Nat San es ilustradora, santiagueña, lesbiana y activista. Recientemente publicó Closet, una revista digital que reúne nueve relatos ilustrados de experiencias de salida del armario de personas del colectivo LGBTIQ+ de Santiago del Estero. El proyecto fue posible gracias al financiamiento de la convocatoria “Gestionar futuro” del ex Ministerio de Cultura de Nación.
“Al principio, cuando el proyecto no tenía forma, lo único que sabía era que quería contar algo que a mi me hubiese servido leer de chica. Una especie de auto-reparación histórica”, cuenta Nat en una entrevista para La Nota. “Soy una lesbiana que vivió hasta los 31 años en Fernández, una ciudad a 45 km de la capital de Santiago del Estero. Descubrir mi identidad en un lugar como ese me generó mucho conflicto, mucha vergüenza, pero sobre todo fue una experiencia solitaria. Por eso me parecía que este proyecto debía acercar las vivencias de personas LGBTIQ+ de la provincia a quienes estén pasando por situaciones similares, con el objetivo de llegar a ellas y en cierta forma decirles “che, ahora sentís que todo es una cagada pero al final va a estar todo bien”, relata.
Después de plantear la idea, lo siguiente fue seleccionar a quienes iba a entrevistar. Sobre eso, explica: “Intenté buscar personas de diferentes edades y procedencias, para que sean relatos variados. Después siguió la instancia de las entrevistas, un gran desafío. Yo entraba al lugar pautado sintiéndome Julio Leiva, pero a medida que los relatos avanzaban era muy difícil no quebrarme junto a elles, sentir ese dolor, no saber qué decir ante situaciones durísimas y tener que seguir con la siguiente pregunta. Por suerte todes tuvieron una gran predisposición para contar sus historias, casi como si fuera una necesidad compartir eso que les había pasado”.
El próximo desafío fue guionar, intentando tener un tono serio, pero no dramático. “Mi búsqueda era lograr un tono que no fuera humorístico -que es el registro que suelo usar- pero que tampoco cayera en una solemnidad inaccesible. Palabras simples, emociones explícitas e información al pie, una forma de narrar que fuera amigable para grandes y chicos. La parte final, la de la ilustración, llevó su tiempo pero fue mi favorita. Diseñar los personajes, los planos, sus expresiones; generar imágenes que logren transmitir la emocionalidad de un momento clave en la vida del entrevistade me resultó un enorme desafío, pero a la vez disfruté mucho del proceso y del resultado. Elijo creer que a una IA le saldría MAL”.
Salir del centro
La revista tiene el plus de correrse del centro. No solo narra historias LGBTIQ+, en un momento político donde las siglas están siendo borradas de cada organismo público, si no que también, cada testimonio se corre de la Capital y pone en el foco en historias de otras latitudes. “Siento que de por sí las personas de la comunidad tenemos poca representación, y esa poca que existe generalmente es de CABA. Todo bien con los trolxs de ahí igual, el dominio cultural del “centro” es histórico y nos excede. Por eso me parece re importante tomarnos el trabajo de contar (y consumir) otras historias, nuestras historias. Cada extensión geográfica, su gente, sus particularidades, configuran vidas y formas de vincularse completamente distintas, y es necesario que todo eso tenga un lugar, una voz. Además, muchas temáticas que para los consumos mainstream ya quedaron viejas, acá en Santiago siguen siendo tabú. El mandato de la familia bien, la Iglesia, la maternidad, la sexualidad, todos esos tópicos ya abandonados por los contenidos capitalinos siguen teniendo un peso enorme en nuestros territorios. En ese sentido, siento que es re necesario construir una referencialidad que realmente hable de nosotres”.
Por otro lado, la artista también destacó el apoyo del Estado “para democratizar la creación de este tipo de contenidos”, un punto importante para pensar los recortes que están sucediendo mientras esta nota está siendo escrita. “Permite que todes podamos ser parte de la disputa de sentido, independientemente de si tenemos o no los recursos económicos para hacerlo. Que el Estado invierta en diversificar las voces (algo que ahora se ve tan tan lejano) fue imprescindible para que esta revista y muchos otros proyectos a lo largo y ancho del país existan. Por ello es tan necesario defender a la cultura de los discursos que la consideran un gasto innecesario”, afirma Nat San.
¿Cuál crees que es el impacto en la sociedad santiagueña en general y en particular en la comunidad lgbt santiagueña?
“Siento que la recepción fue buena”, afirma la joven. “Cuando la revista salió, yo no sabía qué iba a pasar, estaba nerviosa, pero enseguida empezaron a lloverme mensajes por Instagram y Whatsapp; un montón de personas contándome que se habían emocionado, que se identificaban más con tal o cual “personaje”, o incluso que lo iban a usar como material didáctico con sus alumnes. La pregunta en general era ¿cuándo sale la próxima? Y yo tipo “estoy cansado, jefe”. Pero si me gustaría, eventualmente, llevar adelante una segunda edición que aborde nuevos relatos. En tiempos de negacionismo y discursos de odio, seguir visibilizando nuestras vivencias se vuelve imprescindible. Desde mi lugar como ilustradora, elijo seguir dando esa batalla”.
Con humor y mucho talento, Nat San no solo aborda temáticas vinculadas al colectivo LGBTIQ+, sino también en sus redes hace memes de política con una gran profundidad, no le teme involucrarse con temáticas vinculadas a la salud mental y se adueña de las efemérides para contarlas con sus historietas.
Podes descargar la revista desde este link y seguirla en sus redes sociales.
