Establece la Ley Nacional de Tránsito N° 24.449 que todo vehículo que circula en cualquier lugar del país debe obligatoriamente contar con un seguro. Eso aplica para todos los vehículos que están contemplados en la mencionada ley. Por ende, quien tiene un automóvil, por ejemplo, a la hora de elegir una cobertura, puede tener dudas en cuanto a cuál elegir, y cuál es el precio justo que debe pagar por ella. Es ahí en donde surgen muchos interrogantes, algunos de los cuales queremos dilucidar en el análisis que vamos a realizar a continuación.
Por ley, se establece que por lo menos, se debe contar con un seguro básico, que es el seguro de responsabilidad civil, aquel que puede responder a terceros por daños que un conductor pueda causar en su persona o en sus bienes (daños materiales). Si bien ese es el más conocido o más económico, hay muchos otros, y las empresas de seguros por una cuestión de orden, los suelen catalogar de la siguiente manera: A, B, C y Todo Riesgo.
El primero de ellos, el A, es el que mencionamos en el inicio del párrafo anterior, que es el de responsabilidad civil. Cubre por daños a terceros, es el más económico y el que muchos dueños de automóviles eligen. Ahora bien, la realidad es que no se trata del seguro más recomendable, porque es básico y no va a responder por muchos otros riesgos que siempre pueden suceder (como robos, hurtos, daños por granizo, etc.).
Posteriormente podemos encontrar otra variante en los seguros de autos, que podría ser el denominado B, que además de responsabilidad civil, suma lo que es pérdida total. Ahora bien, esa pérdida total del vehículo puede ser por diversos riesgos tales como accidentes, robos, incendios, entre otros supuestos. Es un poco más elevado su precio, apenas por encima que la cobertura tipo A y cubre de cuestiones extremas que puedan llegar a ocurrir.
Nos encontraremos luego con el seguro que sería tipo C. En este caso, tiene responsabilidad civil, pérdida total y viene a suma lo que es los daños parciales. Esos daños pueden ser también por robo parcial, hurto parcial, incendio parcial, entre otros casos. Estas pólizas generalmente suman algunos riesgos como daños en cerraduras, hurto de pertenencias del interior del vehículo, daños en cristales, etc.
Y llegamos así a la más completa de las pólizas que es la que se denomina Todo Riesgo en la generalidad de las ocasiones. Este seguro viene a amparar todos los riesgos que el vehículo pueda sufrir como daños parciales, daños totales, claro que la responsabilidad civil, más adicionales. Algunas de ellas tienen también el sistema de franquicia, que es cuando el conductor tiene un accidente por su culpa, sólo debe abonar una parte de la reparación (el valor de franquicia), y el resto lo cubre la aseguradora.
Claro está que a mayores coberturas que tenga el vehículo, más va a ser la tranquilidad que se va a tener al conducir. Por eso, antes de contratar cualquier póliza lo mejor es hacer un análisis pormenorizado sobre cuáles son los riesgos a los que se puede estar expuesto y finalmente elegir cotizando previamente distintas alternativas, para encontrar el mejor precio.
