Este miércoles el hemisferio sur le dio la bienvenida a la estación rojiza y en Tucumán se registraron las primeras bajas de temperatura posteriores al intenso y húmedo verano. En el proceso de adaptación al cambio de estación, distintos especialistas aconsejan hábitos y consideraciones útiles para conservar la salud y el bienestar; conocelos.
A las 08.00 hs de la mañana, de este jueves, el cielo estuvo gris en San Miguel de Tucumán y la temperatura lindó los 14ºC. Las hojas de los árboles continúan vitales aún y lejanas del tinte rojizo. Sin embargo, los tucumanos y tucumanas suelen reaccionar rápidamente a los cambios de clima, desempolvando botas, camperas, buzos y hasta bufandas y, esta vez, no fue la excepción.
Como cada año, la llegada del otoño anuncia el descenso de la temperatura en general durante los próximos meses, hasta la llegada del invierno que, en zonas como la nuestra, se incrementa pero sin alcanzar un clima de frío extremo y nieve en la ciudad.
Astronómicamente, en los confines australes del hemisferio sur, comienza con el equinoccio de otoño y termina con el solsticio de invierno, alrededor 21 de junio.
Hacerle frente a los cambios otoñales
Como consecuencia del cambio de clima, muchas veces se tiende a cambiar ciertos hábitos, tanto alimenticios como de actividad física; dejar de lado el consumo de alimentos frescos, como frutas, verduras en ensaladas, disminuir el consumo de agua, reducir la actividad física al aire libre y, por el contrario, aparece la tendencia a consumir alimentos más calóricos y estar más quietos y quietas.
“Ante los cambios de estación es muy importante cuidar lo que comemos para fortalecer nuestro sistema inmunológico y potenciar así las defensas del organismo”, explicó la licenciada y nutricionista, Romina Krauss, para el portal Misiones Online.
Comer lo necesario
“Hablar en términos de alimentación sana y equilibrada (más allá de las singularidades de cada persona y demanda alimenticia), basada en productos ricos en vitaminas y minerales, es fundamental para tener una buena salud y prevenir enfermedades virales, como la gripe, que se acentúa en un gran porcentaje de la población durante el otoño y posterior invierno”, continuó.
La especialista recuerda que es importante cuidar la alimentación todo el año y, para ello, la clave es adaptar el consumo de productos y las actividades a las nuevas exigencias del contexto circundante. En tanto a las sugerencias para pasar exitosamente el otoño, recomienda lo siguiente:
-Consumir de 2 a 3 frutas diarias: se puede optar por frutas solas, picadas y en ensalada, licuados y tartas frutales.
-Aprovechar frutas de estación como los cítricos, ricos en vitamina C, que favorece al sistema inmunológico.
-Consumir diariamente 2 a 3 porciones de verduras: reemplazar las ensaladas frescas por ensaladas de vegetales al vapor, tortillas de verduras, tartas, soufflés, budines, revueltos, vegetales rellenos al horno, etc.
-Aprovechar vegetales de hojas verdes y de color amarillo-naranja, como calabaza, zapallo, zanahoria, ricos en vitamina A, betacarotenos y antioxidantes, todos ellos precursores de las defensas del organismo.
-Consumir abundante agua: a pesar de las estaciones, el cuerpo siempre necesita agua para sus funciones normales. Se puede consumir a temperatura ambiente si se desea evitar el frío o saborizarla con gotas de cítricos. Además, se puede incorporar infusiones como té, tizanas, mate, mate cocido, etc.
-Incorporar legumbres en sopas, guisos o en combinación con arroz o fideos. El clima es ideal para las lentejas, porotos, arvejas, etc.
-Cuidar el aporte calórico teniendo en cuenta el agregado de carnes grasas, embutidos, etc, los cuales harán una preparación con mayor cantidad de calorías.
-Evitar el consumo de panificados como facturas, masas finas, etc. De hacerlo que sea esporádicamente.
-Consumir frutos secos y cereales.
-Hacer actividad física al aire libre en horarios diurnos y si se eligen actividades en espacios cerrados, asegurarse que los mismos se ventilen al menos varias veces al día para evitar contagios.
-Densansar y dormir mínimamente seis horas diarias.