El vínculo humano como procedimiento en el teatro

María José Medina es tucumana, Licenciada en comunicación social, Actriz y Docente. Dicta el taller “Actuaciones” desde el 2017 y reflexiona sobre el acompañamiento a actores y actrices en su formación.

Hacía mucho tiempo que las horas no se me pasaban sin darme cuenta, hablando de teatro y de la vida. Afuera llueve mucho y en los audios que desgrabo se escuchan varias frenadas de autos que pasan, adentro María José me cuenta las cosas que descubrió dando los talleres de actuación que coordina. Son ideas que la ayudan a decidir qué caminos tomar para el día a día y en el trabajo de formación de actores y actrices. Ideas que descubrió viviendo, observando, sorprendiéndose, y “queriendo a los actores” en sus búsquedas, conversando y preguntándose siempre.

María José Medina es tucumana, Licenciada en comunicación social, actriz y docente, así dice que la presente, porque  ahora se anima a decirlo. Yo agregaría investigadora. La escritura y el registro son una de sus herramientas, y siente que puede investigar porque está con los actores.

Le gusta la docencia y la investigación en base a la práctica. Desde el 2017, dicta el taller “Actuaciones”, junto con su compañero Sergio Prina, un espacio de formación alternativo a la facultad, pero también participa en diferentes proyectos teatrales y de cine.

Es un espacio que fue creciendo y haciéndose conocido por trabajar en el entrenamiento actoral, y que destaca por la modalidad de trabajo que propone su actual coordinadora.

“Hace tiempo que vengo pensando el vínculo que se genera entre directores y actores/actrices. Revalorizar la idea del vínculo humano con el que está en escena, tener en cuenta al sujeto que está trabajando, que se está exponiendo, poniendo toda su expresividad delante de vos, es muy importante. Recordar que es una persona con un montón de complejidades y que ese trabajo no se puede separar del  trato respetuoso y cuidadoso con ella. Hay que pensar la libertad y el trabajo interior de esa persona”, dice.  

Ella fue desarrollando una investigación de un determinado tipo de entrenamiento de actuación (pensando procedimientos, consignas, etc.), que es un entrenamiento perceptivo, para que la persona se anime a explorar su propia expresividad, pueda reconocer sus singularidades expresivas y de esta manera, ir tomando decisiones. Y como una herramienta procedimental para esto, el vínculo humano es fundamental para poder  encontrar un espacio de confianza y buscar libremente, conteniendo y acompañando desde él, al que está en escena.

Pensó este factor indispensable de lo humano para el teatro, pero también para el cine, “donde el actor a veces boya y el problema creo es que muchas veces los otros no se dan cuenta de que es un ser humano buscando”. Pero a la vez, también sus palabras me hacen sentir que lo pensó para todo.

María José siente que lo alternativo, lo no formal, en su caso personal, la liberó en muchas cuestiones. “El hecho de poder esperar al otro es importante. En este mundo casi todo se mueve por  una cuestión de efectividad. El crecimiento no está tanto en el resultado, en el producto final, sino en el ‘mientras tanto’. Vivimos en un mundo con un sistema laboral donde es muy fácil olvidarse que la gente son seres humanos”, dice con total sinceridad.

El taller le hace bien a la gente y a ella también. “Le da sentido a mi existencia, encontré lo que me gusta hacer”, dice emocionada. Está ahí y se olvida por unas horas de que el mundo transcurre, entregada al proceso de construcción de los actores, está ahí, muy presente. Es su especie de trinchera, donde intenta construir desde otras ideas diferentes a las que rigen afuera.

Pensar colectivamente o en pareja la docencia no es algo muy común, porque el rol del que enseña está ligado la mayoría de las veces a saberlo todo, pero ella apuesta a pensarjunto a otros el taller, ve esto como una necesidad. Por eso, charla mucho con su compañero que, como ella, también es actor. Y quizá sea un poco por eso también que sienten que pueden empatizar tanto con los actores en escena, porque ambos siguen actuando paralelamente y sus visiones se fueron complementando entre lo que es la dirección y la actuación. 

Piensa también con los alumnos, hay un intercambio permanente. “En la creación hay muchos ‘no sé’, y uno viene de un mundo donde no está tan bien decir esto (…) En el taller se arma una red de gente mirando el signo, pero como signo cultural también y lo que a vos se te escapa, otro lo puede percibir”.

Para generar ficción cree en el procedimiento de la espera, siente que no hay que provocarlo desde la incomodidad, ella cree más en la confianza y que la persona se suelte, porque ahí va a aparecer lo singular.

“Pretendo un mundo donde se valore el vínculo humano y hago todo lo posible para que eso suceda, vivo de este trabajo, genero una ganancia a través de este taller, pero también sé que una cuota de un alumno no es un sinónimo para que esta persona permanezca en el taller”, afirma.

Me toma tiempo procesar todo lo que dijo, pero está bien, creo y me espero y pienso que la construcción de los espacios desde lo alternativo aparece ya no en el horizonte, ni en el deseo, sino en el aquí y con los otros, para intentar otras reglas que ayuden a habitar este mundo.

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