Se cumplen 17 años de la aprobación de la ley 26.150 que crea el programa de Educación Sexual Integral. Este aniversario es una buena oportunidad para repasar un poco sobre la historia de implementación de la ley que siempre parece estar cubierta de ataques y desinformación.
Por la complejidad y la extensión de la historia , y solo como una invitación reconstruir nuestra propia historia, les propongo recuperar cinco momentos de la implementación de la ESI.
- Que sea ley también fue una batalla
Durante muchos años especialistas en educación y en salud, desarrollaron los argumentos necesarios para fundamentar la existencia de un programa que reúna los preceptos básicos de la educación sexual del sistema educativo argentino. Antes de la ley, la educación sexual consistía en algunas charlas para adolescentes sobre los cambios del cuerpo. En algunos colegios confesionales pasaban un video donde el personaje principal era la voz de un “bebé” que pedía a su madre no ser abortado, por ejemplo. Particularmente durante los años 90, una empresa de shampoo patrocinó charlas para varones y charlas para mujeres acompañadas de muestras gratis de productos para el pelo.
La necesidad de una política pública hizo crecer el debate hasta llegar al Congreso de la Nación. Durante todos estos años los sectores conservadores, muchos de ellos nucleados en instituciones confesionales de gestión privada, se opusieron a que el Estado tenga injerencia en la educación sexual de las personas. Los argumentos fueron similares a los que se dieron en 1882 con la primera ley de educación pública. El sector anti ESI sostenía que la familia era la única encargada de educar en sexualidad a estudiantes, mientras que el sector a favor argumentaba que era necesario que el Estado brinde información científicamente validada sobre sexualidad, más aún teniendo en cuenta que muchos niños, niñas y adolescentes podrían no recibir esa información por parte de sus tutores o, más aún, ser víctimas de maltrato o abuso por alguien del entorno familiar.
Finalmente el 4 de octubre del año 2006 con 168 votos a favor y uno en contra, se aprobó la ley de ESI. El voto negativo fue el del tucumano Roberto Lix Klett, representante de Fuerza Republicana. Roberto, además, presentó un proyecto paralelo que luego conformaron la propuesta alternativa de educación para el amor.
Quienes se oponen a la ESI tienen su propuesta alternativa desde siempre y la pusieron a funcionar desde el 2006.
2. Las primeras reacciones
Una de las primeras acciones del programa de ESI fue enviar los materiales necesarios para la formación docentes a todas las escuelas del país. Los materiales fueron enviados por correo argentino. Pero antes de los materiales, llegaron a algunas escuelas mensajes opositores que buscaron generar el pánico moral, incluso quemaron los materiales cuando llegaron, en otras lo ocultaron en las biblioteca o usaron las cajas para sostener alguna puerta que no cerraba bien.
Los materiales fueron diseñados por especialistas en educación, adaptados a cada nivel y con dibujos desarrollados exclusivamente para docentes y adultos, cuidando cada detalle y en el marco de la ley. Hubo que desarrollar capacitaciones masivas para poder explicar y mostrar el contenido del mismo directamente al cuerpo docente.
3. No todo es ESI
Los contenidos de la ESI están basados en conceptos científicos, de ciencias naturales y sociales y en el marco del sistema internacional de derechos humanos. La ESI se basa en 5 ejes conceptuales, uno de ellos es “valorar la afectividad”.
Hace algunos años empezaron a multiplicarse discursos que hablan de la educación emocional como la respuesta a los conflictos que se dan en el aula. Pero es necesario resaltar que esta propuesta se ocupa de aspectos emocionales desde la individualidad, y con categorías muy cercanas al lenguaje empresarial, alejándose del ejercicio de derechos que promueve la ESI.
Cuando hablamos de emociones es necesario hablar también de derechos, del cuidado del cuerpo y la salud, de diversidad y de perspectiva de género. Si no abordamos todas las dimensiones, podemos no dar respuesta a la vulneración de derechos que pueden transitar los y las estudiantes. Está comprobado que la ESI les da herramientas a las infancias para expresarse y pedir ayuda cuando son víctimas de abuso sexual infantil u otras violencias.
4. La ESI en latinoamérica
Durante estos 17 años vivimos periódicamente procesos de difamación a la educación sexual en toda la región. Las campañas como “con mis hijos no te metas” llamativamente se repiten en varios países con distintos momentos y coyunturas. Muchos autores advirtieron sobre la sistematicidad con la que ciertos discursos antiderechos se promueven en América latina, generalmente en consonancia con el avance de discursos económicos neoliberales.
La Educación Sexual se usa como moneda de cambio, como método de distracción y como aglutinante de pensamientos conservadores.
5. En 17 años las críticas estuvieron presentes desde todos los sectores
Los sectores conservadores siempre se opusieron a que niños, niñas y adolescentes sean considerados sujetos de derechos y no objetos de tutela. Pero con la ley de ESI sucedió algo particular.
Desde sectores progresistas empezaron a pedir actualización tanto de artículos de la ley, como de contenidos.
La ley pudo salir en el 2006 con mucho esfuerzo y negociando un artículo que habla sobre “ideario institucional” y que refiere a la posibilidad de cada espacio académico a adaptar las secuencias didácticas al ideario del colegio. Este artículo fue tomado por muchas escuelas confesionales para impartir “Educación para el amor” bajo el nombre de ESI, que en pocas palabras es una propuesta que omite hablar de diversidad y de derechos sexuales en adolescentes.
Por otro lado, en los últimos 17 años se dieron cambios en materia de género, diversidad e interseccionalidad que necesitan ser tomados por el paradigma pedagógico de la ESI. Propuestas antirracistas, de diversidad corporal, de identidades no binarias y de varios asuntos vitales son demandas en continuo.
El horizonte es poder construir una propuesta actualizada de educación sexual integral. Sería también ideal que esa propuesta sea el resultado de una construcción federal de la política pública, para recuperar las experiencias de implementación de todas las provincias del país y que no sea simplemente una actualización de contenidos desde el centro que luego “baje” como un enlatado al resto de las provincias.
Los pensamientos sobre lo ideal, en los tiempos que corren, parecen ser lujos que no todas las personas pueden tomarse. Porque a 17 años de la ESI estamos otra vez, como un loop, defendiendo su existencia y desmitificando los agravios más burdos y violentos que se reproducen. Pero hoy, está más claro que nunca que existe un vínculo entre ciertos proyectos político económicos y los modos de reconocer el derecho a una sexualidad plena y libre de violencias.