Se conocieron las nuevas políticas que oficializan el contenido sexual en la red social de Elon Musk y la pregunta principal es: ¿qué pasa con los usuarios menores de edad?
Elon Musk le dio luz verde a la pornografía en la red social X, antes Twitter, según la última actualización de sus políticas. Las mismas detallan que ahora admitirá la circulación de imágenes pornográficas reales, de dibujos animados y las generadas por inteligencia artificial.
“Puedes compartir desnudos o comportamientos sexuales de adultos producidos y distribuidos con consentimiento, siempre que estén debidamente etiquetados y no se muestren de forma prominente”, detallan las nuevas políticas de la ahora llamada X. Sin embargo, a la vez aclara que se aceptará el comportamiento sexual explícito o implícito, o actos simulados como relaciones sexuales.
La ex red social del pajarito se justifica argumentando que: “La expresión sexual, ya sea visual o escrita, puede ser una forma legítima de expresión artística. Creemos en la autonomía de los adultos para interactuar y crear contenido que refleje sus propias creencias, deseos y experiencias, incluidos aquellos relacionados con la sexualidad.”
Ante el surgimiento de estas medidas me pregunté ¿qué pasa con los usuarios menores de edad?. Por ello, decidí llevar a la práctica este tema y comprobar qué requisitos exige X a la hora de crear un usuario. Me registré como Lola, ingresé su mail, la contraseña y su fecha de nacimiento: 28 de junio de 2011. En tan sólo un minuto ya tenía una cuenta en X con sólo 13 años.
Como aún no seguía a nadie, la primer sugerencia que saltó en el feed era un Tweet de Elon Musk haciendo publicidad a su marca de autos Tesla. Al pasar los días y siguiendo solo una cuenta de K-pop y a Disney, a Lola le aparecieron sugerencias de cuentas a seguir que presentaban actos violentos, personas con armas, memes de odio, imágenes sugerentes, recortes de TN y tweets del presidente argentino insultado a periodistas. Ningún contenido sugerido era apto para su edad, ni siquiera los recortes del noticiero TN.
Según explicitan estas nuevas normas, X equilibra esta libertad restringiendo la exposición al contenido para adultos para niños o usuarios adultos que eligen no verlo. ¿Cómo lo hace? Aquel usuario que suba contenido sexual debe etiquetarlo como tal, esto genera que cuando el contenido aparece en el feed, salta una advertencia que el usuario deberá aceptar o rechazar. Lo podría comparar con las apps de comidas rápidas cuando te preguntan si sos mayor de edad para ver una hamburguesa. Mi analogía es tan simple como el hecho de aceptar tal etiqueta y ver un contenido para adultos con 13 años en Twitter.
La primera crítica a esta norma es que el hecho de colocar una etiqueta no es una obligación y el emisor del contenido la coloca sólo si quiere. Por otro lado la etiqueta es cero restrictiva para usuarios menores de edad porque están sólo a un click del contenido, a pesar de que la red social tiene completo conocimiento de que el usuario no es apto para consumirlo.
Otro dato a tener en cuenta es que tampoco hay una restricción para estos usuarios en las tendencias que, en muchos casos, hacen referencia a actos violentos como represión policial, peleas mediáticas, insultos, etc.
Di otro paso con la cuenta de Lola, fui al grano y coloqué en la lupita la palabra “sexo”. Automáticamente la búsqueda de Lola se inundó de videos e imágenes que ella con 13 años, no debería estar viendo. Personas en pleno acto sexual, arrestos de violadores y pedófilos, denuncias y hasta videos de padres en un baby shower descubriendo de qué “sexo” será su bebé. Un popurrí de contenido acumulado en un antro alojado en la internet que se ha convertido en medio de consulta e información para los más jóvenes.
Twitter o X en la era Musk
Twitter siempre tuvo fama de “tierra de nadie”, ya que todo el contenido que tanto Instagram como Facebook censuran, X lo acepta. Pero desde que Elon Musk la compró a fines del 2022 por Usd$ 44 millones, esto se agravó.
Al aterrizar a su nuevo juguete, el magnate desplegó un abanico de cambios, empezando por el nombre y eliminando al icónico del pajarito azul. Luego decidió devolverle la cuenta a Donald Trump y a varios supremacistas blancos que habían sido suspendidos por sus dichos xenófobos y racistas. Cambió los métodos de verificación de cuentas, convirtiéndolo en procesos con cero garantía de autenticidad: Musk lanzó una función de suscripción que otorga a cualquier usuario una insignia de verificación azul si paga el plan de suscripción a la plataforma de Usd$ 8 por mes. La empresa también eliminó las protecciones específicas para las personas transgénero de la política de conducta sobre odio en la red que antes regían.
Estos cambios generaron una devaluación de X, tanto que hoy vale la mitad de los que Elon pagó en 2022. Con el cambio de políticas vinieron las renuncias y también los despidos de centenares de trabajadores que formaban parte del ex Twitter. Los niveles de confianza de las grandes empresas como Volkswagen Group cayeron y éstas se despidieron de la red social. Sin embargo, esto le importó poco a Musk y llevó sus intereses a la misma. Publicita sus empresas, le da lugar a políticos republicanos para hacer campaña, se abraza con la ultraderecha y celebra los tweets de Javier Milei.
Twitter o X, hoy es una red social con millones de perfiles falsos, donde abundan las fake news, donde se fomenta el odio y la violencia. Y ahora se permite la pornografía libre y legalmente. La regulación de estos contenidos ante menores de edad brilla por su ausencia y prima el discurso de la “la libertad de expresión” pregonado por su propio dueño. ¿Qué pasa con los y las usuarias como Lola? ¿Quién controla el contenido que consumen? ¿Los padres y madres conocen estas políticas de Twitter? ¿Saben lo que consumen?
Queda aún un largo camino para pensar de manera integral el campo virtual en referencia al uso que hacen de él los niños, niñas y adolescentes, tal como pensamos la vida real y cotidiana. Como así también, un camino de cuestionamientos a nosotros mismos acerca de la responsabilidad que (no) tenemos ante el uso masivo de las redes sociales y poco reflexivo.
