En la entrega de los Premios Oscar de este año pasaron muchas cosas, la mayoría de ellas pasaron desapercibidas debido a la cachetada de Will Smith a Cris Rock. Al parecer todo el mundo tuvo algo que decir al respecto, permitiéndonos desandar varios caminos referidos al racismo, al patriarcado, a los límites del humor, a la presión estéticas sobre los cuerpos y a otras tantas aristas importantes, posibles y atinadas para la situación.
Como sucede con muchos de los debates que nos damos para deconstruir la violencia, muchas veces damos vueltas sobre el mismo tema y hasta llegamos a reproducir la práctica que estamos criticando. Un poco lo que le pasó a Will Smith. No hay una sola arista importante en cada tema, y no necesariamente todas las personas tienen que coincidir en la misma.
Deconstruir también es poder mirar lo complejo sin un orden jerárquico establecido y sin frases universales abstractas que al fin de cuentas borran las particularidades y pierden sentidos. Por ejemplo, decir “toda violencia es igual de repudiable, la violencia es el límite” equipara a un altercado entre dos hombres de la industria del cine a cualquier hecho de violencia de género que se vive en lo cotidiano en Argentina. Y como consecuencia de esa equiparación, si a una persona le parece que estuvo bien la cachetada a Will a Cris, le decimos que está a favor de la violencia de género o que es parte del problema y no de la solución. Y así caemos una vez más en discusiones que lejos de generar aprendizajes generan peleas.
O cuando universalizan el rechazo a la violencia sin contextos y solo nos queda la frase “Paz mundial” , que de tan amplia y repetida encarna más un chiste con referencia en los concursos de belleza que un horizonte ético y político.
Es importante, cuando se trata de asuntos que no son de vida o muerte, como lo que pasó en los Óscar, poder debatir y reflexionar sin la presión de que esto es una carrera de argumentos. A fin de cuentas, muy poco de lo que pasa en un evento extremadamente particular a más de 9 mil kilómetros de distancia es lo suficientemente relevante para que se nos juegue la vida en ello.
Pasaron otras cosas
Ocurrieron otras cosas en la entrega de premios que también podrían ser motivo de charlas e incluso de debates. Besos de actrices lesbianas, presencias de actrices y actores trans y otras identidades aparecen en un evento que históricamente fue y es creado por hombres blancos cis-heterosexuales, y en donde se premian mayormente a ellos mismos.
Lady Gaga y Liza Minelli protagonizaron unos minutos especiales en la gala, juntas anunciaron el premio a mejor película, Coda. Liza tiene ya 75 años de edad, y entró al escenario en silla de ruedas. Pasaron ya 50 años del estreno de Cabaret, el musical histórico que inspiró a millones de personas en el mundo a cantar, a bailar y romper con prejuicios referido a la sexualidad y los estereotipos de belleza.
Como dijo Lady Gaga, la “leyenda” del musical subió en silla de ruedas y un poco perdida, como es común que suceda en nuestro último estadío de vida. La rapidez y el cariño de Lady Gaga logró sortear la situación y regalarnos un hermoso momento de admiración y contención.
-“Te tengo” murmuró Gaga al oído de Liza
-”Lo sé, gracias”
Algunas personas vieron repudiable la presencia de una “deteriorada” Liza en el escenario. Aún nos resulta incómodo ver a los ojos y en pie de igualdad a la vejez. Aún hoy el culto a la juventud eterna nos tiene como fieles seguidores. Más allá de las apreciaciones sobre la exposición, resulta agradable pensar que quizás por última vez la reina del musical vivió en vivo y directo el aplauso sobre un escenario. Ese aplauso que alimenta a los sueños y los sueños de las artistas, ese aplauso que para algunas, como es su caso, debería ser eterno.
Otros gestos históricos y destacables de la entrega de premios fue la presencia de tres presentadoras y humoristas: Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes. Como parte de esa presentación Sykes hizo alusión a la reciente ley de Florida que prohíbe a los docentes hablar sobre orientación sexual en las escuelas: “Y para ustedes en Florida, vamos a tener una noche gay“.
Además Kristen Stewart y su prometida Dylan Meyer protagonizaron uno de los momentos más lésbicos de la noche cuando se dieron un beso en la alfombra roja. La guionistas lesbiana Lena Waithe y el actor trans Elliot Page fueron otros referentes del colectivo LGBTI presentes en la gala.
Poder detenernos en varios otros gestos y presencias, que no son una cachetada y en la cual no son protagonistas hombres, es también un ejercicio necesario para construir otros sentidos. Deconstruir no siempre tiene que ser desarmar, enjuiciar y cancelar, sino también puede ser apreciar, elogiar y permitirnos sentir las sutilezas que otros vínculos pueden mostrar.