Este escrito fue producido en los talleres de construcción de obra de Marea Emocional. Los fragmentos seleccionados son el inicio de una obra literaria mayor, en la que su estructura y disposición difieren de esta primera difusión.
El primer fragmento fue enviado al colectivo Brote Poético para participar de la convocatoria de difusión de literatura para el día 24 de marzo, día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Chemi López Geronazzo
Jujuy-CABA
1
Me llamo Chemi. A veces olvido mi nombre.
Tengo recuerdos de un lugar al que vuelvo, con la sensación y el ruego de lo intacto. Correr por el patio de la casa de mi papá y mi mamá. El devenir de las tormentas eléctricas. Los cortes de luz. Poner velas. Pedirle a Ejesa que no arregle. Que nos deje así. Obligades a escucharnos y a permanecer juntes. Renegar en voz alta. Por dentro fantaseo: capaz se rompió todo. Capaz no tengamos que asistir a nuestras obligaciones. Que la rutina se acabe.
Tengo Memoria. Dormir abrazada a mis amigues. Charlar y reír de nuestras desgracias. Tomar vino. Ponerme nerviosa cuando llega la chica que me gusta, cuando escucho su nombre. Jugar con mi gata Simona que esconde las uñas y me ataca. Llorar cantando ¨Mecer¨ de Maria Pien. Llorar en un taller de teatro. Llorar en una serie que vi muchas veces, en el mismo capítulo. Escribir acordes nuevos. Escribir mis deseos en hojas de coca y quemarlos. Escribir palabras inventadas. Viajar a viejos amigues.
Nunca robaron mi identidad. Sé esto. Todo.
2
Soy lo que traigo. Las letras de mi nombre, el que elijo. Los poemas que no escribo. Los discos que no saco. Las voces que no alcanzo. El sonido desprolijo. El flow que se me escapa. Yo quiero. Armar un pogo.(armo una guitarreada). Hacer Rock.
(hago baladas).
Soy. Voz cansada. Huérfana de bandas. Solista encerrada.
Esto traigo: tiempo que va pasando, y yo que voy creciendo.
3
Tengo un montón de palabras en la boca. Creo que si suelto alguna, se caen todas.
Un desorden. Un amontonamiento sórdido. Un resquemor de quien dice otoño.
En mis manos, tres acordes tristes.
Digo que atrapo el viento con el pelo y limpio la neblina; que mis lágrimas no son de sal, sino de río; que prefiero el arroyo… Pienso tanto, que casi no soy nadie.
4
Me agarro de las cuerdas cuando tropiezo con el precipicio. Mí hermano dijo una vez envejecer es desaparecer lento. Sabemos saltar, morir y renacer. Las cuerdas también mecen. Crecer es vertiginoso.
5
Me siento frágil. Estoy mecida por un mundo sin abrazos. Intento buscar mi sitio, me dejo llevar por la marea. Soy un ave en pleno planeamiento y una humana sin planes.
No me encuentro. Digo que ando sin prisa, sin tiempo. Una espectadora profesional.
Me aturden las historias autorreferenciales, solo escribo de mí.
Cada año me agoto con más facilidad y pierdo el entusiasmo. Me pregunto, a veces, hacia dónde voy. Siempre es lo mismo, aunque yo más grande y con los hombros torcidos. Menos paciente. Menos paciente. Menos ágil. Menos fresca.
Siempre lo mismo.
Tengo suerte.
6
Quiero dejar de tener insomnio.
No quiero que se me pasen los días sin emociones.
Quiero estar acá.
No quiero la sonrisa anestesiada, los bordes difuminados.
Quiero la nostalgia fácil y el recuerdo trastornado.
Tengo un miedo que me empuja desde la espalda.
No quiero estos nervios con que aprieto mis dientes.
Quiero llegar a algún lugar: el aula en donde actué por primera vez; el teatro en el que cantamos canciones del príncipe con mi hermano; las chocitas que armé en mi infancia; mi pista de patinaje en el patio de mi casa; la enormidad.
No quiero la tristeza de lo que pueda venir.
Quiero lo que ya no está.