Desde la Universidad San Pablo-T generaron un “semáforo” que permite medir la concentración de dióxido de carbono en los espacios cerrados y emite avisos lumínicos para saber cómo actuar en caso de que el aire esté viciado y así evitar la propagación del coronavirus.
La semana pasada, la Ministra de Salud, Carla Vizzotti, alertó sobre la necesidad de ventilación de los espacios cerrados para evitar o disminuir las posibilidades de contagio de coronavirus. “Tiene que haber corriente de aire, tiene que ser un viento fuerte que vuele los papeles”, ejemplificó la funcionaria en una conferencia de prensa.
La ventilación cruzada busca generar corrientes de aire natural dentro de espacios cerrados, que permitan no sólo ventilar, sino también renovar el aire y disminuir la concentración de CO2, que es lo que exhalan las personas al respirar.
Un grupo de profesionales del Centro de Tecnología Disruptiva (CTD) de la Universidad San Pablo-T desarrolló un sensor que mide la concentración de dióxido de carbono en ambientes cerrados y alerta en tiempo real y de manera fácil de entender si el lugar necesita ventilación inmediata o ser evacuado y así evitar la propagación del coronavirus.
Augusto Parra, director del CTD, dialogó con Infobae y dio detalles de cómo funciona el dispositivo que podría instalarse en cualquier lugar donde haya un nivel alto de concentración de gente.
Según señaló el científico, hay distintos estudios internacionales que demostraron que hay una relación directa entre la probabilidad de propagación del COVID-19 y la concentración de dióxido de carbono en un ambiente cerrado, con varias personas.
“Es un proyecto que comenzamos a desarrollar en julio del año pasado por todo el tema de la pandemia. No es otra cosa que un sensor de calidad de aire que mide varias cosas pero nosotros en este caso en particular nos enfocamos en la concentración del dióxido de carbono. Lo que hicimos es que a estos instrumentos, que son de uso de laboratorio e industrial que miden la cantidad de partículas por millón y necesitas cierto conocimiento para poder usarlos, lo hemos traducido en un semáforo. Verde, amarillo y rojo que básicamente lo que dicen es cuán seguro o viciado está el aire en un espacio cerrado, ya sea un restaurante, una oficina pública, una oficina privada, un hospital, un aula o un cine. Cualquier lugar donde implique la concentración de personas en ambientes cerrados”, indicó Parra.
Si el sensor señala que está en verde es que hay ciertas partículas por millón de CO2 que se consideran un ambiente seguro; un ambiente bien ventilado. En segundo caso, el semáforo se pude poner en amarillo y es cuando indica que se está teniendo una concentración de dióxido de carbono en el ambiente que implica una ventilación inmediata. Finalmente, el rojo: es cuando se superan las 2000 partículas por millón y quiere decir que se considera un ambiente viciado.
“En este caso se considera que hay que evacuar el sitio. Evacuar no en el sentido que tenés que salir corriendo como en un incendio pero sí abrir las puertas, que salga la gente y forzar la ventilación dellugar hasta tener valores óptimos”, aclaró.
Parra indicó que su invento no es un medidor más, sino un dispositivo que con un lenguaje sencillo “traduce” las mediciones científicas tradicionales para que cualquier persona lo pueda entender y actúe en consecuencia.
Su objetivo ahora es buscar apoyo a nivel privado o estatal. En los próximos días presentarán el proyecto ante el Ministerio de Salud de la provincia pero su idea es que el sensor llegue a todo el país, ya que entienden que áreas como la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires, con una elevada densidad poblacional, podrían verse beneficiadas con este dispositivo.
“Los prototipos ya están hechos y ahora lo que buscamos es que alguna empresa pueda fabricarlos y comercializarlos para que la gente lo pueda disponer. No somos una fábrica, somos un laboratorio. Estamos, además, por presentar el dispositivo ante el Ministerio de Salud tucumano y lo que pretendemos es llegar hasta la Nación”, concluyó.