Maradona es parte de la historia argentina, como dijo Alejandro Modarelli con su muerte “se va el último de los mitos argentinos”. ¿Qué significa la muerte del Diego para los y las argentinas?
El 25 de Noviembre, Día Internacional de lucha contra la violencia hacia las mujeres y disidencias, murió Diego Armando Maradona.
Maradona es parte de la historia argentina, como dijo Alejandro Modarelli con su muerte “se va el último de los mitos argentinos”. Las muestras de dolor se replicaron en todo el país y en mundo.
Pero Argentina, para estos temas, siempre es como una familia numerosa con muchos asuntos sin resolver. Y junto a las expresiones de dolor surgieron también de inmediato las expresiones de repudio y de rechazo. Claramente, en tiempos de redes sociales siempre hay debates y antagonismos secos, inservibles y pasajeros. Pero también están los otros, esos que quizás el tiempo nos permita darnos, o quizás nunca lleguen.
La muerte es un hecho humano que nos envuelve por completo. El acontecimiento de la muerte de un ser querido nos agolpa en dolor, y a veces en silencio. La muerte de aquellos a quienes no queremos nos lleva a los límites de nuestra razón. Personalmente nunca supe si morir es justo o injusto, simplemente aprendí que es inevitable e irreversible.
Está claro que Diego es un mito popular de nuestra historia, y que su figura excede a su persona y su vida. Diego hizo lo que quiso o lo que pudo, y lo hizo mal muchas veces y bien algunas otras.
Desde el potrero de Villa Fiorito hasta sus encuentros con presidentes del mundo, ese niño pobre que soñaba cumplió algunos de sus sueños e impulsó al resto a seguir soñando.
Resulta importante pensar qué hay detrás de las lágrimas de cada persona, porque son millones las representaciones de los ídolos.
Una mujer lesbiana de 20 años llora su partida, porque con él aprendió y revivió la historia del futbol, y con el futbol aprendió la historia de lucha y construyó un vínculo con su padre. El único que ese padre pudo tener con ella.
Un adulto que nunca pudo ser futbolista ni comprarle la casa a sus padres, llora su partida porque ese sueño seguía vivo mientras Maradona lo encarne.
Y un joven gay repudia su muerte, porque Maradona es el referente de esos chicos que lo golpearon una y otra vez en la esquina del barrio, “por puto”.
Una mujer trans recuerda los abusos y maltratos que ese mundo del fútbol y del “diegote” hizo con los cuerpos trans.
La violencia patriarcal está en todos lados, pero en la historia del fútbol argentino tiene comprada gran parte del terreno. Y cada persona guarda los registros de las violencias vividas como puede y donde puede.
Otra mujer trans recuerda el romance que hubo entre Maradona y Cris Miró, y renacen las fotos homoeróticas de Diego besando al Caniggia.
La historia del ídolo será contada mil veces, y todas de modo distinto. Maradona en Cuba, Maradona en la cumbre del ALCA contra Estados Unidos, Maradona contra el Vaticano, Maradona contra los poderosos, Maradona como buen padre, Maradona como mal padre.
El precio de salir de la villa y cumplir sus sueños será quizás tener expuesta toda su humanidad. Y allí nunca habrá un saldo favorable para ningún ser humano.
Todas las reacciones ante la muerte de un ídolo son siempre reacciones de dolor. Incluso en aquellos que expresan no sentir dolor por su muerte, pero sienten rabia ante lo malo que también representó.
En cada práctica de veneración hay un escape de la muerte, y cuando esta finalmente llega solo nos queda el dolor.
Vaya el respeto hacia el recuerdo de todos los dolores, y ojalá la conciencia de finitud nos ayude a escapar más rápido de él, y quien sabe, quizás también nos ayude a ser felices.
