Las declaraciones del ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona ante la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados de la Nación fueron escandalosas. Con una lectura incómoda y poco fluida, el ministro dijo que “se acabó el género” y que “la diversidad de identidades sexuales que no se alinean con la biología son inventos subjetivos”. Afirmó que el objetivo de la gestión es preservar a la familia y sus valores como “núcleo central y pilar fundamental de la unión donde se promueven valores patrióticos”. También se pudo escuchar que hablaba con su asesor diciendo “no boludo, esto está textual del discurso de Milei”.
La reacción de los miembros de la comisión, de los medios de comunicación y de la comunidad no se hizo esperar. Las palabras fueron llamativamente retrogradas y tienen por finalidad poner a la sociedad a debatir asuntos que ya fueron resueltos hace décadas. Parafraseando a Ofelia Fernández, quien también vivió ataques permanentes por parte de La Libertad Avanza, resulta importante decir nos negamos a ser sus víctimas, la gestión nacional ataca a los feminismos y a la diversidad cada vez que quiere distraernos de los pésimos resultados de su gestión.
El ministro de Justicia debía informar qué está haciendo como funcionario público para dar respuesta a la violencia de género y la extrema vulnerabilidad en la que vive un sector grande de nuestra población. Y para evitar hacer explícito el desguace de los programas y el incumplimiento de compromisos internacionales que tiene el Estado Argentino, buscó conducir el debate hacia un terreno moral. Elige una vez más a la diversidad porque cree que estamos igual que hace 40 años.
Las personas LGBTI tenemos derechos consagrados por leyes, conformamos familias, algunas tenemos trabajos y otras formamos parte de la masa que crece cada día más de desocupados, tenemos voz y voto en el destino de nuestro país. Incluso se sabe que muchas personas de la diversidad votaron a Milei y a Patricia Bullrich en las elecciones del año pasado. Porque desde hace casi 15 años, con la Ley de Matrimonio Igualitario y de Identidad de Género, formamos parte de todos los partidos políticos y organizaciones sociales.
En años de trabajo, activismo y militancia, desde la diversidad sexual se avanzó en garantizar derechos, en promover espacios libres de violencia y dar cuenta de formas concretas de convivencia pacífica. Y, si bien es claro que falta mucho para poder decir que hay inclusión plena en materia de diversidad, no estamos igual que como nos encontramos durante el retorno de la democracia en Argentina.
Las menciones rimbombantes jamás llegan a discutir la agenda LGBTI, que existe y tiene varios interlocutores, sino solo buscan atacar para sacar a relucir solo un perfil de la comunidad, el de víctimas. Nos quieren poner a repetir una y otra vez, como loros, cosas que ya dijimos y que mucha gente sabe.
No estamos dispuestos a ser víctimas, somos parte de la sociedad y queremos que el ministro de cuenta de su trabajo. Detrás de la agresión a la diversidad está la falta de respuestas a la violencia de género, el cierre de programas y la reducción de los pocos programas que quedan, aún con información objetiva de que esos programas salvan vidas y son eficientes para dar respuesta. Este es el caso del programa Acompañar, el cual redujeron de 6 a 3 meses el monto de ayuda económica de emergencia a las víctimas de violencia de género, cuando está comprobado que una mujer necesita de ayuda para tener donde dormir y darle de comer a sus hijos cuando decide escapar del círculo de la violencia.
Las lógicas de ataque a distintos sectores de los derechos humanos como mecanismo de distracción nos obliga a afinar las respuestas y nuestras reacciones. Quedarnos en silencio no es posible, pero reaccionar de cualquier modo también puede darles el gusto.
Lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales necesitamos saber qué hace Cuneo Libarona con el dinero de su ministerio. ¿Qué respuesta integral tienen para prevenir y erradicar los feminicidios y los transfeminicidios? ¿cómo asisten a las víctimas de violencia que piden ayuda al Estado?
Todo lo que sea escapar a dar respuestas queda en un segundo plano, porque ya no gritamos que queremos que nos toleren o nos acepten sino que, como el resto de la sociedad, queremos vivir en paz, sin violencia y con acceso a derechos garantizados. Y que cada funcionario cumpla con su trabajo y bajo el amparo de la ley, el gusto personal del ministro para con la diversidad sexual es irrelevante.
La Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, el Código Civil y Comercial y un amplio número de normas dan cuenta que la existencia y los derechos de las personas LGBTI no son materia de debate. El marco normativo nacional, a su vez, está en consonancia con el Pacto Internacional por los Derechos económicos, sociales y culturales, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y varios instrumentos más destinados a garantizar la protección de los Estados y la no discriminación por orientación sexual e identidad de género.
Hace años decíamos “no en nuestro nombre” y “no somos tu show” para exigir ser incluidos en todos los espacios de toma de decisión de temas centrales. Hoy también decimos que nos negamos a ser sus víctimas, no vamos a tolerar más discursos retrógradas y solicitamos que suban el nivel del debate político en el marco del sistema internacional de derechos y de la constitución nacional.
Desde las organizaciones nacionales de diversidad, El Frente Orgullo y Lucha pidieron la interpelación y el juicio político al Ministro, desde la Federación Argentina LGBT le exigieron que se retracte o que renuncie. Decir cualquier cosa siendo un funcionario público no está bien, exista o no el INADI. Mucho menos imponer un discurso retrógrado en nombre del Estado Nacional en el Congreso de la Nación.
