Un funcionario de la Justicia Federal de Tucumán irá a juicio oral por abuso sexual

Con la confirmación del procesamiento, la causa está cerca de la elevación a juicio. Desde la Fiscalía requieren se haga en el menor tiempo posible, dado que el trámite demoró más de lo debido hasta este punto. El acusado se enfrenta a la posibilidad de ser condenado a una pena que va de nueve meses a cuatro años de prisión por el delito de abuso sexual aprovechándose de una relación de dependencia laboral y de poder.

La Cámara Federal de Tucumán confirmó el procesamiento de a Jorge Edmundo Mistretta por el delito de abuso sexual simple por dos hechos denunciados que sucedieron en el ámbito laboral del Poder Judicial Federal de Tucumán. Mistretta se desempeñaba como Jefe de Despacho de la Secretaría Electoral de Juzgado Federal N° 1 de Tucumán. Llegó a jubilarse antes de que las acciones penales en su contra pudieran avanzar.

Con la confirmación del procesamiento, la causa está cerca de la elevación a juicio. Desde la Fiscalía requieren se haga en el menor tiempo posible, dado que el trámite demoró más de lo debido hasta este punto. El acusado se enfrenta a la posibilidad de ser condenado a una pena que va de 9 meses a 4 años de prisión por el delito de abuso sexual aprovechándose de una relación de dependencia laboral y de poder.

En la causa, otras mujeres brindaron testimonios de situaciones de acoso, persecución, toqueteos, comentarios sexuales, e infinidad de situaciones que sucedían frente a los ojos de todos, pero no iniciaron acciones legales.

El fiscal federal Pablo Camuña explicó que “el rol de la Fiscalía fue llevar adelante la investigación tomándose en serio la denuncia de la víctima y dando a los testimonios de otras mujeres un valor específicamente relevante para la reconstrucción de los sucesos delictivos”.

La primera denunciante relató uno de los hechos por los que el funcionario resultó finalmente procesado. “Luego se citaron a otros testigos, nueve en total, para indagar más sobre el hecho y el contexto. Las declaraciones no sólo corroboraron el testimonio de la denunciante, sino que a su vez -en algunos casos- relataron eventos que colocaban a otras mujeres también en condición de haber sufrido conductas similares”, sostuvo Camuña.

Además, Camuña agregó que “todos los testimonios dieron cuenta de forma coincidente de una atmósfera laboral machista, de violencia y descalificación contra las mujeres, en cuya formación el denunciado tenía un innegable protagonismo”.

El segundo hecho de abuso cometido sobre una segunda declarante, en una situación laboral similar, se sumó a la imputación. En ambos casos se trataba de tocamientos en zonas íntimas sin consentimiento.

En la causa también intervino la UFEM (Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres). “Con un doble objetivo: por un lado, poder discutir con la organización especializada de la Procuración General de la Nación diversos aspectos del caso e incluir en el análisis el estándar más alto posible en la materia (en particular, un análisis despojado de estereotipos y la valoración de la declaración de las víctimas); por otro lado, con la suposición de que este caso podría identificar algún tipo de patrón al interior de la organización de la administración de justicia federal y que debatir el caso -con los recaudos necesarios- podría ser positivo para darle visibilidad”, expresó el fiscal.

Durante todo el trámite de la instrucción, así como también en el requerimiento de instrucción y en la sentencia de primera instancia, el juzgado Federal Nº2 a cargo del juez Fernando Luis Poviña, omitió cumplir con la obligación de proteger los datos de las víctimas de delitos sexuales, y de las demás mujeres que, aunque habiendo sido víctimas, decidieron no iniciar la acción penal. Esto recién fue advertido y subsanado en la sentencia de Cámara. 

Ese mismo juez debe ahora resolver la elevación a juicio de la causa.

Sobre los hechos

Los hechos denunciados habrían ocurrido entre el 2013 y el 2015. Pero, según lo relatado por otras mujeres que brindaron testimonio, los comentarios sexuales y los tocamientos sin consentimiento eran cotidianos y a la vista de todo el mundo.

MLB fue la primera que se animó a denunciar en 2015. Acababa de comenzar a trabajar y una tarde al salir de la oficina Mistretta le ofreció llevarla a su casa. En el camino, ella comentó que se quería operar los pechos y el funcionario judicial aprovechó la ocasión para abordarla y manosearla.

Al lunes siguiente, junto con otra compañera MSR, fueron a ver a la prosecretaria Estela Beatriz Martínez Vázquez para contar lo sucedido. En esa oportunidad, MSR aprovechó para relatar que en dos oportunidades Mistretta le había tocado la cola sin su consentimiento.

Varias mujeres que trabajaron con Mistretta contaron las trataba con torpeza, hacía chistes groseros generando un ambiente hostil, y desacreditaba especialmente a las mujeres.

Un testimonio clave fue el de DMR, quien declaró que vivió un martirio cuando trabajaba en la oficina a cargo de Mitretta. “Decía que todas las mujeres eran putas”, sostuvo. En la oficina, ninguno de los varones se metía, salvo por uno que lo frenó verbalmente una sola vez.

Le tocaba la panza, la cintura o buscaba apoyarla, a ella y a otras chicas. En su declaración contó que aprovechaba la siesta, el horario donde no había gente. Le decía que la amaba y la invitaba a salir. Ante los sucesivos rechazos, Mistretta comenzó a hostigarla laboralmente. En 2013 se animó a contarle a otro jefe lo que estaba sucediendo, salía del trabajo llorando y ya no daba más. El hostigamiento sexual era público. Recién en 2015 la cambiaron de oficina, luego de volver de una licencia por maternidad.

En su declaración DMR dijo que admiraba a MLB por haberse animado a denunciarlo especialmente por todo lo que tuvo que aguantar en la oficina después de hacerlo. “Le decían que no le haga eso al gordito que ya estaba por jubilarse”.

Otros testimonios datan del año 2007, donde BSA declaró en igual sentido que las otras mujeres sobre los comentarios sexuales, la indagación en la vida privada e íntima de quienes trabajaban en esa oficina y el maltrato hacia quienes se plantaban frente a su actitud avasalladora. Además, sostuvo que todo el mundo sabía lo que pasaba con Mistretta.

RC declaró que en 2012 presenció cómo Mistretta acosaba a DRM, sus demostraciones de afecto fuera de lugar, tocando en zonas privadas del cuerpo, que saludaba y tocaba la cola, que eso le pasó a ACC. A DRM le hablaba al oído delante de todos en la oficina, diciéndole que estaba enamorado de ella, obsesionado, no la dejaba tranquila. A la ingeniera de cómputos Mistretta la apoyó. A BSA también la tocó, que todo esto era público, que todos lo sabían, los jefes de oficina también, todos estaban en el mismo espacio.

La complicidad machista y patriarcal que permitió durante años perpetuar un espacio laboral inseguro y perjudicial para las mujeres en un ámbito estatal quedó reflejado en cada uno de los testimonios que tejieron las conductas abusivas exponiendo un gran mapa de impunidad. Más de 10 testigos afirmaron que Mistretta decía que las mujeres “todas eran unas putas menos su madre”.

Era vox populi todo por eso nadie quería denunciar: temían que no pase nada y haya represalias.

Hoy, Mistretta espera la elevación a juicio gozando de una abultada jubilación. La primera denunciante, MLB, quedó sin trabajo luego de realizar la denuncia, como tantas otras mujeres que se animan a romper el silencio y denunciar abusos sexual en el ámbito laboral. 

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