Vélez fue mucho más que Tigre y lo liquidó de contraataque. Maxi Romero, doblete, y Andrada, en su debut oficial, metieron los goles. Gran arranque del Fortín en la Superliga.
En el primer tiempo hubo algunas intenciones valorables de ambos lados pero mucha más fricción y lucha. Parecía falta de ritmo en ambos lados, evidenciada en falta de precisión y también en algunas pifias (una del debutante Gastón Díaz al recibir un centro fue cercana al ridículo).
Pero no es ése el foco en que debe desarrollarse el balance de Vélez: resultó muy buena su demostración en la segunda etapa. Romero estuvo letal con su doblete, el traslado de pelota desde el medio resultó certero e intimidante para una defensa de Tigre que paulatinamente fue desintegrándose.
Quizá a Tigre le pesó la presión de ser local, porque tampoco fue que Vélez le puso encima futbolistas de mucha experiencia (Romero tiene 18 años y Andrada un pasado en Europa pero también una etapa con más sombras que luces en el descendido Quilmes).
Stracqua, en su vuelta al Matador, estuvo flojito y aportó poco. Pero no puede considerarse el único responsable de la mala función de Tigre.
Vélez puede apoyarse anímicamente en la victoria para potenciar su rendimiento. Como nunca en los últimos 30 años, arrancó un torneo con la mira puesta en los promedios. Puede entusiasmarse en desprenderse de esa zona roja si el equipo es capaz de repetir prestaciones como la del segundo tiempo.