El proyecto cuenta con media sanción del Senado y busca garantizar el derecho a la salud mediante el fomento de una alimentación sana, ayudando a la gente a identificar sencillamente la información nutricional. Industriales azucareros y empresarios del sector se oponen.
El proyecto de Ley de Etiquetado de Alimentos, que cuenta con media sanción del Senado de la Nación, propone diferenciar aquellos productos con alto contenido de sodio, azúcares, grasas y calorías.
La iniciativa tiene como fin último garantizar el derecho a la salud mediante el fomento de una alimentación sana, ayudando a la gente a identificar sencillamente la información nutricional.
Pero, ¿cómo funcionará? Básicamente los alimentos llevarán una etiqueta octogonal negra con letras blancas que, a diferencia de los rótulos, buscará “simplificar” la información que en estos se presenta, detallando si ese producto tiene alto contenido en sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y también sus calorías.
Pese a la resistencia de la industria y de las cámaras empresarias sectoriales, que critican la decisión y rechazan la “demonización” de los alimentos procesados, entidades como la Organización Panamericana de la Salud, FAO o Unicef, plantean que el modelo elegido es el más efectivo para impactar en los hábitos de consumo, a partir de la evidencia ocurrida en otros países.
Para Fernando Zigman, médico y especilista en Salud de Unicef Argentina, “la ley, como está planteada, cumple con los mejores estándares,y hay mucha evidencia de que la industria se adecua y va transformándose hacia productos más saludables que disminuyen las cantidades de nutrientes críticos en sus productos que pueden ser perjudiciales para los consumidores”, sostuvo en una entrevista con La Nación.
Zingman plantea que el sistema de advertencias que se eligió hace más fácil la identificación de los productos de perfil nutricional desfavorable. “Las decisiones de compra son de reacción. Hasta se venden espacios en las estanterías y las góndolas. Por eso, es muy difícil que información que le exige al cerebro una elaboración compita con una acción que es un reflejo. Una advertencia sobre el paquete te hace detener”, agrega.
El etiquetado es utilizado en paises como Chile (2016), Uruguay (2018), Perú (2019) y México (2020). En Uruguay, un estudio de Unicef encontró que, luego de su puesta en marcha, un 18% de los consumidores optó por no comprar un producto con octógonos y un 23% optó por opciones libres de advertencias.
Industriales y empresarios en contra de las etiquetas
Por su parte, los industriales azucareros del país apuntan a revertir el proyecto de Ley de Etiquetado frontal de alimentos y bebidas. Así lo manifestó el presidente del Centro Azucarero Argentino (CAA), Jorge Feijóo, quien pidió a los parlamentarios del NOA “dar batalla y levantar la bandera de la producción, el trabajo y la calidad de vida de la región”.
“Argentina es un país eminentemente productor de alimentos y el azúcar es el más importante del NOA. Lo último que necesita la difícil coyuntura que atraviesa el país es perjudicar a la producción”, añadió en un comunicado oficial.
El proyecto, entre otros puntos, busca garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada a través de la promoción de una alimentación saludable, brindando información nutricional simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcohólicas. También, en el caso de los productos con edulcorantes, debe contener una leyenda precautoria, inmediatamente por debajo de los sellos de advertencia, con la leyenda: “Contiene edulcorantes, No recomendable en niños/as”.