Luego de dos años en pausa, vuelve el Festival Internacional de Literatura de Tucumán con cambios y novedades. Desde su primera edición en el 2015, el FILT se volvió un lugar de encuentro, diálogo y descubrimiento para la literatura a nivel internacional, nacional y local. Tuve la oportunidad de intercambiar ideas con dos de sus organizadores, Blas Rivadeneira y Sofía de la Vega, quienes me respondieron preguntas sobre este festival tan importante para la cultura tucumana.
LN: ¿Cómo surgió la idea de hacer un Festival de estas dimensiones? ¿Cómo fue evolucionando a lo largo de los años?
Blas Rivadeneira: El festival surge en un primer momento a partir de varias conversaciones que tenía con Ezequiel Nacusse con quien dictaba el taller literario “El juguete rabioso”. Yo estaba escribiendo mi libro Ibatín, del cual Eze y Sofía fueron editores, y medio performativamente quería llevar a la práctica las tesis del libro: darle un nuevo comienzo a la literatura tucumana. Me imaginaba algo grande como una forma de romper con la idea de que en Tucumán en literaturas los eventos eran modestos y le decía a Eze “tiene que ser internacional, por qué no podemos traer a Paul Auster”. De hecho, ganamos una beca del FNA y la gastamos toda en traer un invitado internacional, Mario Bellatín. Ese fue nuestro gesto fundacional, uno bastante ingenuo- entiendo a la distancia-, pero con la polenta suficiente quizás no para el delirante y excesivo objetivo de reinventar nada, pero sí para dar un impulso a la literatura tucumana. Con el paso de las ediciones fuimos aprendiendo mucho y comprendiendo un poco más la complejidad del asunto.
LN: Con lo cuesta arriba que puede ser la gestión cultural ¿cómo logran hacer un festival de estas características y que se haya sostenido en el tiempo?
BR: Entiendo que el principal motor del FILT es nuestra pasión por la literatura, por eso surgió y se mantiene un evento que se realiza a pulmón, muchas veces a pérdida. Queremos hacer el festival que nos gusta, el que nos gustaría ir. Igual creo que no tenemos que romantizar eso de la gestión cultural, hay que generar políticas públicas para sostener actividades de la calidad del FILT. Nosotros contamos desde la primera edición del festival con el importante apoyo de la UNT que coloca al evento como parte del Julio Cultural Universitario, pero un evento de estas características necesita de más auspiciantes tanto públicos como privados y es muy difícil conseguirlos.
Sofía de la Vega: Lograr que se sostenga un festival de estas características tiene que ver con voluntad y un amor primigenio hacia la literatura, pero también por una cuestión colectiva. Estos dos años en los que no hicimos el festival la gente nos preguntaba si el FILT iba a volver, para nosotros es un orgullo que sea un evento instalado en la comunidad tucumana. Más allá de la legitimidad en el ámbito nacional que conseguimos a lo largo de los años, creo que el principal valor es que lxs tucumanxs esperan este evento y también sentimos el compromiso en su continuidad debido a esto. Lo bueno sería que esto se vea acompañado de políticas públicas y estrategias para que el FILT pueda permanecer y seguir creciendo. Porque, así como ya está instalado en el campo literario, no está instalado en los presupuestos estatales correspondientes a cultura. Por suerte, desde la primera edición la Universidad Nacional de Tucumán nos ha apoyado y eso ha logrado que el FILT se renueve año a año.
Lo más desgastante es sentir que siempre hay posibilidades de que no se haga, de no juntar los montos, de tener que hacer esfuerzos increíbles para llegar. Este año por suerte ganamos una beca del Ministerio de Cultura lo cual nos dio una base para empezar y así comenzamos a armar el festival. Desde que algunos vivimos en Buenos Aires las reuniones son en zoom, nos vamos dividiendo las tareas, pero la verdad es que el funcionamiento es dinámico y siempre fuimos un equipo consolidado, es una alegría trabajar como lo hacemos y saber que contamos con el otro ante cualquier problema.
LN: Por último, ¿cómo fue volver después de dos años que no se realizó y qué novedades trae está edición tan esperada?
SV: Este año quisimos apostar a algo diferente, un poquito más grande, pensar en las posibilidades que tiene la literatura y nos dimos cuenta que más allá de que la música siempre había estado presente nunca había hecho verdaderos cruces. Así surgió la idea de hacer un festival donde el cine y la música sean más protagonistas, donde se pueda pensar en este tipo de escrituras. Y en esta misma línea pensar las distintas formas que toma el texto. Decidimos apostar por traer escritores que trabajan su literatura con una conciencia formal importante ya sea desde una mirada más tradicional u otra más disruptiva. En esta sexta edición del FILT no solo contamos con la visita de una artista de relevancia internacional como Lucrecia Martel, sino que se presentan libros de Gabriela Bejerman, Luciana Tagliapietra y Salustiano Zavalía. En coordinación con la Escuela de Cine de la UNT habrá una mesa sobre “Escribir para cine” con guionistas como Ezequiel Radusky. También contaremos con la presencia de Paula Trama en su faceta de música y poeta, entre muchos otros ejemplos.
Esta idea de pensar la forma tendrá como momentos centrales la conferencia de Lucrecia Martel y una mesa específica que se llama “Forma y texto: riesgos en la literatura actual”. Las vanguardias ya expusieron que la construcción de la figura del autor es parte de la obra, creo que todo festival es una celebración de esos procedimientos y el FILT en particular con diferentes mesas que pensamos hace tiempo que abordan qué hace el escritor cuando no escribe, los textos que no pudo terminar, la conformación de su biblioteca o el relato de su trayectoria indaga y expone en la configuración de ese fantasma que es el autor.
BR: La vuelta del FILT, luego de dos años de pandemia, la estamos pensando como una celebración, celebrar a la literatura.