En Argentina, el 5% de las niñas y adolescentes se casaron o unieron antes de cumplir los 18 años. Así lo demuestra un estudio de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer donde realizó un diagnóstico cuanti-cualitativo en el marco del Proyecto Matrimonios y Uniones Convivenciales en nuestro país.
Latinoamérica y el Caribe es la región que mayor incremento de matrimonios y uniones convivenciales infantiles ha tenido en los últimos años. En Argentina la ley determina que la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años, sin excepciones. Se parte de la posición de que un niño o una niña no puede dar su consentimiento para casarse antes de esa edad. Solo puede ser autorizado por una persona adulta, como su tutor o tutora o incluso un juez.
Hablamos de matrimonio infantil forzado ya que las niñas y adolescentes son demasiado jóvenes para encontrarse psicológicamente preparados para tomar esta decisión de forma consciente e informada.
Sin embargo, muchas de estas uniones no son legales ya que no se realizan a través del registro civil o la Iglesia, a ellas se las denomina uniones convivenciales de carácter informal. Sigue existiendo la idea de que se trata de cuestiones familiares y del ámbito privado, cuando en realidad se trata de una problemática social que afecta el futuro de las niñas y adolescentes.
Estos matrimonios son fomentados desde los mandatos culturales y ancestrales que aún existen en muchas provincias y los roles estereotipados de género contribuyen a propiciar la persistencia y naturalización de estas uniones a edades tempranas en la sociedad.
Estas situaciones violan derechos fundamentales como el derecho a la educación, ya que muchas niñas se ven obligadas a abandonar la escuela, los derechos sexuales donde el consentimiento no está garantizado, la posibilidad de elección de vivir una vida sin violencia, y la capacidad de autonomía económica.
¿Qué pasa en Tucumán?
Desde FEIM explican que a la hora de llevar a cabo este estudio, se analizaron los problemas más frecuentes que conlleva el matrimonio o las uniones en la adolescencia, entre ellas la violencia que padecen las niñas en mayor medida, con un claro predominio en las regiones de NEA y NOA.
Las provincias de Misiones, Chaco y Formosa lideran las cifras de niñas y adolescentes madres que viven en matrimonio o convivencia. A su vez, estas regiones tienen los índices de pobreza más altos lo que termina siendo otro factor que influye en estas uniones.
El matrimonio infantil tiene casi el doble de incidencia en las zonas rurales, frente a las ciudades. Y las niñas pobres y las indígenas son particularmente vulnerables a estas uniones.
En un estudio realizado por la misma organización en 2021, informan que el 4,3 % de niñas entre 14 y 17 años (4.899) viven bajo un matrimonio infantil o una unión convivencial en Tucumán. Los espacios con mayor influencia de matrimonios infantiles o uniones convivenciales fueron San Miguel de Tucumán (1.685), Cruz Alta (730), Tafí Viejo (391), Chicligasta (263), Lules (255) y Yerba Buena (221).
Estos datos fueron recolectados luego de la pandemia, situación que también fomentó el incremento de distintas situaciones:
- Alrededor del 80/90% de las niñas y adolescentes conviven con el agresor y en la mayoría de los casos de violencia y/o femicidio se dan en los mismos hogares y/o de familiares próximos.
- La violencia contra las niñas menores de 14 años es ejercida por los padres y/o padrastros y en las adolescentes de 15 a 18 años, varones jóvenes entre 18 a 29 años.
- Predomina la violencia física y psicológica, pero también inciden violencias de tipo simbólica, sexual y económica, especialmente para el rango de 15 a 19 años.