Las denuncias por abuso sexual que habría cometido un conocido tatuador tucumano salieron de las redes sociales a la calle. Más de 30 mujeres se convocaron en la puerta del local céntrico para “evitar que otra mujer viva la misma situación y advertir a la sociedad”.
Ayer, más de 30 mujeres se convocaron en las puertas de un local de tatuajes y piercing ubicado en la calle Santiago al 300, para denunciar los abusos reiterados y sistemáticos que habría cometido Sebastián Dip, dueño del local y organizador el evento Expo Tatoo Jardín de la República próximo a realizarse.
Según comentó una de las denunciantes, actualmente se están llevando a cabo las acciones legales necesarias y recolectando todos los testimonios de mujeres que se animaron a denunciar. “Hacemos esto porque es necesario que todo Tucumán sepa que en este local de Incubo ejercen violencia sexual contra las mujeres que vienen buscando realizarse un piercing. Denunciamos al dueño del local porque en la relación comercial ejerce poder sobre las clientas”, plantearon las organizadoras del escrache a APA.
Desde el caso de Cristian Aldana, cantante del Otro Yo, quien recibió su primer denuncia a través de las Facebook, que luego devino en una denuncia penal y que actualmente se encuentra con prisión preventiva acusado de haber cometido siete casos de abuso sexual de adolescentes de entre 13 y 16 años, las redes sociales permitieron lo que antes se mantenía en silencio: denunciar y escrachar situaciones de abuso naturalizadas por la sociedad.
Hoy le tocó el turno al tatuador tucumano, quién habría abusado impunemente durante años. Algunos de los testimonios se remontan al año 2000, otros hace unos meses atrás. Mujeres de 28 años, adolescentes que cuando les sucedió tenían solo 14. A esto se suman casos de violencia laboral y lesbofobica que en los últimos días también se viralizaron.
Una de las participantes del “escrache” comentó que “este es un momento para confluir y decirle basta a este chabón, correrlo del lugar que tiene en la sociedad tucumana. En este lugar pasan un montón de adolescentes entran y se sientan tranquilas y seguras, pero no es así. Es necesario que empiece a ser escrachado y repudiado a nivel macro. Que no sea más impune y que la sociedad sepa.”
El camino que el feminismo viene recorriendo en el país y que ha tenido mayor repercusión en el último tiempo logró que los reclamos comiencen a ser escuchados desde distintos ámbitos sociales, pero también que las mujeres tengan mayores herramientas para empoderarse, para dejar muy claro que el silencio ya no es una opción.
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