Carola Rackete declarará hoy en Italia

La capitana del barco humanitario Sae Watch arrestada en Italia tras desembarcar a 40 náufragos sin permiso del gobierno en la isla de Lampedusa declarará hoy ante la justicia local. La joven defendió su decisión a pesar de haber sido detenida inmediatamente tras el hecho.

Carola Rackete, la capitana del barco humanitario Sea Watch, que ingresó al puerto de Lampedusa, en Italia, con 40 migrantes rescatados de las aguas del Mediterráneo, defendió su decisión a pesar de haber sido detenida inmediatamente tras el hecho.

“No fue un acto de violencia, sino uno de desobediencia”, expresó Rackete al diario italiano Corriere della Sera en una entrevista publicada este domingo.

“La situación era desesperada”, aseguró. “Mi meta era simplemente traer a esta gente desesperada y exhausta a la costa. Mi intención no era poner a nadie en peligro. Ya he pedido disculpas y las reitero ahora”, completó.

Rackete quedó detenida a primera hora del sábado acusada entre otros delitos de “violencia contra nave de guerra” por las maniobras que hizo a su entrada al puerto de Lampedusa.

La fiscalía local pidió a la Justicia que convalide el arresto hecho en la madrugada del sábado y que la alemana Rackete sea castigada con la “prohibición de permanecer en Agrigento”, lo que en la práctica podría traducirse en su inmediata expulsión de la ciudad siciliana y de Italia.

Rackete está acusada también de haber rechazado las órdenes de una nave de guerra y de “navegación en zonas prohibidas”, tras la decisión que tomó en la madrugada del sábado de desembarcar en Lampedusa a las 40 personas que había rescatado en aguas internacionales hacía 17 días, y para quienes no encontraba un “puerto seguro”. 

“Se realizó una maniobra en condiciones extremadamente difíciles, pero no hubo un acto criminal o la voluntad de embestir el bote patrulla o matar a alguien, solo la necesidad de salvar vidas”, explicó el abogado Salvatore Tesoriero citando a su defendida, y agregó que la capitana “tenía miedo” de que hubieran suicidios a bordo.

La maniobra de Rackete, que le valió también acusaciones del delito de “favorecimiento de la inmigración ilegal”, se dio luego de varios días de rechazo explícito del gobierno italiano a la posible llegada de los náufragos a su territorio.

“Yo no tenía la obligación de obedecer”, explicó Rackete. “Me estaban pidiendo que los llevara de regreso a Libia. Desde un punto de vista legal, estas personas estaban huyendo de un país en guerra y la ley te impide llevarlos de vuelta“, añadió.

El ministro del Interior y vicepremier italiano, Matteo Salvini, fue el principal portavoz de la postura de Roma y planteó a través de Twitter: “De procesar y poner presos a los delincuentes nos ocupamos nosotros”. Salvini es conocido por su mano dura contra los extranjeros que buscan refugiarse en el mencionado país europeo. 

A los migrantes se les permitió desembarcar a su llegada a Lampedusa y fueron llevados a un centro de recepción donde serán llevados a Francia, cuyo Ministro de Interior aseguró que permitiría el acceso de una decena de ellos, o a Alemania, Finlandia, Portugal o Luxemburgo, que también se han expresado en favor de dejarlos ingresar.

Johannes Bayer, el director de Sea Watch International, la ONG que opera el barco, apuntó en la red Twitter que “estamos orgullosos de nuestra capitana. Hizo lo que era necesario, insistió en el derecho marítimo y puso a esas personas en un ambiente seguro”.

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