Alumnas de un colegio religioso de Tucumán realizaron una acción luego de que las autoridades del mismo tuvieran un accionar discriminatorio contra dos compañeras que se habían besado durante la semana del colegio. Las chicas relataron que fueron obligadas a asistir con sus padres al lunes siguientes, forzandolas a tener que dar explicaciones sobre su orientación sexual.
Las jóvenes hicieron una sentada en el patio de la institución para expresar su desacuerdo y apoyar a sus compañeras. Este hecho causó gran revuelo, salió en los medios provinciales y en algunos medios nacionales. La homofobia y la discriminación por orientación sexual ya no tienen lugar entre los y las jóvenes.
No es la primera vez que un hecho así sucede en las aulas de la provincia. Basta poner en el buscador de Google o Youtube “homofobia tucumán” para encontrar un buen repertorio de lo que ocurre. La receta se repite: un docente o autoridad tiene una actitud discriminatoria o se expresa de manera homofóbica, los y las estudiantes son quienes hacen público el hecho y repudian el accionar de manera colectiva.
Probablemente sucedan muchos más de este tipo de actos, pero pasan desapercibidos porque no siempre hay una respuesta tan visible de parte del estudiantado. Este tipo de señalamientos ante la libre expresión de la preferencia sexual de las y los jóvenes son una marca en la construcción de sus subjetividades, que se encuentran en un momento crucial de su formación, no solo en los contenidos curriculares, sino también en la construcción y búsqueda de su identidad y sexualidad.
A pesar de tener un amplio marco normativo garante de derechos que, desde la sanción del matrimonio igualitario en 2010, legitimó otras formas de familias, cotidianamente la comunidad de lesbianas, gays y trans sufre discriminación, persecuciones, malos tratos, exclusión de los sistemas de salud y educación, entre otros.
No se puede ignorar el hecho de que en Tucumán la ESI no se aplica de manera transversal en todas las escuelas y colegios. Existe resistencia por parte de las instituciones confesionales para aplicar la normativa que busca justamente combatir la discriminación desde la raíz, generando espacios de diálogo y brindando herramientas para poder abordar estos conflictos.
Una experiencia docente aplicando ESI
Desde La Nota, conversamos con Pablo, un docente de nivel medio que prefiere no revelar su apellido, y que trabaja con contenidos ESI para adolescentes. “Trabajar educación sexual integral con adolescentes permite tener más herramientas a los adultos, primero para entender a las adolescencias, y segundo para poder dar respuesta y resolución a los conflictos que surgen desde siempre y cotidianamente en la escuela. Por ejemplo, en esta situación que sucedió, es importante saber que cuando en una escuela se trabaja ESI, se está generado la costumbre y los espacios para resolver los problemas o los conflictos dialogando, para que cada uno o una pueda expresar su opinión y para que circule la palabra con todos los temas referidos a sexualidad”, explicó el docente.
Los conflictos seguirán existiendo, pero ESI brinda herramientas para poder trabajarlos. “Esto evitaría que lo que pasa en la escuela no termine en acciones colectivas de repudio a ningún docente ni a ninguna escuela, y se pueda llegar a acuerdos de convivencia que es el modo en el que se trabaja en las escuelas, sobre todo en las secundarias donde se entiende que lo mejor es poder dialogar y llegar a acuerdos con los y las adolescentes”, sostuvo.
Muchos de los y las docentes que actualmente están frente a las aulas no recibieron en su trayecto formativo educación sexual, por ende no tienen las herramientas incorporadas para dar soluciones a los conflictos que se plantean sobre sexualidad, que siempre fue un tema tabú. “Cuando uno como docente trabaja educación sexual en secundario, también adquiere ciertos conocimientos como la diferencia entre orientación sexual e identidad de género que permite acompañar estos casos. Es simplemente eso, acompañar, o por lo menos no generar prácticas discriminatorias en el aula con los y las adolescentes que son gays, lesbianas, trans. Por eso es necesario la ESI. Nos brinda más seguridad a los docentes para dar respuesta a estas situaciones”.
Las alumnas del colegio hicieron carteles en los que solo se podían leer mensajes de apoyo, de libertad y de amor. En los pocos minutos que duró la intervención dieron cátedra a las autoridades de la institución que vulneraron los derechos de dos adolescentes.
Claramente, son las adolescencias de este presente las que están dispuestas a hacer cumplir el marco normativo vigente. Los y las estudiantes están planteando que todas las personas y toda la sociedad tiene la responsabilidad y la obligación de respetar la diversidad.
No fue un acto de rebeldía, es una expresión concreta de la necesidad de las jóvenes por que se respeten los derechos y se apliquen los contenidos de la Educación Sexual Integral.
Foto de portada: M.A.F.I.A