Durante la mañana de hoy la familia de Facundo Ferreira se movilizó junto a organizaciones sociales y de derechos humanos desde el barrio Juan XXIII La Bombilla hasta tribunales penales para exigir justicia por Facundo, el niño de 12 años que fue asesinado por la policía.
El jueves 8 de marzo, mientras miles de mujeres se movilizaban en Argentina por sus derechos y en contra de la violencia, en Tucumán se abría una nueva herida signada por la impunidad. Facundo Ferreira de 12 años circulaba como acompañante en una moto cuando una bala de plomo le impacto en la nuca dejándolo al borde de la muerte. La bala fue dispara por un policía de la provincia, quien, de acuerdo a la versión de las fuerzas de seguridad, se encontraba persiguiendo a otra moto y abrieron fuego en plena calle. El niño fue trasladado al hospital Padilla y murió al poco tiempo. Las versiones que comenzaron a circular inmediatamente confundieron hasta la identidad del niño y su edad.
Durante la mañana de hoy la familia de Facundo se movilizó junto a organizaciones sociales y de derechos humanos desde el barrio Juan XXIII La Bombilla hasta tribunales penales para exigir justicia. Su familia denuncia que hubo manipulación policial de las pruebas y de los hechos. “A mí abuela le dijeron el viernes que el dermotest había dado negativo y ahora la fiscal dijo que daba positivo. No le creemos y vamos a pedirle que nos muestre la prueba”, agregó. “Se juntaba con todos: con el chorro y con el chico bien, porque no tenía problemas con nadie”.
La noche en que fue baleado por la policía, había salido a comprar comida, pero en el camino lo invitaron a ver las picadas de motos que se corren en el Parque 9 de Julio.
“La policía se encargó de difundir imágenes falsas de mí hijo”, explicó a este medio Malvina Gómez, la madrina de Facundo. “¿Quiénes son ellos para quitarle la vida? Todos tenemos derecho a la vida, no por que estén vestidos de azul pueden ir y matar por que sí”.
A las 4 de la madrugada del jueves, tres horas después de que lo habían baleado, su abuela Mercedes recibió un llamado telefónico desde el hospital Padilla y ahí empezó el dolor, pero también el derrotero de confusiones. La primera versión que la policía le dio fue que Facundo se había caído de la moto, que había sido un accidente, relató Malvina. Luego, después de que les avisaron de la muerte y “mientras esperábamos en la Guardia que nos den el cuerpito, los policías nos hacían muecas, se reían, nos hacían burla”.
“Hay un testigo taxista que vio cómo el mismo policía que le pegó el tiro, lo agarró a patadas en el piso” a Facundo, agregó la mujer.
Facundo era muy querido en su barrio y en Santa Fe, donde vivía su mama. “En diciembre jugó el torneo de ‘Los Tigresitos’, que es muy reconocido allá en Sunchales. Le dieron unos trofeos, todos lo querían”, agregó Malvina. “Él amaba jugar al fútbol. Quería llegar a ser alguien para comprar una casa para su abuela y sacarla del barrio”, relato Gómez.
Hilda reiteró una y otra vez que “todo lo malo que se dice de él es mentira, mentira, mentira. No era un delincuente. Dicen eso porque vivimos en una villa de emergencia y se creen que pueden decir eso y matarnos como lo mataron a él, como a un perro”.
Malvina también se mostró angustiada por el tratamiento en los medios de comunicación. “En los medios nos dan con un caño porque vivimos en La Bombilla, pero vamos a ir a dar la cara porque, si anduviéramos en cosas malas, tendríamos vergüenza de pedir Justicia. Deberían informarse bien y hablar con nosotros. También tenemos voz y derechos, porque también somos seres humanos”.