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8M: “Con el juicio contra Alperovich también hacemos historia”

Este 8 de marzo, mientras el mundo celebra el Día Internacional de la Mujer, en Argentina no pierde la atención de la sociedad un evento crucial: el juicio oral y público contra José Jorge Alperovich, exgobernador de Tucumán, acusado de abuso sexual por su sobrina. Este juicio no solo representa para los feminismos un paso significativo en la búsqueda de Justicia para las víctimas de violencia sexual, sino que también simboliza la resistencia contra la impunidad y el abuso de poder.

En un contexto político y social marcado por las políticas del gobierno de Javier Milei, que han desjerarquizado las políticas de género y han impuesto un modelo económico que afecta especialmente a los sectores más vulnerables, el juicio contra Alperovich cobra una importancia aún mayor. Este modelo anarco-capitalista, en palabras de muchos activistas, representa una revancha conservadora contra los avances logrados por el movimiento feminista en la lucha por la igualdad, la autonomía y la denuncia de las violencias machistas.

Adriana Guerrero, referente de CLADEM Argentina, señala que este juicio “representa la esperanza de que alguna vez la impunidad no sea la norma para los poderosos en esta provincia”. Es un hito que ha sido posible gracias al coraje de la denunciante, respaldada por una red de solidaridad y apoyo que trasciende las fronteras de Tucumán y se extiende por todo el país. 

También la referente de la Casa de las Mujeres Norma Nassif, Vicky Disatnik, califica a este juicio como histórico. “Es posible llevar a la justicia a los poderosos cuando nos animamos a denunciar y el movimiento de mujeres acompaña. Él es la cara de la corrupción. Compró voluntades, desarmó organizaciones. Llegó tercera vez al poder pero de manera tramposa, haciendo una reforma de la constitución provincial a su talle”, recordó la psicóloga tucumana.

Melisa Gracia, de la Asociación de Abogadas Feministas de Argentina (ABOFEM), destaca que este juicio es “un punto bisagra para los feminismos”. Existe una continuidad de complicidades de diferentes actores para lograr estos escenarios de exención para agresores sexuales y con ella una enorme dificultad para las víctimas de poder contar su verdad y llevar un proceso judicial adelante. 

 “El hecho uno de los “intocables” haya llegado a un juicio con una gran contundencia probatoria y también con un acompañamiento a la víctima, que durante todos estos años ha sostenido la importancia de encontrar Justicia, es una gran una conquista que se ha gestado a través de años de lucha y resistencia por parte de los movimientos feministas”, según la fundadora de ABOFEM, una de las organizaciones que presentó en el Senado de la Nación el pedido de desafuero de Alperovich cuando cumplía su mandato en licencia después de ser denunciado. 

Sin embargo, el camino hacia la Justicia no ha sido fácil. Durante el proceso judicial,  algunas personas cercanas al acusado han intentado desacreditar la denuncia. Sara Alperovich, hija del exgobernador, y Beatriz Mirkin, compañera de bancada en el Senado, se identifican como defensoras de los derechos de las mujeres, pero han seguido la estrategia de defensa del acusado, calificando la causa de más de cinco años como una maniobra política. Durante su testimonio, sugirieron que la denuncia coincidió intencionalmente con el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer en el 2019 y acusaron a la oposición de orquestar una campaña para afectar políticamente a Alperovich y a ellas mismas.

Esta estrategia, según Melisa Garcia, es una muestra más de cómo el sistema patriarcal busca perpetuar la impunidad de los agresores y silenciar a las víctimas. “Hemos transitado un montón de casos y en un montón de situaciones en las cuales la palabra de quien denuncia siempre se pone en un lugar de descreimiento, de un desvalor o incluso de cuestionar si tiene algún interés personal para dañar potencialmente a quien está denunciando. Eso es una clara muestra de un sistema patriarcal donde está la idea de la palabra de la mujer contra la palabra del varón. Es casi una maniobra distractora, como buscar afuera y externamente algún tipo complot para poder perjudicar a un político”, señala la abogada feminista.

Para Alejandra Del Castillo, referenta tucumana de Política Obrera y militante por los derechos de las mujeres, el juicio contra Alperovich por abusos sexuales es una guía en la lucha por la Justicia que inspira otras causas. “Representa un importante logro, dará impulso a otras causas donde están involucrados integrantes del poder político. El movimiento de mujeres desde el momento que se conoció la denuncia salió a las calles e incorporó el pedido de Justicia entre sus reclamos. Esto también dio fuerzas a otras mujeres que se animaron a denunciar abusos y violencias de poderosos que hasta el momento parecían intocables”, recuerda la dirigenta de izquierda. 

En este 8 de marzo, el pedido de justicia resuena en las calles de Tucumán y en las movilizaciones que se llevan a cabo en todo el país. Las feministas y el movimiento de mujeres reafirmaron en sus documentos y consignas su compromiso de no tolerar ningún abuso, por más poderoso que sea el agresor. “Es un mensaje de solidaridad y apoyo hacia todas las víctimas, recordándoles que no están solas en su lucha por la justicia y la verdad. La calle se convierte así en un espacio de resistencia y esperanza, donde las voces de las mujeres se alzan con fuerza contra la impunidad y el patriarcado”, concluye Adriana Guerrero.

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