La frontera imaginaria que nos dibuja en el borde de las cosas se volvió a romper. Anoche en Tucumán, en una provincia al norte de un país, al sur de un continente, un teatro se llenó de gente para asistir a la avant premier de “Chicago”. El musical infalible de Broadway es icono y referencia indiscutida del genero. Un suceso que viene cortando tickets sin cesar durante décadas, tiene adaptaciones a muchos idiomas, países y hasta un Oscar a la mejor película en 2003 para su versión de Hollywood. Más de 60 premios y muchas estrellas en su marquesina, han hecho de este musical el verdadero “sueño americano”. No alcanzan estas líneas para hacerle justicia al fenómeno.
La historia, basada en hechos reales, data de los años 20, donde dos asesinas de Chicago son ensalzadas por la prensa de la época convirtiéndolas en verdaderas estrellas. En un juego de espejos, la obra se convirtió en un musical al estilo vodevil y se estrenó en 1975, de la mano del gran coreógrafo y director Bob Fosse. Fue recién en 1996, cuando el revival de la obra logró convertirse en un suceso. La puesta minimalista y las coreografías iconicas, han hecho de esta puesta el segundo musical con mayor permanencia en cartel en broadway, solo superado por El Fantasma lode la Ópera.
En 1977 en Argentina se realizó la primera versión en español, producida por Romay y encabezada por Nélida Lobato y Ámbar La Fox. En 2001, inspirados por el revival del 96, se reestrenó con Alejandra Radano y Sandra Guida en los papeles de Roxie y Velma. Y una última versión nacional, se llevó a escena en 2010 también en el circuito porteño de calle corrientes.
Hasta aquí todo es muy esperable, figuras del teatro musical, y grandes estrellas dandole vida a las protagonistas. ¿Pero como llega Tucumán a tener su propia versión de este fenómeno?
Si buscamos un antecedente a esta puesta de Chicago en Tucumán, tenemos que retroceder a los tiempos de la última dictadura cívico militar. En el Teatro Paul Groussac en 1979 se estrenaba bajo la dirección de Carlos Olivera, “Mi bella dama” un imponente musical que conquistó Broadway y también lo hizo en Tucumán. Con la actuación de Viviana Pereyra como Elisa Dolittle acompañada del Elenco Estable, el fenómeno teatral se mantuvo en cartelera durante varias temporadas y realizó gira por el país, llegando a presentarse en Calle Corrientes y en Córdoba. Sus funciones despedida se realizaron en el Teatro San Martín con localidades agotadas. Fue una odisea técnica realizar aquella puesta, pero quienes la vieron, recuerdan con fascinación aquel despliegue. Es increíble que en medio de la oscuridad de aquellos años, una expresión como el teatro musical logré encenderse como una luz, un faro, un hito de que, como diría Cibrián, aquí podemos hacerlo.
Desde entonces el espíritu del teatro musical ha quedado latente en Tucumán, y fue recién después de muchos años que los musicales volvieron a ocupar un lugar destacado en las carteleras tucumanas. Desde 2010 los estrenos se multiplicaron y otros musicales nacionales también tuvieron sus adaptaciones locales con gran éxito. Esto solo fue posible gracias a que aparecieron espacios de formación integral y producciones que dan trabajo a los artistas del teatro musical.
Esta nueva versión de CHICAGO en Tucumán se hace posible gracias a la iniciativa de FUNDAE y el Ente de Cultura junto a sus cuerpos estables y banda. Un despliegue monumental y pocas veces visto, 24 artistas en escena, la banda en vivo, una rigurosidad técnica y el imponente Teatro San Martín como marco para sus 6 únicas funciones.
Los roles principales destacan las condiciones actorales e interpretativas de las actrices del Teatro Estable. Noé Andrade y Caro Terraf son las encargadas de dar vida a Velma Kelly, que conquistan con su magia a los espectadores que aplauden cada una de sus apariciones. Por su parte, Eloisa Martinez Romero y Huerto Rojas Paz, le dan cuerpo y voz con contundencia a Roxie Hart, que pasa de la risa al llanto y del baile al canto sin escalas. Cada una de las 4 actrices borda su personaje con histrionismo y gracia, haciéndolas inolvidables y únicas. Es difícil elegir una sola dupla teniendo tanta versatilidad, pues para gustos, colores.
En el rol de Billy Flynn, se lucen Joel Alonso Q. y Mariano Juri, que con su despliegue vocal y comicidad le aportan dinamismo y muchas risas al espectáculo.
Única en su especie, Melina Imhoff, se roba la primera ovación en su rol de Mama Morton y se desenvuelve con solvencia en su actuación.
La periodista Mary Sunshine es interpretada con gracia por Valeria Albarracin y Víctor Gutiérrez, que tienen la difícil tarea de cantar y actuar haciendo vibrar hasta los cristales de la araña del Teatro con sus agudos.
El rol de Amos Hart recae sobre los hombros de Miguel Domínguez e Ignacio Hael, que siembran la ternura entre los espectadores y les arrebatan más de un suspiro en sus intervenciones.
Dos joyitas que merecen ser destacadas, la comicidad que aporta Guillermo Arana a su interpretación de Fred Casily y la potente actuación de Jessica Carrizo como Kitty, demostrando que no hay roles menores cuando se aborda la actuación con contundencia.
Todos ellos se lucen gracias a un ensamble impecable de bailarines que logran evocar el espíritu de Fosse a través de las coreografías de Eugenia Rufino. La precisión y el detalle de cada movimiento otorgan a la puesta la solidez de un espectáculo internacional que puede brillar de la misma manera en el Ambassador Theatre de Broadway hasta el Teatro San Martín de Tucumán.
Un capítulo aparte para la banda, dirigida por el maestro Álvaro García Bernasconi, que interpreta sin fisuras una de las bandas sonoras más reconocidas de la historia de los musicales.
Desde una hora antes del estreno, el público se agolpa en las escalinatas del teatro y forma una fila de casi una cuadra sobre Avenida Sarmiento para ver el musical del año.
Este suceso se podrá ver en 6 únicas funciones el 11,12,13,17,18 y 19 de Octubre en el Teatro San Martín.
Sobre la obra podemos decir que es un texto inoxidable. La exaltación del criminal estrella y el interés volátil de la prensa, operan sin miedo maginificando a algunos villanos y silenciado otras voces, son conflictos que como hacen 100 años siguen vigentes, aquí como en Chicago.
El aspecto ilusorio y el artificio del teatro dentro del teatro, nos vienen a recordar que hoy más que nunca nada es lo que parece. La mentira y la verdad se desdibujan al compás de una canción, acaso importa en la época de la posverdad.
En medio de tiempos oscuros para la cultura, de vaciamiento y crisis, otra vez en Tucumán emerge un faro, una luz, una obra que rompe la lógica del centro y la periferia y nos acerca más a la idea de todo lo que está pasando en todas partes y al mismo tiempo. La Argentina de Milei, cuestiona el valor de la Educación Pública, pero para aquellos desprevenidos que eligen auditar o cuestionar las razones de su existencia, quiero contarles que un suceso como el de Chicago en Tucumán solo es posible gracias que tenemos Educación pública y gratuita. Si tomamos como muestra los cientos de artistas que participan en esta puesta de manera directa o indirectamente, la mayoría se han formado en la UNT. No habría cuerpos estables, sin bailarines que se hayan formado en las carreras de danza. No habría músicos si la formación profesional no fuera estatal, a través del conservatorio, la ESEA, el ISMUNT y otras carreras afines. No existirían los actores y actrices para dar vida a la ficción si la Universidad no tuviera una carrera de Teatro. Y así podríamos seguir con los rubros técnicos, audiovisuales y sonoros. Detrás de cada detalle de este espectáculo hay un profesional trabajando gracias a que pudo estudiar en la Universidad Pública y gratuita.
Por eso hacer esta puesta en estos tiempos es un acto de justicia para la cultura y para Tucuman, que lejos de replicar algo extranjero, abre un camino propio para el Teatro Musical Argentino
