La película, protagonizada por Elijah Wood, relata el complicado reencuentro entre padre e hijo.
¿Una moderna pesadilla kafkiana o un delirio sin pies ni cabeza? Una experiencia indescifrable, impredecible aun para el protagonista del filme, un inmenso Elijah Wood —ya sin retazos de aquel Frodo que alguna vez interpretó— en una historia totalmente impredecible, descabellada, de un tenebroso absurdo plagado de momentos icónicos y bellísima fotografía; con increíble maestría en la creación de atmósferas, aprovechando hasta el último recurso por parte de Ant Timpson, director primerizo, otrora productor de obras como la serie The ABCs of Death (VV.DD., 2012), Turbo Kid (Anouk y Yoann-Karl Whissell y François Simard, 2015) o The Greasy Strangler (Jim Hosking, 2016; con Wood también como productor).
Incómoda, cruda, de un hilarante humor negro que no teme a concebir situaciones tan grotescas como cómicas. Una escalada hacia la locura más violenta, siempre en contraste con la pusilánime personalidad de Norval, el héroe del relato. El vaho de un mundo subterráneo que ya no existe y una venganza que tarde o temprano llegaría, un guión inteligente que tarda —bastante, quizás— en arrancar, pero que cuando explota… Una fantasía tarantinesca de aquellas. Una película que sabe lo que es, lo que quiere ser, y no tiene pretensiones de grandeza o solemnidad alguna: un oxímoron sin rumbo fijo que recoge lo mejor de Shakespeare y Beyoncé. Concisa, directa dentro de un enrevesado camino lleno de giros de trama y expectante ante lo que podría venir.
Dirigida por: Ant Simpson.
Protagonizada por: Elijah Wood, Stephen McHattie, Ona Grauer, Michael Smiley, Martin Donovan, Madeleine Sami, Simon Chin, Garfield Wilson, Raresh DiMofte, Alla Rouba.
País: Canadá.
Género: Comedia, thriller.
Duración: 93 minutos.
Me pareció interesante el tráiler, ya la veremos.