Los premios Oscar 2020

Mañana será la entrega de los premios Oscar 2020. “Otra vez se percibe la mínima presencia femenina en las nominaciones”, advierte el docente Pedro Arturo Gómez y se anima a arrojar su clásico top 9 con argumentos sólidos.

Vuelven los premios Oscar, como todos los años, para la discusión, el desdén y la variopinta adhesión que suelen convocar. Éstos son algunos apuntes que se me ocurren para esta ocasión.

Otra vez -más allá del imperio de la corrección política y de los oleajes del “me too”- se percibe la mínima presencia fémina entre las nominaciones a Mejor Película, donde sólo Mujercitas es un film dirigido por una mujer –Greta Gerwig- y la total ausencia en la categoría Mejor Dirección. Pero los Oscars son sólo la punta del iceberg. La segregación sexista patriarcal en la industria cinematográfica estadounidense salta a la vista en otras fuentes de datos, como una lista publicada en el destacado sitito web IMDB con el Top de Directores que trabajan hoy en Hollywood: entre 57 nombres sólo aparecen siete mujeres: Kathryn Bigelow, Ava DuVernay, Jennifer Kent, Sofia Coppola, Patty Jenkins, Dee Rees y Greta Gerwig. Estas realizadoras no figuran entre los primeros puestos de este ranking “subjetivo, basado en notoriedad, reconocimiento, estilo, etc.”, según declara quien elaboró el listado. El cine es otro campo de batalla para deponer la desigualdad de género.

En cuanto a las realizaciones nominadas este año a Mejor Película, a continuación repaso las nueve candidatas, ordenándolas según mi valoración, un ordenamiento que no podría ser sino subjetivo.

9. Jo Jo Rabbit, de Taika Waititi
Una comedia del absurdo que satiriza el nazismo, concentrándose en la mirada de un niño fanatizado con el régimen hitleriano que tiene como amigo invisible al mismísimo Führer. Lejos del sentimentalismo de La vida es bella (Roberto Benigni, 1997), con chispazos de El gran dictador (Charles Chaplin, 1940) y ecos estilísticos de Wes Anderson, el film en sus mejores momentos logra una sinuosa combinación de ternura y tintes siniestros.

8. Historia de un matrimonio, de Noah Baumbach
Radiografía de un divorcio que está más cerca de Kramer vs Kramer (Robert Benton, 1980) que de Escenas de la vida conyugal (Ingmar Bergman, 1973). Si bien puede objetársele su mecánica de resortes dramáticos y ciertos manierismos temáticos como su enraizamiento en la neurosis newyorkina según Woody Allen, el relato fluye traccionado por vigorosas actuaciones.

7. Ford vs Ferrari / Contra lo imposible, de James Mangold
Película con hálitos de cine clásico, emparentada con filmes como Las 24 horas de Le Mans (John Sturges y Lee H. Katzin, 1971) o Gran Prix (John Frankenheimer, 1966), no sólo por la obvia coincidencia temática, sino por los rasgos narrativos y estilísticos desplegados en esta robusta historia de afectos, lealtades y conflictos entre la pasión automovilística y los intereses empresariales. Y una vez más, otra actuación tremenda de Christian Bale.

6. Mujercitas, de Greta Gerwig
Enésima versión cinematográfica de la clásica novela de Luisa M. Alcott, trasladada aquí con acento feminista, conmovedor encanto y briosa energía emocional, en una narración que de a ratos puede volverse algo confusa por su estructura de contrapunto entre líneas temporales.

5. Había una vez… en Hollywood, de Quentin Tarantino
Monumental oda a la fábrica de sueños de fines de los años ’60 con la que Tarantino juega –como ya había hecho en Bastardos sin gloria (2009)- a cambiar la historia mediante los poderes del cine. Entre partes que son más que el todo, sobresale con nitidez la luminosidad de la Sharon Tate que compone Margot Robbie y la secuencia en la que el personaje interpretado por Brad Pitt visita el rancho donde anida el Clan Manson, un momento de asfixiante suspenso que revela una habilidad el director debería tener muy cuenta para proyectarse más allá de sus habituales jugueteos.

4. 1917, de Sam Mendes
El frenesí de las peripecias de un soldado británico que, durante la Primera Guerra Mundial, atraviesa las líneas enemigas en cumplimiento de una misión se expande a lo largo de una sucesión de imágenes deslumbrantes, engarzadas en un pretendido único plano secuencia que contiene la totalidad del relato, con unos pocos momentos de concentración más bien formularia en el drama interpersonal, e intervalos donde el tratamiento de la naturaleza parece una imitación esteticista del estilo de Terrence Malick en La delgada línea roja (1998). Prodigio visual, proeza técnica y atletismo de la cámara en una pieza que es como un cruce majestuoso entre Rescatando al soldado Ryan y los videojuegos de Mario Bros.

3. El irlandés, de Martin Scorsese
Clásico instantáneo, con el que Scorsese corona su propio cine de hampones, El irlandés se ubica de inmediato entre las grandes obras cinematográficas sobre el mundo de la mafia, junto con la saga de El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972, 1974, 1990) Érase una vez en América (Sergio Leone, 1984) y la Scarface de Brian De Palma (1983). El título del libro original, I Heard You Paint Houses, cita una expresión de la jerga criminal, donde “pintar casas” es una frase que se refiere en clave al asesinato rentado. Scorsese vuelve a señalarnos que la gran casa del American way of life está pintada con sangre. Actuaciones inmensas entre las que se destaca la de Joe Pesci.

2. Parásitos, de Bong Joon-ho
Vertiginosa y descomunal sátira de la lucha de clases. Metáfora de los padecimientos, tensiones y fracturas sociales, esta comedia negra talla con vivaz precisión -en su camino que va de la picaresca a un thriller vertiginoso- personajes y situaciones, encadenados en un relato endiabladamente dinámico y corrosivo, con aires de Teorema (Pier Paolo Pasolini, 1968), El sirviente (Joseph Losey, 1963) y La ceremonia (Claude Chabrol, 1995), pero también de la película tucumana Los dueños (Agustín Toscano y Ezequiel Radusky, 2013). El celebrado realizador surcoreano, autor de Memorias de un asesino (2003) y The Host (2006), vuelve a su mejor forma en esta alegoría donde alienación e intriga doméstica se enlazan en un viento narrativo prodigioso con desenlace huracanado.

1. Joker / Guasón, de Todd Phillips
Sobre las huellas del Martin Scorsese de Taxi Driver (1976) y El rey de la comedia (1983), a años luz del banal aparato cinematográfico de superhéroes, este Joker es una torturada criatura humana encarnada con sublime desgarramiento por Joaquin Phoenix, habitante de una Ciudad Gótica donde al calor de la desigualdad social se cuece un virulento caldo de resentimientos de clase. Con potencia de obra mayúscula, se apropia de un personaje icónico de la cultura de masas para exponerlo como síntesis demencial del fermento de patologías de la razón contemporánea.

Hago notar que si bien tanto Joker como Parásitos –ambas enérgicas críticas a las inequidades y marginaciones sociales- tienen méritos sobresalientes para consagrarse como Mejor Película, el film de Bong Joon-ho es una rara avis por su condición de producción surcoreana en el plantel de candidatas en esta categoría. Parásitos ganará sin duda como Mejor Película Extranjera, lo cual hace inclinar mi balanza en favor de Joker entre las nominadas al premio principal, una realización entre cuyos valores está el romper con los patrones de representación habituales en el Hollywood de hoy, a tono con películas de una era más fecunda del cine estadounidense como Atrapado sin salida (Milos Forman, 1976).

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