Norma Salica nació en 1955, en Villa 9 de Julio, Tucumán. Es hija de un obrero ferroviario, y hasta ahora su vida transcurrió siempre en el barrio en donde nació. Durante su infancia y adolescencia practicó diversas actividades como la pintura, el vóley y el patín en el Club Atlético de Tucumán vóley. Porque antes los clubes de fútbol ofrecían actividades sociales y culturales abiertas a toda la comunidad dice Norma, hoy ya no es así.
¿Cómo te vinculaste con la escritura?
En realidad yo siempre me expresé a través de la escritura, pero reconozco que la pandemia y el encierro tuvieron un efecto impulsor, es impresionante lo que tengo escrito y por ahí escribo en prosa, pero inmediatamente lo desmenuzo y lo convierto en poesía así que escribo de ese modo, me gusta la poesia corta, no soy de escribir muy largo y cuando me pasa que un texto me queda largo me sorprendo yo misma.
Por otro lado, la pandemia me trajo mucho dolor desde todo punto de vista, yo vivía con mi papá y una hermana y el Covid se llevó a mi mamá y a mi hermana y luego mi papá falleció por un ACV así que me quede solita acá.
En lo físico también me repercutió, yo era de andar mucho en bicicleta. Creo que escribir durante la pandemia me ayudó a mantener mi cabeza en su sano juicio, tuvo un efecto consolador y liberador.
¿Te percibís como una poeta?
Nunca, fíjate yo escribo desde prácticamente los 11 años, al no tener amor volcaba todos mis deseos, fantasías ahí en la escritura. Escribía en prosa las aventuras que me imaginaba con chicas, algunas veces escribía cartas. Así que la escritura nació con mi despertar adolescente y fue una válvula de escape.
Ahora creo que la gente que me escuchó y compañeras poetas y compañeros me reconocen como poeta ahora.
¿Publicaste con la editorial Inflorescencia?
Sí. Conocí a Gabi Olivé, director de la editorial Inflorescencia. Un día me invitó a su taller y es en ese ámbito que me animó a mostrar lo que escribo. Le encantaron algunos de mis poemas, me invitó a que aceptara publicar algo de lo que escribo y editó un mini poemario en donde recopiló varias de mis poesías.
Durante la mayor parte de tu vida trabajaste con el cuerpo.
Acá en Tucumán cursé la carrera universitaria y el título era profesora de Educación Física, si bien llegué hasta tercer año igualmente me habilitaba para enseñar en escuelas primarias, fui entrenadora de Voley, tuve equipos de mujeres y varones. Con los chicos tuve un problema por ser mujer. Un buen día se me plantaron y me dijeron que no querían ser dirigidos por una mujer, en otro momento de mi vida lo hubiese peleado, pero en ese momento dije me voy! Al final el equipo duró un torneo y finalmente se desarmó, así que yo no tenía ganas de pelearla y la dejé pasar.
¿Qué cosas has leído y te gustaría recomendar?
Soy muy fan de Alejandra Pizarnik, incluso junto con un grupito de seguidoras hemos realizado acciones performáticas mientras leemos sus poemas. En Tucumán hay un buen semillero de autores y autoras como Jessica Mor que además es una compañera activista, militante. Ella en el 2022 sacó un libro de poemas de nombre Aquafaba tiene una prosa muy particular, los poemas de Jessi están atravesados por el erotismo.
Norma reconoce que durante mucho tiempo 20 poemas y una canción desesperada de Pablo Neruda fue su libro de cabecera, tan es así que su hermana lo mandó a encuadernar en cuero. En su época de estudiante ella anhelaba el amor y los poemas de Neruda de algún modo eran la encarnación de esos deseos. Además, las poesías de Neruda la ayudaron a definir por donde iría su escritura. Otro refugio en su primera juventud fue escuchar música melódica de cantantes argentinos y españoles, Joan Manuel Serrat era uno de ellos, porque él tiene canciones que son poemas.
¿La escritura puede ser una herramienta de lucha?
Por supuesto que sí, en mi caso creo que en lo que escribo está eso ¿no? Lo que me pasa y quizá no lo puedo decir de otra manera, o tal vez por mi condición de lesbiana. Ahora que los tiempos han cambiado y hay leyes, escribir poesía es como pintar un lienzo en donde puedo y me siento libre de depositar y gritar todo lo que siento y me encanta leer, cuando me invitan y participo de actividades culturales disfruto mucho leyendo mis poemas en público. Me encanta decir lo que soy y decirlo en esos lugares y ahí está mi lucha, poner el cuerpo, la palabra y la escritura. Definitivamente, la poesía para mí es un instrumento de lucha.
¿Y en tu activismo cómo te consideras o definís?
Me considero feminista y transfeminista porque apoyo a la comunidad entera y tengo muchas amistades, y lo descubrí por casualidad, porque al activismo una chonga como yo lo lleva desde el principio, desde que sale a la luz esa “chonguez” porque con este cuerpo, esta forma de vestir, de hablar y salir a la calle, ir a trabajar y relacionarte en la sociedad ya te hace activista sin saberlo, yo lo descubrí de grande a eso de que era activista y si una hace cosas, más todavía.
¿Cómo es vivir en Tucumán siendo una lesbiana chonga?
No tengo muchos recuerdos de momentos desagradables o violentos en relación con mi condición de género, pero también depende de cómo cada quien lleve esa mochila, creo que está adentro de cada persona, yo me la saqué hace rato. Siempre me acuerdo de mi infancia y mi adolescencia y disfruté siendo lo que soy incluso jugando para los varones, era una más hasta la adolescencia.
Hoy la verdad que no siento ni nunca fui atacada, nunca me sentí en peligro excepto cuando estudiaba para profesora de educación física, no lo digo para victimizarme, pero no me recibí en parte por las burlas, los murmullos. Yo en esos momentos no estaba preparada para lidiar con eso, ni tenía herramientas para hablar y defenderme. Hoy si alguien me dice algo, inmediatamente reacciono. En el barrio todo el mundo me conoce, todo el mundo sabe lo que soy, me han visto de novia, las fiestas en mi casa eran un entrar y salir solo de mujeres, por otro lado, mis padres nunca me molestaron por mi condición, la relación con toda mi familia siempre fue y es muy amorosa, toda mi vida me sentí muy acompañada y creo que eso me ayudó muchísimo para vivir en esta vida.
¿Escribir poesía te permite cubrir tus gastos?
Tengo como proyecto hacer una publicación de poemas este año, tengo muchas cosas escritas y necesito volcar todo eso en un libro. No vivo de la poesía (riendo) me encantaría poder decir vivo de escribir poesía. Actualmente estoy jubilada y hago jardinería y paisajismo, acá en el barrio tengo clientela y ahora que ya estamos en primavera empieza el trabajo más fuerte, lo que más hago es mantenimiento de jardines. Este año cumplo 69 años y estoy pensando en buscar una actividad un poco más liviana, no es que la jardinería sea un trabajo pesado en sí mismo, el problema son las máquinas las cortadoras de césped y otras.
Vámonos tesoro, ¡no te juntes con esa chusma! Era una de las famosas frases de Doña Florinda, personaje de la famosa serie de televisión el Chavo del 8, famosa por ser despectiva y petulante hacia sus vecinos. ¿Qué opinas de esto?
Yo diría que el presidente que tenemos se lo debemos a las, les y los Doña Florinda, mucha gente desclasada o que cree que una persona que está arriba en el poder empresario, millonario va a tener en cuenta las necesidades de las personas trabajadoras o humildes, eso nunca va a pasar porque a ellos les conviene que seamos esclavos. Como militante y activista yo creo que es muy importante no perder la conciencia de clase, saber de dónde venimos, tener claro en dónde está nuestra pertenencia, quiénes son nuestros aliados, mis compañeros, compañeras y compañeres eso lo tengo muy clarito. Pienso que la falla viene no solo de las personas Doña Florinda, también la militancia y el activismo descuidaron el trabajo territorial.
Nuestra tarea como militantes es ir a los territorios más pobres, más marginalizados porque ellos no van a venir a la ciudad, somos nosotros quienes tenemos que ir a los barrios, eso fue algo que faltó, yo me identifico como peronista, pero más allá de eso veo que faltó unión entre los partidos políticos, no se pudieron conciliar las diferencias que en nuestro colectivo también las hay, para mí la lucha es una sola, tenemos un enemigo común.