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La artista, docente e investigadora, Carlota Beltrame, ganó el primer premio adquisición del histórico Salón Nacional de Artes Visuales del ex Ministerio de Cultura, con su obra “La utopía”. Desde La Nota conversamos con la artista que proyectó con su premio la mirada nacional en Tucumán, viajes en el tiempo e interpelación política.
El viernes 09 de noviembre se realizó la entrega de premios del Salón Nacional de Artes Visuales 2018 que cada año convoca a cientos de artistas de todo el país. El primer Premio Adquisición Presidencia de la Nación, implementado a partir de la reforma del reglamento desde mediados de agosto de este año, cuyo valor es de $250.000, fue otorgado a la obra La utopía, de la artista tucumana Carlota Beltrame, quien en el intento de asistir al acto de entrega de premios perdió el vuelo tras las asambleas de trabajadoras y trabajadores de Aerolíneas Argentinas.
El Salón Nacional de Artes Visuales es un histórico concurso nacional que se realiza de manera ininterrumpida desde 1911, siendo esta la edición número 107. “Se trata de un reconocimiento del Estado a los -y las- artistas visuales y refleja la producción de todo el territorio nacional”, enuncia la página web de la actual Secretaría de Cultura de la Nación, cuya edición 2018 seleccionó un 56% de artistas de C.A.B.A. Entre los tucumanos y tucumanas seleccionadas se encuentran, además de la ganadora, Marcos Figueroa, Sofía Noble, Javier Soria Vázquez, Hernán Aguirre García, Diego Aráoz y Walter Tolaba.
El Jurado 2018 fue integrado por Kekena Corvalán, Julio Sánchez, Fernando Allievi, Carolina Antoniadis, Pablo Siquier, Rodrigo Alonso y Carina Cagnolo. “Nos interesó su tratamiento sobre la memoria política, a través del cruce de la tradición del tejido randa y las formas del arte contemporáneo. Destacamos su excelente factura y montaje de las piezas suspendidas sobre passe-partout blanco, que se confunden por el efecto tono sobre tono, adquiriendo visibilidad ante las sombras que proyectan”, leyó un vocero del jurado sobre La utopía y su mentora en la entrega de premios desarrollada en horas de la tarde del viernes.
“Carlota es una de esas artistas, yo diría “todo terreno”, que tiene una visión integral y abarcativa en su producción, porque no sólo se concentra en la ejecución de sus piezas, sino que además, ésta forma parte de un conjunto de acciones en el campo teórico de la investigación, la docencia, la gestión cultural y participación política. Todos los ámbitos de interés de Carlota se evidencian en la obra premiada (La utopía), donde propone una re-lectura de las ideas que atravesaron nuestra historia como país y -al mismo tiempo- señala el posicionamiento desde el cual lo hace. Visto así, las randas no sólo representan un intento de recuperar una manualidad ancestral, sino también un lugar para -y desde- la interpelación política”, indicó el artista visual y docente, Marcos Figueroa, que fue consultado desde La Nota para conocer su opinión sobre el premio de su colega y los cambios del reglamento del salón.
Premio al interior…
“Considero este galardón como una distinción muy merecida, tanto a la trayectoria de Beltrame, como por la calidad de la obra en sí misma, pero también lo valoro desde un punto de vista regional, puesto que repercute en descentralizar la mirada de Buenos Aires, para acercarla a otra región del país, en este caso el norte; la región que para Cavallo era inviable, ¿no?”, indagó Figueroa. “Bueno, creo que en estos tiempos es clave que los artistas sigamos levantando nuestras voces para decirles a los gobernantes que modifiquen sus políticas, que sus modelos van por mal camino y que el norte argentino tiene un valioso sentido de producción, entre otras virtudes”, continuó Figueroa que también expuso en el Salón de Artes Visuales.
…y a una mujer
“Nunca pensé que pudiera ganar en este salón –entendido como el más importante y prestigioso del país- porque cuando fui aceptada observé los nombres de los demás seleccionados y allí se encontraban varios artistas que admiro, tanto por sus obras como por sus trayectorias. Entonces, me sorprendió gratamente ganar el primer premio y cuando me preguntan qué siento, sólo puedo decir “alegría interior” y una nueva oportunidad para revaluar mi carrera y obra”, expresó Carlota Beltrame para La Nota.
Ser artista visual en Tucumán
“En la década de los noventa obtuve una beca –de mucho prestigio en aquel momento- que fue muy importante para mí. Era una beca piloto de la Fundación Antorchas, donde fui compañera de Nicola Costantino, Claudia Fontes, Leandro Erlich, Mónica Girón y tantos otros nombres de artistas que hoy resuenan en la escena nacional e internacional representando a Argentina. En aquellos años me ilusioné mucho con que mi carrera adquiriera una proyección que excediera a los límites de la provincia, al menos. Pero pasaron los años y retorné a Tucumán, que se encontraba con una escena de arte contemporáneo pequeña, recién consolidando su propia marca y aquella proyección que tenía en mente no sucedió. Sin embargo, comprendí algo mucho más interesante -y valioso- para mí y es que el verdadero sentido de un artista es en relación a su comunidad, construir sentido desde allí, darle nuevas significaciones a la escena y a la comunidad en general. Esto lo fui comprendiendo a través de un largo proceso, puesto que Tucumán es una escena muy compleja y muchas veces me pregunté qué sentido tenía ser artista aquí y no pude responder esa pregunta del mismo modo que lo hago hoy”, recordó Carlota sobre su construcción como artista en su provincia natal y de residencia.
Forma de pensar y curar el arte
“Bueno… discuto bastante acerca de mi escepticismo sobre los discursos universales. Pero trasladando la pregunta a mi escena, creo firmemente que está vinculado a las presiones que el sistema ejerce sobre los artistas de las provincias, para que se parezca en algo a los de la capital (la vieja antinomia centro/periferia). Particularmente, me gusta mucho un curador peruano, llamado Miguel López, que trabaja en Costa Rica. Él sostiene que el sentido de realizar una curaduría no es elaborar teorías excéntricas ni exóticas sobre temas universales, sino hacer preguntas que tengan un valor en la comunidad donde la muestra se desarrolla y -quizás- arriesgar algún tipo de respuesta. Me siento muy identificada con ese tipo de visión respecto al arte y por eso siempre les guiño un ojo a los tucumanos, es decir, incorporo elementos inequívocos de “tucumanidad” -como la randa- que sólo otro coterráneo podrá entender cabalmente si esto no se acompaña de otros elementos que orienten a los posibles espectadores”, se sinceró la artista.
Post galardón
“No sé realmente qué puede resultar después de un premio que da visibilidad, sobre todo en una escena que ha cambiado bastante en Argentina. Sigo observando el centralismo en Buenos Aires, incluso en las gestiones que van en búsqueda de la descentralización. Sin embargo, las provincias tienen un lugar que años atrás no disponían. En este sentido, un premio como este podría fomentar una mayor circulación de mi obra y eso repercute inevitablemente en una mayor circulación de obras fuera de C.A.B.A. De todas formas, me respaldo en la producción de sentido dentro mi comunidad y la introducción de variantes de un modo imprevisible localmente”, reflexionó.
Proyección: el pasado visita el presente (o nunca se fue)
“Además de una obra sobre papel y otra compuesta de piezas de piedra, estoy desarrollando un proceso que me interesa mucho en estos momentos, que es revisitar piezas que hice hace muchos años, en los noventa, por ejemplo, unos borceguíes de ónix, del mismo modo que revisité la gorra del mismo material con luz interior que se encuentra en Buenos Aires luego de una exposición que se hizo en el Parque de la Memoria. Cabe la pregunta de ¿por qué revisitar? Primero, porque tengo una suerte de obsesión de la memoria y segundo, porque dadas las condiciones socio-políticas actuales de nuestro país, Latinoamérica y el mundo, estamos circulando alrededor del facismo otra vez, y si alguna vez pensé que aquellas producciones habían perdido alguna vinculación y posibilidad de relectura política desde el presente, estaba equivocada”, finalizó Carlota Beltrame para La Nota.