Perros de asistencia y el derecho a la libre circulación

Una familia mendocina fue discriminada en Tucumán al querer hospedarse en un hotel, pero no le permitieron ingresar con el perro de asistencia que acompaña a su hijo con discapacidad. Desde La Nota conversamos con Margarita Ziade de Bocalán Argentina sobre el rol terapéutico de estos animales en la vida de personas con discapacidad y el marco normativo que ampara la libre circulación.

Los perros de asistencia son considerados una ayuda técnica que colabora para generar mayor autonomía en la vida de las personas con discapacidad. Ese es el caso de Atún, quien este fin de semana llegó a la provincia acompañando a Julián, un niño que tiene Síndrome de Angelman, y su familia.

Viajaron desde Mendoza para pasar unos días en la provincia. Desafortunadamente, sus vacaciones empezaron con una situación de discriminación y de desconocimiento a la normativa vigente que ampara el acompañamiento de estos animales y la libre circulación.

El sábado 23 de julio quisieron hospedarse en el Hotel Embajador, pero no le permitieron ingresar con Atún. Argentina cuenta con la Ley 26.858, la que permite el libre acceso y deambulación de usuarios con perros de asistencia en cualquier espacio público y privado de acceso público de la Nación.

“No se puede desconocer la existencia de esta Ley Nacional 26.858 Promulgada en el año 2013 y vulnerar a conciencia los derechos de las personas con discapacidad”, expresaron desde Bocalán Argentina, una asociación civil sin fines de lucro que tiene como misión las intervenciones asistidas con animales y el entrenamiento y entrega de perros de asistencia.

Valeria, la madre de Julián contó que esta fue la primera vez que no los dejaron ingresar a un lugar por estar con Atún. Si bien en mucho lugares genera sorpresa la presencia del perro, una vez que se explica cual es el rol que cumple, pueden circular sin problemas. Incluso en aviones, restaurantes, nunca tuvieron problemas.

Los perros de asistencia son ayudas técnicas que se entrenan para mejorar la calidad de vida y la autonomía de las personas con discapacidad, haciendo énfasis en la autonomía tanto de la familia, cuando es un niño y o de la persona cuando es un adulto”, explica Margarita Ziade, psicomotricista y fundadora de la asociación civil.

“En Argentina entrenamos dos tipos de perros de asistencia: perro de servicio para niños con autismo y perros de servicio para personas con movilidad reducida que se encuentran en silla de ruedas. Lo que buscamos con ambos perros es que las familias o las personas tengan una vida social más inclusiva. Por ejemplo, un perro de asistencia para una persona en silla de ruedas puede prender una luz, abrir una puerta, sacaron una zapatilla, una campera, traer objetos que se le caen al suelo. Colabora con actividades donde esta persona va a tener más independencia al no tener que pedírselo a un tercero, sino a su perro”.

En el caso de niños con autismo o con otros trastornos conductuales, como es el caso de Julián, las familias pueden tener una vida social más inclusiva, es decir, pueden acceder a distintos espacios públicos gracias a la colaboración del perro en el vínculo con el niño. “Muchos de estos niños con autismo o con trastornos conductuales tienen conductas de fuga en la vía pública. Es decir, se escapan, huyen, salen corriendo, no miden el peligro. Entonces nosotros hacemos todo un entrenamiento para trabajar lo que es la seguridad vial, para que los niños que van unidos al perro con un cinturón puedan extinguir estas conductas de fuga”, detalla la profesional.

Pero los perros también son una gran compañía para los tiempos de espera. “Es una estimulación sensorial saliente muy llamativa, que le permite al niño tolerar los momentos de espera o estar en distintos espacios públicos con mucha estimulación y poder transitar estas situaciones que pueden ser estresantes, angustiantes para el niño, de una manera un poco más calma y más tranquila, esto les permite realizar actividades sociales con mayor permanencia o poder realizar este tipo de actividades que antes no podían hacer, como hacer un viaje o hospedarse en un hotel, o salir a comer afuera e irse de vacaciones. Son este tipo de cosas que hacen que la vida de una familia sea más inclusiva gracias a esta ayuda técnica”, relata.

Un perro de asistencia no es una mascota, es un integrante de la familia que cumple el rol de ayuda técnica para que esa persona o esa familia pueda tener una vida más accesible, autónoma e inclusiva. Quebrantar la Ley, negarle acceso, discriminar a esa persona o familia es negarle su derecho a la accesibilidad para desarrollarse de manera más plena en sociedad”, expresan desde la organización que visibilizaron la situación desde sus redes sociales para generar conciencia.

Desde el Hotel Embajador se comunicaron con la familia de Julián para disculparse por lo sucedido luego de que la situación se viralizó.

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