No todos los que van a la feria compran o venden en ella (refrán popular). Nuestro Mercado del Norte, como vida cotidiana del pueblo tucumano.
Por carlos darío albornoz1
En la Guía Ilustrada de Tucumán en el año 1901, encontramos un acápite destinado a recorrer los mercados que funcionaban en Tucumán en el año 1901. En relación al Mercado del Norte publica un par de fotografías que son de nuestro interés. Una realizada por Ángel Paganelli en el año 1869, del Mercado del Algarrobo, que ocupaba el espacio urbano donde actualmente encontramos al Mercado del Norte.
En el texto que podemos leer más abajo podemos ver una fotografía realizada por el Dr. Paz Peña del año 1875 del nuevo edificio que se había construido en reemplazo de aquel que Paganelli había fotografiado y en el texto hace hincapié de los productos que allí se comercializaban, resaltando “las instalaciones higiénicas y lujosas”.2
Con el propósito de completar la información con que contamos, transcribimos el siguiente texto:
El sitio en el que se encuentra edificado el Mercado del Norte, fue inscripto en el Registro Inmobiliario en el año 1990. Como propiedad de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. Dicho dominio fue escriturado por escribanía de Gobierno el 2 de enero de 1990, por prescripción adquisitiva, en la Matrícula Registral N-32358.
Parte de dicho inmueble fue adquirido por la Municipalidad en cumplimiento de la Ley provincial N° 436, del primero de marzo de 1879, la cual declara de utilidad pública los terrenos necesarios para el ornato e higiene del Mercado del Norte, con arreglo al plan del Ingeniero Municipal.
El terreno en el que se construyó originalmente el Mercado del Norte, de acuerdo a la ley del 8 de marzo de 1861, era de propiedad pública; su construcción se realizó con arreglo a la ley N° 219, del 2 de diciembre de 1863.3
En el mes de marzo del año 1998 tuve la oportunidad de viajar a París a estudiar conservación de fotografías y me tomé el trabajo de ir hasta un mercado a cielo abierto que funcionaba en esa ciudad a fines del siglo XIX y principios del XX. Hacía poco que había encontrado en Tucumán entre unas placas negativas de vidrio que se tomaron en París, tres que fotografiaban un negocio en el “9 de Rue Bayén – Arrondisement 17 de París”, donde funcionaba un mercado de barrio llamado Á L’Alimentation. En ellas se observa a las personas que trabajaban en este negocio y la calle donde se encontraba.
En el año 1998, tomé unas fotografías de esa calle donde estuvo Á L’ALIMENTATION y me encontré con varios negocios instalados en locales formales y otros a cielo abierto.
Por supuesto me sorprendió que el espacio comercial que funcionaba a fines del siglo XIX y principios del XX siga funcionando, por lo que entré a Google Heart y bajé unas fotografías de la misma calle en el año 2021.
Hoy, aquella calle donde funcionaba un mercado, sigue manteniendo su personalidad y características después de 120 años.
Mientras tanto en Tucumán, desde aquel Mercado del Algarrobo construido en 1863 y fotografiado por Paganelli en 1869 antes de su demolición, en 1875 en el mismo espacio urbano, fue construido un nuevo mercado. Hasta hoy, pasaron con seguridad 158 años.
En el año 1938 se publicó una revista llamada Obras Públicas y Privadas de 1938, con textos y fotografías de la actividad económica e industrial de Tucumán.
Por esos años, el intendente de la ciudad de San Miguel de Tucumán, Roque Raúl Aragón, brindaba su mayor esfuerzo al desarrollo de la Obra Pública en la ciudad. Entre sus obras se encontraba el nuevo edificio del Mercado del Norte, que reemplazaría aquel inaugurado en el año 1875.
El 10 de diciembre de 1939, el intendente José Lozano Muñoz, recién asumido en su cargo, inauguró el nuevo edificio del Mercado del Norte. No tenemos fotografías del momento de la inauguración, pero si contamos con algunas de los primeros años de la década de 1940, tomadas por José D’ Empaire, titular de la casa de fotografías FOTO AMÉRICA.
Interesa saber que todas estas fotografías, sean las de Tucumán o las de París, representan espacios por donde circulamos y registramos como propios, puesto que son partes esenciales de cada una de estas dos ciudades.
Al espacio común que habitamos, lo reconocemos como parte de nuestra identidad y las fotografías son sus huellas, una marca que producen los fotones de luz que han rebotado en las personas y objetos que están en las fotos. En este caso del Mercado del Norte, del que nos han quedado fotografías que nos remiten a los espacios que consideramos como nuestros, como representación identitaria para el conjunto social y personal.
Si se trata de fotografías, limpiarlas, guardarlas, reproducirlas, escribir sobre contenido, es un acto arqueológico. Contar con un conjunto de evidencias de un lugar y un momento es un regalo de la fotografía. Esta su herencia y para nosotros el material con el que construimos la historia y en ella nos encontramos. Estas fotos significan desenterrar, sacar de su silencio el contenido y hacerlo hablar. Tratar de entender, incluso hasta inventar su significado.
Entonces, nos decimos repetidamente: “eso pasó allí, en ese momento en el que cada uno de los personajes estaban en escena”. El fotografiado posaba para el fotógrafo creando un personaje y el fotógrafo -director de escena, actuando el suyo. Entonces, ¿qué hace que consideremos a estas fotografías únicas e irrepetibles? La respuesta es obvia.
Habitaron el espacio tiempo, estamos seguros de que no hay engaño. Son fotos muertas y un certificado de veracidad. Del eso estuvo allí.
Ese momento es irrepetible. Nunca más va a volver a suceder.
Pero no se trata de fotografías solamente, sino de un edificio que está en una esquina del centro de nuestra ciudad. Un edificio que desde 1939 hasta ahora, 2021, tiene casi 82 años y afirman que está a punto de derrumbarse (o no).
Este patrimonio arquitectónico tiene en su pasado al Mercado del Algarrobo, luego, desde 1875 un nuevo edificio lo albergaba y finalmente este edificio desde 1939. Si lo pensamos bien no tiene 82 años. Desde la foto de Paganelli pasaron 152 años, pero ese mercado estuvo en esta esquina antes de la foto de Paganelli ya existía y hasta hoy cuenta con 158 años como dijimos al principio.
Mirándolo desde esa perspectiva cambia el eje de la cuestión. Ya no se trata de este edificio, ni del anterior y el anterior. Se trata de una ciudad, de las personas que habitan el mercado, sus vendedores, los que lo recorren, los que compran y los que venden. Aquellos que desayunan y comen en sus bares. Una gaseosa, la merienda, el sanguchito, la risa, la verdad y la mentira…
Haber puesto en este artículo el mercado de la Rue Bayen de París y el Mercado del Norte de Tucumán, nos permite observar que la existencia de los espacios urbanos con un fin determinado, son creados por las personas que los habitan. El Mercado no es solamente un edificio, existe por las personas y sus historias personales y sociales. No importa si es en nuestra ciudad o una ciudad de cualquier lugar del mundo, el modelo es el mismo.
Los Mercados son espacios donde se trafica y son fundamentales para las ciudades y las personas que las ocupan. Forman parte de la identidad de una ciudad en cuanto a edificio y al mismo tiempo, son una parte de la existencia de cada una de las personas que los habitan.
Son en lo más profundo, de nosotros, de cada uno de nosotros y al mismo tiempo el certificado de nuestros modos de vida. Son nosotros mismos. Perderlos sería otro despojo a la identidad de la comunidad y de cada uno de los que la construyen.
1 carlos darío albornoz. Fotógrafo científico, historiador de la fotografía, conservacionista y Guggenheim Fellow. Responsable del área de Archivo y Conservación del MUNT, Museo Juan B. Terán de la Universidad Nacional de Tucumán y responsable del LADI, Laboratorio de Digitalización del CCT NOA sur administrado por el ISES, Instituto Superior de Estudios Sociales del CONICET/UNT
2 Guía Ilustrada de Tucumán para el viajero. Colombres & Piñero editores. Buenos Aires. Argentina. 1901, P. 46 y 47.
3 Recuperado de internet en: http://bicentenario.csnat.unt.edu.ar/p/mercados/mercado-del-norte