“Palabras Tectónicas” de Pablo Romero

Pablo Romero

“Todo lo que esta vida cruel no admite, la escritura lo vuelve posible”, dice el prólogo del nuevo poemario “Palabras Tectónicas“, de Pablo Romero, publicado por Inflorescencia Editorial.

Las palabras de Tomás Litta describen como “el poeta escribe en soledad montando una obra para sí mismo”. Y agrega sobre la escritura “es también un remanso que permite
detenerse, contemplar y comprender”.

Pablo Romero nació en Tucumán, en 1999. Es poeta, editor y traductor. Compiló junto a Rosa Berbel la antología Orillas (2015), una muestra de poesía joven hispanoargentina. Es autor de “Los días de Babel” (México, 2015) y su poesía fue traducida parcialmente al italiano y al portugués. Desde 2019 codirige Aguacero Ediciones, editorial de poesía y traducción. Residió en Eslovaquia como estudiante de intercambio de Rotary International y traduce poesía eslava. Actualmente cursa el Profesorado y la Licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de Tucumán.

TRAYECTORIA EDITORIAL

En 2018 Gabriela Olivé y Mateo Diosque fundaron Inflorescencia Editorial, un sello independiente y autogestivo que nació, se desarrolló y creció como un espacio para la poesía de autoras mujeres y LGBT+ locales. Actualmente se ocupan de identificar, impulsar y apoyar la poesía de autores jóvenes y se encuentran preparando la publicación “Pequeñas islas flotantes” del poeta salteño Gaetano Tornello, con prólogo de Susy Shock, reseña de contratapa de Lea Cabaña e ilustración de tapa de Lui Mort.

DÉJÀ VU

Al borde del mundo está el mundo:
hay que ir más allá para poder apreciar
el brillo de la palabra brillo
la oscuridad del verbo desear.
Hay que aprender a mirar de cerca:
soy un terreno baldío
un tesoro saqueado
una cuchara vacía en una mesa
muy pobre.
Pienso en vos cuando las cosas faltan.
Mentiría si dijera que nunca tuve ganas
de partir para poder despedirte
con una lágrima en la mano
con la memoria a rojo vivo
y el corazón entre los dientes
mentiría si dijera que nunca tuve ganas
de partir para ser quien se va y no
quien espera
mentiría si dijera que no pienso
en nosotros cuando escucho
un plato contra el piso
cuando veo en sus pedazos
la imposibilidad de volverlos a juntar.

FOTOGRAFÍA DE LOS DOS

Somos dos hombres desnudos
frente al espejo.
Obedecer al deseo no es ser libres
decís
pero cuando el deseo llama
hay que atender:
nunca estoy en el lugar que habita
mi obsesión, donde grita mi deseo.
Obligo a mi cuerpo y mi poema
a ir hacia un lugar
pero la necesidad está siempre
en otro lado
como si todos los lugares
fueran un error y mi deseo
un oasis interminable
que provoca ardores
pero no deja marcas.

Somos dos hombres desnudos
frente a los días.
En mi poema estiro mi tristeza
como un mantel donde servir
mi cuerpo:
quisiera encerrarte durante años
para que te alimentes de mí
pedacito por pedacito
hasta que la piel aprenda el fuego
hasta que no quede nada que perder.
Somos dos hombres frente al frío:
en la desnudez cedemos ante el deseo
su oscura intermitencia.

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