El asesinato de Facundo Ferreira, que para la ONU constituye un caso testigo de la violencia policial en la Argentina, continúa sumando pruebas en contra de los efectivos policiales. Las cámaras de la escena del crimen ponen en jaque la versión oficial.
Los hechos tuvieron lugar el 8 de marzo, cuando los policías Mauro Díaz Cáceres y Nicolás Gonzáles Montes de Oca comenzaron una persecución en la zona del Bajo, de la capital tucumana, a un grupo de motos que se encontraba circulando en la zona.
Entre ellos, circulaba Facundo Ferreira, de 12 años, junto a un amigo. Los dos efectivos de la policía provincial le dispararon a Facundo, hiriendo también a su amigo de 15 años.
De acuerdo al expediente judicial, el policía González Montes de Oca conducía la moto que persiguió a los menores, lo hacía bajo los efectos de la cocaína y la marihuana, de acuerdo a los análisis toxicológicos. Díaz Cáceres iba de acompañante.
A pesar de los intentos de la policía de simular un enfrentamiento y criminalizar a Facundo y al otro niño que viajaba en la moto, las pruebas del caso no apoyan la versión oficial de la persecución y enfrentamiento.
A partir de un video de las cámaras de seguridad, que difundió el portal Todo Noticias ayer, se puede ver a Díaz Cáceres, minutos después de la persecución, marcando las vainas servidas del supuesto enfrentamiento sin ningún tipo de control.
Según la versión oficial, los policías se cruzaron con seis personas que iban en tres motos y, al comenzar la persecución, abrieron fuego contra los uniformados. A raíz de esto, los agentes respondieron el ataque, primero con balas de goma y luego con sus pistolas reglamentarias 9 milímetros. Una de esas balas dio en la nuca de Facundo, quien permaneció tirado en la calle durante más de una hora, hasta que llegó la ambulancia que los trasladaría al Hospital Avellaneda, donde finalmente fallecería. Correspondía que sea trasladado al Hospital de Niños, pero los policías dijeron que tenía alrededor de 17 años y aseguraron que había sufrido un accidente.
Tres meses después de la muerte de Facundo, la fiscal a cargo de la investigación, Adriana Gianoni, desechó la posibilidad de que el niño haya disparado, tal como acusaron los efectivos. Ni siquiera estaba armado. Lo mataron a sangre fría. En el arma calibre 22 encontrada en la zona del crimen no se hallaron huellas de ninguno de los menores.
Francisco Picón, jefe de las fuerzas seguridad de Tucumán, afirmó en declaraciones a la prensa que los oficiales actuaron “conforme a los lineamientos” y sostuvo que los policías “se defendieron procurando salvar sus vidas. Primero intentaron detenerlo con balas de goma y al continuar la agresión hicieron uso de su arma reglamentaria”. Las pruebas desmienten los dichos de Picón y la querella, conformada por Andhes, sostiene desde el primer momento que se trat{o de un caso de gatillo f{acil.
“En el fragor de una refriega no se le pregunta al agresor cuántos años tiene. Es lo que no se entiende. Es la adrenalina del momento. No se le ve la edad a las dos de la madrugada” agregó el jefe de la policía.
El 8 de septiembre se cumplen 6 meses del asesinado de Facundo y los culpables aún se encuentran libres y en funciones, con el agravante de que intimidan a la familia y al barrio entero. El siete de agosto, la policía tucumana tiroteó con balas de plomo y de goma la casa de la familia ubicada en el barrio “La Bombilla”. Los disparos le causaron heridas a Rita Ferreira, una de las tías, y a una vecina. Además el perro terminó muerto.
A pesar de las amenzas y de las contundentes pruebas en contra de los oficiales, el juez subrogante Víctor Manuel Rougés y el juez Facundo Maggio, rechazaron los 3 pedidos de detención y prisión preventiva solicitados por la fiscalía y la defensa de la familia.