por Sofía Solórzano
El 21 de junio fue el solsticio de invierno (llamado popularmente como “la noche más larga del año”). En esta nota te contamos de tres ocasos que nos dejaron las elecciones provinciales.
- El ocaso de Bussi y de la franquicia Milei
El candidato que más da que hablar en el último tiempo, Javier Milei, con su discurso anarcocapitalista y de ultraderecha, y valiéndose de una fuerte estrategia de marketing y manejo de redes sociales, ha sabido consolidarse como una figura política nacional sobre todo entre las juventudes. Se autodefine a sí mismo como “anticasta” (contrario a la clase política que milita en los partidos tradicionales).
Pese a ser nacionalmente conocido, en un país como el nuestro, es altamente necesario tener arraigo territorial (militancia, adherentes en todas las provincias). Nos remitamos al ejemplo más claro de esa necesidad, cuando en 2015 Macri se valió del despliegue de la Unión Cívica Radical en las provincias para ganar las elecciones. En este último punto Milei viene errando fuerte. De hecho, son múltiples las denuncias a través de redes sociales y de los medios de comunicación de cómo el candidato libertario vendería su sello “la Libertad Avanza” en las provincias, a cambio de cuantiosas sumas de dinero de los aspirantes a cargos electivos, de empresarios e inclusos de los propios militantes del espacio.
En Tucumán, Milei decidió aliarse con el partido Fuerza Republicana (fundado por el genocida condenado Antonio Domingo Bussi), de vínculos directos con la última dictadura militar y los delitos de lesa humanidad. Pero además, el actual líder del partido, Ricardo Bussi, junto a su familia, vienen siendo candidatos desde 1987 en las sucesivas elecciones provinciales y nacionales que se desarrollan en nuestro país, siendo probablemente el ejemplo más claro de “la casta”.
Sin embargo, el gran perdedor de las últimas elecciones es Ricardo Bussi y el partido Fuerza Republicana. La lógica nos llevaría a pensar que ese empapelado por toda la ciudad que lo situaba al lado de Milei, uno de los candidatos mejor posicionados a nivel nacional, provocaría que Bussi traccione más votos. Eso no fue así, y muy por el contrario Bussi sacó un 4%, casi diez puntos menos que en las elecciones del 2019. Un fracaso rotundo. ¿Será el ocaso político de los que reivindican la dictadura en Tucumán?
- El ocaso de los acoples
Si algo dejaron a la luz las últimas elecciones es el agotamiento del sistema de acoples existente desde 2007. Los acoples vinieron a reemplazar a los llamados “sublemas”, pero no solucionaron los problemas que planteaba el sistema anterior, que permitía que el día del comicio se encuentren unas 2000 boletas. Cada “acople” es un partido político provincial, que puede competir con otro partido que lleva el mismo candidato a gobernador o a intendente según la categoría.
Mesas extensísimas con votos, robo de boletas, decenas de fiscales, demoras y filas interminables en las escuelas, fueron algunas de las consecuencias de las elecciones del 11 de junio.
La dispersión de votos que genera el sistema, plantea serias dificultades para que los partidos puedan disputar más de una, o a lo sumo dos, bancas en la mayoría de los distritos electorales. Por esta misma razón, y porque somos la única provincia sin Ley de Paridad de Género, el acceso de mujeres a la legislatura y a los Concejos Deliberantes locales es escaso y en algunos casos nulo. Salvo excepciones, en la mayoría de los cargos electivos que se disputan las nóminas son encabezadas por varones, que a su vez suelen ser los líderes de las “estructuras” políticas; las mujeres recién empiezan a aparecer en el tercer lugar, que dado a que cada partido disputa una o dos bancas, suelen ser lugares “no entrables”.
Sin embargo, es bueno destacar que a partir de estas elecciones, encontraremos muchas más mujeres que ejercerán la intendencia en sus ciudades, municipios como San Miguel de Tucumán, Tafi Viejo, Aguilares y Graneros estarán conducidos por mujeres. Además, se vio durante la campaña un protagonismo y una presencia mayor del colectivo LGBT+ en la disputa política de la provincia.
- El ocaso del alfarismo
Seguramente, una de las noticias de relevancia nacional de las últimas horas es la victoria de Rossana Chahla en la Capital, quien será desde octubre la nueva intendenta de San Miguel de Tucumán. Un repaso por la historia reciente nos lleva a recordar la ruptura de Alfaro, el actual intendente, con las filas del PJ tucumano en el año 2015, y su alianza con el “Acuerdo por el Bicentenario”, que llevaba en la fórmula para el gobierno provincial al radical José Cano y al intendente saliente, Domingo Amaya.
Germán Alfaro, supo aliarse con Mauricio Macri, y de un tiempo a esta parte se convirtió en el representante de Horacio Rodríguez Larreta (Jefe de Gobierno de CABA y actual precandidato a Presidente) en la provincia de Tucumán. Heredero de las mismas mañas de su referente nacional y con una gestión mediocre, el intendente capitalino mantuvo durante estos años relaciones tensas con sus aliados radicales. Pese a esto, Alfaro fue proyectándose y constituyendo una estructura que le permitió llevar a Beatriz Ávila (la candidata a intendenta de Juntos x el Cambio y esposa de Germán Alfaro) al Senado.
La indecisión en torno a la fórmula de Juntos x el Cambio en Tucumán, mantuvo en vilo a la alianza, que momentos antes del cierre de listas y con intervención de figuras nacionales como Macri, Bullrich y Larreta, logró lanzar a la contienda la fórmula Sanchez – Alfaro. Esto no generó consenso interno. De hecho, la lista más votada en la capital, Valores por Tucumán, no hacía mención alguna en sus afiches publicitarios de la figura de Alfaro o de Beatriz Ávila.
Finalmente esto se tradujo en las urnas: más de 11.000 personas eligieron votar a Roberto Sanchez y cortar boleta en la categoría intendente, dejando como ganadora a Rossana Chahla. Quien realizó una elección histórica, devolviéndole la gestión municipal de la sexta ciudad más grande del país al Frente de Todos.
¿En qué situación queda Alfaro? Eso está por verse, se presume que podría competir en una PASO en la boleta junto a Larreta como presidente, enfrentándose a Mariano Campero, quien representaría a Patricia Bullrich en Tucumán. La derrota deja a Alfaro con mucho menos margen de negociación, sobre todo frente al radicalismo, que no estará dispuesto a asumir la derrota de Ávila.
Los ocasos pueden dar lugar a una larga noche, como en el caso del solsticio de invierno, o también preceder una corta madrugada. Como siempre sucede en la política provincial, todo está por verse.