Comenzó el juicio que permitirá echar luz sobre lo que sucedió el 6 de mayo de 2017 en Alderetes, al este de San Miguel de Tucumán, cuando Daiana Garnica salió de su casa y no volvió más.
Lo que se sabe, es que se habría encontrado con Darío Suárez, un vecino de 40 años quien le había pedido que lo acompañe a comprar un aire acondicionado. Se convirtió en el principal sospechoso ya que en el celular de Daiana, que había quedado en su casa, se encontraron mensajes en donde él le pedía que borrara la conversación y le avisaba que la estaba esperando en la parada.
Suárez es el único imputado en la causa por privación ilegítima de libertad y homicidio agravado por alevosía y por mediar violencia de género. Niega haberla visto aquella tarde. Por el momento se negó a declarar. Solo brindó detalles de su vida personal frente al tribunal.
El juicio promete ser largo. Hay más de 36 testigos que pasarán a dar testimonio. Afuera, organizaciones de mujeres y feministas prometen acompañar a la familia Garnica quien en estos seis años no pararon de buscar a su hija. En sus hermanas se pueden ver los rasgos de Daiana. Los ojos, la sonrisa, esas imágenes grabadas por las fotos que se compartieron una y otra vez ante su desaparición.
Ramón, el papá, fue el primero en declarar. Contó que estaba separado de la madre de Daiana, pero que tenían una excelente relación. Detalla cómo fueron las primeras horas después de realizar la denuncia y comenzar a buscarla. Días sin dormir, la angustia y el desconcierto.
Muchas pistas falsas surgieron durante la investigación. Que se la vio en tal lado, que estaba en otra provincia, hasta un mensaje en un billete de $2 pesos dónde había un pedido de ayuda y aseguraba que estaba con vida. Todas esas pistas fueron investigadas ante la sospecha de una posible vinculación con una red de trata, pero luego desestimadas.
“Quiero saber qué pasó con mí hija”, dijo Ramón. “¿Usted piensa que su hija está viva?”, preguntó la defensa. La querella se opuso, pero el tribunal le permitió que responda. “Quiero saber qué pasó”, volvió a repetir.
Se trata de un juicio complejo ya que se juzga a Suárez por homicidio agravado, pero el cuerpo de Daiana nunca apareció. Suárez trabajaba en una ladrillera, y se hicieron dos rastrillajes en los hornos, ya que había rastros de que se habían prendido el día que desapareció la joven, pero ningún hallazgo fue concluyente.