El martes, tras la represión policial del domingo, los catalanes fueron convocados al “paro de país” y la huelga general. Miles de personas desbordaron las calles de varias ciudades en distintas manifestaciones durante todo el día. En Barcelona, según la policía local, hubo 700 mil personas marchando.
El martes, Barcelona se despertó con varias concentraciones simultaneas en protesta a la actuación violenta de la Policía Nacional y la Guardia Civil el pasado domingo durante el referéndum, que terminó con casi 900 heridos. También fue una ocasión para validar la consulta, criticar al gobierno de Partido Popular (PP) y exigir la mediación de la Unión Europea.
A las seis de la tarde dos marchas multitudinarias volvieron a coincidir. Por un lado, Taula per la Democràcia, formada por los sindicatos Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), patronales de PyMEs y entidades independentistas, citó a un acto en Plaza Universitat en el marco del “paro de país”, una protesta sin llamar a la huelga general, “en defensa de los derechos y libertades”.
Por otro lado, desde los Jardinets de Gracia marcharon los sindicatos como la Confederación General del Trabajo y organizaciones de izquierda como la CUP, que sí llamaron a una huelga general “por la represión de los aparatos del Estado y por la república de la gente trabajadora y la clases populares”.
“La gente ha salido a decir que no queremos que nos peguen en la calles y que lo que pasó el domingo fue un referéndum en donde votaron más de 2 millones de personas”, explica Gerard que además entiende que solo en una república catalana se puede volver a hacer una consulta con garantías democráticas.
También hubo lugar para quienes no están de acuerdo con la independencia. “Salí con la bandera, a la que le dibujé un símbolo de la paz, porque estoy en contra de la violencia y más si viene del Estado”, dice Rafael que cree que una consulta pactada es lo más democrático. “El domingo no iba a votar, pero al ver todos los palos que empezaron a repartir no pude estar en casa, tuve que salir y aunque sea votar no”, narra Isaac quien descalifica a Mariano Rajoy como interlocutor.
Según la consellera de Treball (Trabajo), Dolors Bassa, 59 rutas fueron cortadas, los puertos de Barcelona y Tarragona estuvieron cerrados, así como Mercabarna (una especie de Mercado Central). El paro en sector educativo fue total y todas universidades permanecieron cerradas. En Sanidad fue de un 75%. Se mantuvo un servicio mínimo en los transportes públicos. En los comercios, bares, almacenes o talleres pudo verse las persianas bajas o a medio cerrar. El acatamiento fue menor en las grandes empresas privadas donde sus trabajadores están mayoritariamente afiliados a los sindicatos UGT y CCOO.
La jornada terminó con el mensaje del rey Felipe VI. El monarca criticó a los independentistas y defendió la Constitución y la unidad de España. Acusó a las autoridades catalanas de vulnerar “de una manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”.
“Ante esta situación de extrema gravedad, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones”, aseguró Felipe VI que dejó así la puerta abierta a una intervención del autogobierno catalán.
El Borbón, que en ningún momento tuvo palabras para quienes apoyan la independencia, dijo que acompaña a los catalanes que no quieren separarse de su reino: “No están solos, ni lo estarán. Tienen todo el apoyo del resto de españoles. Y la garantía absoluta del Estado de Derecho en la defensa de su libertad y sus derechos”.
Quizás porque el mensaje no era para ellos o porque tampoco les interesaba, pero mientras Felipe VI hablaba, en Cataluña, sonaban con fuerzas las cacerolas.
Luciano Coccio, desde Barcelona – Para Notas Periodismo Popular