Sputnik 1: a 60 años de la conquista del espacio

El 4 de octubre de 1967 la Unión Soviética sorprendió al mundo entero lanzando al espacio exterior el primer satélite artificial de la historia: el Sputnik. Su objetivo formal era realizar estudios de la ionósfera, sin embargo fue un punto de quiebre para la humanidad. Comenzaba la “Era espacial”.

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A las 22:48, hora de Moscú, el cohete portador R-7 despegó del polígono experimental del Ministerio de Defensa de la URSS, luego llamado Baikonur, en Kazajistán. Llevaba en su punta una esfera de 58 centímetros de diámetro que pesaba 83,6 kilógramos y estaba equipada con cuatro antenas de entre 2,4 y 2,9 metros de largo para la emisión de señales de los transmisores con baterías.

Se trataba del Sputnik (“satélite” en ruso), una palabra que desde aquel momento se hizo famosa a nivel mundial.

Poco más de cinco minutos después del despegue -315 segundos- el satélite se separó del R-7 y emitió sus primeras señales. Había logrado alcanzar una altura de 945 kilómetros antes de desplazarse paralelamente al planeta a una velocidad de casi 29 mil kilómetros por hora.

El envío de datos incluía información de la temperatura dentro y sobre la superficie de la esfera, así como también registros sobre la densidad de las capas altas de la atmósfera y la propagación de ondas de radio en la ionosfera.

El Satélite Artificial Terrestre (ISZ por sus siglas formales en ruso) transmitió durante dos semanas pero estuvo en órbita 92 días, hasta el 4 de enero de 1958. En total realizó 1.440 giros alrededor de la Tierra, el equivalente a casi 60 millones de kilómetros.

El Año Geofísico Internacional

Lanzamiento Sputnik

Lanzamiento del Sputnik en Baikonur, Kazajistán

Para comprender cómo se llegó a este logro científico hay que remontarse al año 1952 cuando el Consejo Internacional de Uniones Científicas propuso el establecimiento del Año Geofísico Internacional, que iría del 1 de julio de 1957 al 31 de diciembre de 1958.

En ese período de tiempo se registraría una actividad inusual del Sol, lo que instó a realizar diferentes mediciones y estudios para conocer su impacto sobre el planeta. En octubre de 1954, el Consejo convocó a los distintos países a construir satélites que permitieran el relevamiento de información, para su posterior estudio.

Para 1955 los Estados Unidos anunciaron la puesta en marcha de un programa para diseñar y lanzar el primero que se denominaría Vanguard. Según los cálculos de los norteamericanos la nave orbitaría la Tierra para el año 1958.

Sin embargo ya desde 1949 la Unión Soviética venía investigando las capas superiores de la atmósfera mediante la utilización de cohetes geofísicos que podían levantar el peso de aparatos científicos a unos 500 kilómetros de altura o más. El programa estaba a cargo del ingeniero aeroespacial Serguéi Koroliov que, desde 1946, tenía el cargo de diseñador general de cohetes balísticos.

En al año 1956, con la carrera espacial ya lanzada, los soviéticos pretendieron utilizar al R-7 para lanzar al espacio el llamado “Objeto D”. Se trataba de un aparato que podía pesar hasta 1400 kilos con otros 300 de equipos científicos. Rápidamente comprendieron que el objetivo era inviable.

Fue el propio Koroliov que propuso entonces comenzar con un proyecto más humilde y reducir el increíble peso del “Objeto D” a los menos de 84 kilos del Sputnik.

La carrera espacial

Menos de un mes después del lanzamiento del Sputnik 1 -y cuando este todavía estaba en órbita- la URSS lanzó el Sputnik 2 que tenía además, una novedad: llevaba por primera vez un ser vivo al espacio. Se trataba de la perra Laika que murió a las siete horas del despegue. Recién el 31 de enero de 1958 los EE.UU. lanzaron su primer satélite, el Explorer 1.

Durante los años siguientes la carrera espacial entre ambas potencias continuó con una clara ventaja soviética que no sería revertida hasta más de una década después con la llegada del Apolo 11 a la luna en 1969.

En el medio la potencia comunista logró llevar al primer hombre al espacio, Yuri Gagarin, en 1961. Y también a la primera mujer, Valentina Tereshkova, en 1963.

En 1967, diez años después del lanzamiento del Sputnik, la Federación Internacional de Astronáutica proclamó el 4 de octubre de 1957 “Día del comienzo de la Era Espacial de la humanidad”.

La URSS, un país que en 1917 apenas si abastecía de electricidad a una parte de su territorio, había logrado en cuatro décadas -y con 27 millones de muertos por la Segunda Guerra Mundial en el medio- un logro que cambió para siempre la historia.

El escritor estadounidense Ray Bradbury sostuvo sobre lo ocurrido ese 4 de octubre: “Aquella estrella que se movía impetuosamente de un lugar del cielo hacia el otro era el futuro de toda la humanidad. Aquella chispa en el cielo hizo inmortal a la humanidad”.

Fuente: https://notasperiodismopopular.com.ar/2017/10/03/sputnik-1-60-anos-conquista-espacio/

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