Este 8 de marzo, día en que la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague resolvieron la propuesta de fijar un Día Internacional de la Mujer Trabajadora para conmemorar la huelga de las camiseras de Nueva York de 1909-1910 llamada también como la insurrección de las 20.000, salimos una vez más a las calles. “Una vez más” porque no dejamos de ganar las calles pese a la pandemia y a los distintos intentos de disciplinar al movimiento de mujeres.
Salimos en el medio de una crisis social con niveles históricos de desocupación y pobreza y donde la violencia de género adquiere manifestaciones brutales. Un femicidio prácticamente por día, abusos colectivos a la luz del día, crímenes de odio, desapariciones de mujeres para la trata. Pese a las permanentes luchas y al carácter multitudinario de las movilizaciones los gobiernos no han dado respuestas más allá de medidas de cotillón. Falta de presupuesto, profunda injerencia de la Iglesia y los sectores reaccionarios en las instituciones del Estado son las demostraciones de esta política, pero también mayor precarización, miseria salarial, ataque a las jubilaciones, pérdida de conquistas.
En este cuadro el gobierno nacional se apresta a firmar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que traerá mayor miseria y violencia. Tarifazos, devaluación, recorte del gasto social, ataque a los convenios colectivos de trabajo son parte de la letra chica del acuerdo que el gobierno se esfuerza por ocultar. La consigna No al acuerdo con el FMI cobra centralidad en la convocatoria en momentos que el Congreso iniciará su tratamiento. Solo la movilización popular y una respuesta de conjunto a través de la huelga general puede hacer dar marcha atrás esta política y pasar al frente por las reivindicaciones y conquistas perdidas.
Otra consigna que tenemos que levantar fuertemente es el rechazo a la guerra imperialista y el reclamo de fuera la OTAN y fuera Putín. El ejército ruso avanza sobre Ucrania, pero la OTAN, el brazo armado del imperialismo, ha desplegado 40.000 soldados en Polonia, Rumania, los estados del Báltico y todos los países ex soviéticos que limitan con Rusia. Ambos bandos se proponen aumentar las ganancias de los capitalistas a costa de la vida de las trabajadoras y trabajadores, no importa de qué nacionalidad sean ni dónde vivan. Solo la unidad internacional y la lucha contra los gobiernos responsables de la guerra pueda ofrecer una salida. Por eso unimos nuestras reivindicaciones en esta jornada a la lucha contra la guerra imperialista.
Abajo el acuerdo con el FMI. Abajo la guerra de la Otan. Fuera Putin. Por la unidad internacional de las trabajadoras. Basta de ajuste y miseria. Basta violencia y abusos. El Estado es responsable.