Las principales centrales sindicales del país rechazan principalmente la reforma del sistema previsional.
El mismo día en que comienza la Copa America Brasil-2019 y en medio de las polémicas filtraciones que han puesto en duda la parcialidad del exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia, el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro se enfrenta a una huelga general contra la reforma de las jubilaciones.
Las centrales sindicales brasileras iniciaron hoy la primera huelga general contra el gobierno, con el rechazo a la reforma del sistema previsional como principal reclamo.
La medida de fuerza fue convocada por la Central Única de los Trabajadores y Fuerza Sindical, las dos organizaciones más importante y tradicionalmente enfrentadas entre sí.
También respaldan la medidas las otras diez organizaciones gremiales de alcance nacional, informó la agencia de noticias ANSA.
En San Pablo, la ciudad más poblada del país, la huelga afectaba parcialmente el subte, con algunas estaciones cerradas en las primeras horas de la mañana, pero no se sentía en los colectivos urbanos, que circulaban con normalidad.
Los sindicatos de profesores estaduales y municipales también adhirieron a la medida, a que también respaldan los bancarios del estado de Sao Paulo, el más rico de Brasil.
El Sindicato de los Metalúrgicos del gran San Pablo indicó que en el cordón industrial paulista el paro fue apoyado en algunas fábricas, entre ellas en la planta de Mercedes Benz.
Ayer, en una sesión de la comisión de la Cámara de Diputados en la que se está discutiendo el proyecto de reforma previsional, la huelga se coló en el debate.
La diputada Gleisi Hoffmann, líder del opositor Partido de los Trabajadores (PT), dijo que la reforma es cuestionada “no solo por la oposición” y se mostró confiada en que la huelga de hoy va a “parar el país”.
Esta mañana hubo bloqueo de rutas y avenidas con barricadas en San Pablo, Rio de Janeiro y Brasilia.
En Brasilia se registraron alteraciones en el transporte, con un paro total de choferes de ómnibus y con los conductores de subte manteniendo una medida de fuerza de huelga parcial que cumple hoy 40 días.
En la capital tampoco hubo clases en varias escuelas públicas ni en la Universidad de Brasilia.
Los reclamos de la huelga
- Contra la reforma de pensiones
Se trata de una medida considerada prioritaria por el Gobierno del ultraderechista para equilibrar las cuentas públicas, pero que ha generado gran descontento social.
La iniciativa establece una edad mínima de jubilación de 62 años para las mujeres y de 65 para los hombres, así comoun período de transición de 12 años hasta que las reglas entren en vigor. Actualmente en el sector privado las mujeres pueden jubilarse con30 años de cotización y los hombres con 35, independientemente de su edad
El Ejecutivo quiere con esta reforma aumentar los ingresos, pero también recortar los gastos limitando beneficios. Tiene previsto un ahorro de unos 310.000 millones de dólares en una década. Tan solo en 2018, las pensiones acumularon un déficit de unos 78.600 dólares.
Los sindicatos consideran que la propuesta es un ataque contra la clase trabajadora, que gozará de menos derechos y recursos.
- Creación de empleo
Los huelguistas denuncian que tanto Bolsonaro como su ministro de Economía, Paulo Guedes, no tienen una política clara para el crecimiento económico y la generación de empleo. A pesar de que la reactivación de la economía era un pilar fundamental en la campaña presidencial de Bolsonaro, el PIB de Brasil sufrió una contracción de 0,2 % en el primer trimestre del año, lo que supone su primera caída desde 2016.
- Denuncian los recortes en educación
De la misma forma que el 15 y 30 de mayo tuvieron lugar marchas masivas de estudiantes contra los recortes del gobierno en educación, se espera que este viernes los jóvenes vuelvan a ocupar las calles.
Protestan contra el recorte en educación dispuesto por el Ejecutivo de Bolsonaro, que anunció un “congelamiento” del 30 % del presupuesto no obligatorio de las universidades federales, representando el 3,4 % del total dirigido a esas instituciones académicas. El ministro de Educación, Abraham Weintraub, justificó entonces los recortes alegando que algunas instituciones permitían “eventos políticos, manifestaciones partidarias y fiestas inadecuadas para un ambiente universitario”.
La medida originó una fuerte polémica en Brasil y las protestas supusieron las primeras muestras importantes de rechazo a las políticas del presidente en las calles.
Con información de RT.com