A 50 años del “Tucumán Arde”, y en el marco de la muestra Siluetas & Lazos de la 8º Bienal Argentina de Fotografía Documental, el MUNT convoca a la comunidad tucumana a participar de charlas y actividades que no sólo rememoran el contexto político y artístico nacional de fines de los sesenta, sino que también interrogan en función de la coyuntura política actual en la región y el mundo.
El jueves 15 de noviembre, a las 19.00 hs, habrá una mesa panel integrada por Mane Guantay, Susana Maidana, Marcos Figueroa y Julio Pantoja, que abordarán reflexiones alrededor de las producciones tucumanas en el ámbito de la música, el cine, teatro, las letras y artes visuales entre el 66´ y los 80´ y, posteriormente, un diálogo con Norberto Puzzolo, fotógrafo rosarino que formó parte del grupo de artistas de Tucumán Arde. Luego, el Grupo Intervencionista Tucumán (GIT) coordinará una acción colectiva con todas las personas presentes, para la que las artistas solicitan llevar velas blancas.
Sin cuenta
“El 3 de noviembre de 1968 tuvo lugar una experiencia interdisciplinaria, sostenida por un grupo de artistas e intelectuales de Buenos Aires y Rosario que buscaba delatar la tragedia que sucedía en Tucumán y romper el blindaje mediático”, expresa un fragmento de un texto escrito por la licenciada Claudia Epstein, coordinadora del Área Cultural de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNT, aludiendo al Tucumán Arde.
“Después de relevar la situación social a través de entrevistas, fotografías y filmaciones realizaron su primer acción en la sede de la Confederación General del Trabajo de los argentinos de Rosario, y luego en la CGT de Buenos Aires, aunque allí fue censurada a pocas horas de inaugurada y siguió desarrollándose en diferentes espacios alternativos”, continúa Epstein.
Este “Operativo Tucumán” se ve reforzado por un “operativo silencio”, organizado por las instituciones del gobierno para confundir, tergiversar y silenciar la grave situación tucumana, al cual se ha plegado la llamada “prensa libre” por razones de comunes intereses de clase.
Sobre esta situación, y asumiendo su responsabilidad de artistas comprometidos con la realidad social que los incluye, los artistas de vanguardia responden a este “operativo silencio” con la realización de la obra Tucumán Arde.
La obra consiste en la creación de un circuito sobreinformacional para evidenciar la solapada deformación que los hechos producidos en Tucumán sufren a través de los medios de información y difusión que detentan el poder oficial y la clase burguesa. Los medios de comunicación son poderosos elementos mediadores, susceptibles de ser cargados de contenido diverso; de la realidad y veracidad de los contenidos depende la influencia positiva que estos medios producen en la sociedad. La información sobre los hechos producidos en Tucumán vertida por el gobierno y los medios oficiales tiende a mantener en el silencio el grave problema social desencadenado por el cierre de los ingenios, y a dar una falsa imagen de recuperación económica de la provincia que los datos reales desmienten escandalosamente.
Fragmento del Manifiesto Tucumán Arde (1968)