La victoria se sustentó en el estelar partido del Tanque bahiense, en el buen trabajo de la pelota parada y en el abanico ofensivo que presenta el elenco de Eduardo Coudet cuando se lanza con espacios. Padeció atrás, gracias al buen semblante que ofreció el conjunto de Belo Horizonte. Pero goleó a pura efectividad.
Después de un semestre cargado de irregularidades, la Academia se asentó con la llegada de Eduardo Coudet: ganó sus últimos cuatro partidos de manera consecutiva, lo que le permitió recuperar la confianza de cara al comienzo del torneo internacional.
El primer tiempo le dejó un balance positivo desde el resultado, aunque no tanto desde el juego. Cruzeiro perdió a Fred, una de sus figuras, en los primeros minutos de juego, pero mantuvo su dinámica. Con movilidad por parte del uruguayo De Arracascaeta y de Robinho, llevó preocupación al fondo de la Academia.
Pero Racing tiene un as en estado de gracia. Y un trabajo respetable con la pelota parada. Esa combinación le dio dos veces la ventaja. A los 13′, Cardozo encontró la entrada del delantero bahiense para el 1-0. A los 44′, tras varios sofocones, una acción planificada se ensució, pero Martínez, una vez más llevó claridad para el 2-1.
En el medio, Cruzeiro se hizo dueño del desarrollo y generó peligro. A los 31′, Musso debió responder dos veces (ante Rafael Sobis y Robinho) y De Arrascaeta reventó el palo, todo en la misma acción. Martínez, en el otro arco, no perdonó.
La segunda etapa comenzó con el equipo de Belo Horizonte en poder del balón. Tuvo el empate a los 7′, con un increíble remate de Rafinha al travesaño. Pero Martínez no cesó con su recital. El arquero visitante le tapó un tiro indescifrable. A los 17′, se tomó revancha.
Otra vez en una pelota parada, tras un córner preciso, se elevó por encima de la defensa de Cruzeiro y anotó su tercer gol. El 3-1.
Asumiendo riesgos ante los implacables hombres ofensivos de Racing, Cruzeiro no dejó de buscar. Moviendo la pelota, con buenas intenciones. Robinho, de tiro libre, a los 24′, puso el 3-2 y la definitiva chapa de partidazo.
Pero el encuentro siguió ofreciendo emociones. El incesante ida y vuelta entre los intentos de la visita y los contragolpes furiosos del local derivó, a los 31′, en la llegada de Augusto Solari quien, con un tiro cruzado, decretó el 4-2.
Ganador de la Copa Libertadores hace poco más de medio siglo (1967), Racing comenzó con un ritmo arrollador su octava participación en este certamen. Con Lautaro Martínez, todo es posible.