategia de estos perfiles recuerda al funcionamiento de una secta. Por un lado, porque incentiva a los participantes a alejarse de los vínculos que puedan hacerlos dudar sobre la veracidad de los cursos. Y por otro, porque promueven la idea de que “Dios está primero que nada” como justificación de sus decisiones y estilo de vida. Ni hablar del contenido machista y gordofóbico de los discursos.
Millonario en un mes
Ramiro Cubría y Agustín Nievas saltaron a la fama a principio del 2024. Cubría fue fundador de High Income Skills Academy y luego quedó desvinculado. Con Nievas tienen un proyecto en común que se llama “Club de Negocios” pero actualmente no está activa la página de instagram. Ahora pasaron a otro esquema que llamaron “Sell your knowledge”.
Se hicieron famosos por subir videos desde un departamento de Dubai, criticar las universidades, ostentar sobre sus lujosos gastos, y dar algún que otro consejo de vida. Actualmente Cubría volvió a vivir a Córdoba (comparte toda su vida en redes sociales).
En mayor o menor medida, todos estos influencer responsabilizan a cada quien por la posición económica que tenga sin importar el gobierno del país en el que viva, ni sus condiciones iniciales. El fracaso es un producto individual, la consecuencia de no haber salido de la Matrix.
En Argentina, el caso de Generación Zoe desmanteló y puso sobre la mesa el debate sobre las estabas de esquema Ponzi. Su mentor, Leonardo Cositorto enfrenta un juicio por presunta estafa y asociación ilícita. Este ‘coach ontológico’ de 53 años, mezcla de predicador evangélico y de gurú financiero, utilizaba cursos de coaching, mentoring y trading como fachada para vender “membresías” y “bots”, prometiendo rendimientos irreales del 7,5% mensual en dólares, con bonos adicionales que podían alcanzar hasta el 40%. También realizaba eventos ostentosos, participaban en programas de televisión y montaban oficinas de lujo para generar una falsa apariencia de legitimidad y solvencia.
El conocimiento es poder
Para profundizar en este tema, es relevante mencionar las opiniones de expertos como Maximiliano Firtman, periodista especializado en estafas piramidales. En una entrevista reciente, Firtman analizó casos como el de “Knight Consortium” en la plataforma “RainbowEx”, destacando cómo estas estafas se aprovechan de la falta de regulación y la desesperación.
“Empecé a hablar de ‘ponzidemia’ a partir de chicos que le dicen a otros chicos que dejen el secundario, que no vayan a la universidad”, explicó Firtman en una entrevista. “Chicos de 19 años que les quieren enseñar a uno de 16 cómo ser millonario en tres meses, cómo hacer ‘plata fácil'”.
Una de las aristas más preocupantes de esta problemática es la participación de niños. Hay perfiles de niños de 10, 11 y 12 años que siguen el mismo modelo e incentivan a otros a usar el dinero de sus padres para “invertir”.
Este fenómeno también plantea preguntas más profundas sobre los valores que se están promoviendo en las redes sociales. El sueño de “éxito” que venden estos jóvenes no está basado en el esfuerzo, la innovación o el impacto positivo en la comunidad, sino en un consumo ostentoso y superficial. Al mismo tiempo, sus propuestas alimentan un sistema donde el éxito de uno depende de la pérdida de muchos.
Si bien estos perfiles proliferan, también los hay de aquellas personas interesadas en desarmar estas pantallas vendehumos, por lo que mantenerse informado hoy es fundamental. Cuanto más conocimiento tengamos, mejor vamos a evitar caer en estafas y ayudar a otras personas para que no caigan en ellas.
En un contexto donde el individualismo y el éxito económico se ven exacerbados, con el crecimiento de las apuestas online y la ludopatía detectada cada vez a edades más tempranas, urge abrir el debate sobre cómo enfrentar esta “ponzidemia” desde la educación financiera -de grandes y chicos- y la regulación de estos discursos en las plataformas digitales.