A los 95 años, falleció la filósofa tucumana Lucía Piossek Prebisch. El recuerdo y la convicción de que las ideas no mueren, estarán siempre aquí. Por Bruno Bazán, Licenciado en Filosofía.
Conocí a Lucía Piossek Prebisch en primer año de la facultad. Una fotocopia de un capítulo de su libro “El Filósofo Topo” sobre Nietzsche fue lo primero que llegó a mis manos, me resultó claro, pero no sabía que la autora pertenecía a la Universidad Nacional de Tucumán. A los 17 años no sabía siquiera cómo escribir Nietzsche. Recuerdo que para el primer parcial de pensamiento filosófico repasaba “zsc”, como un loop, para que si las ideas no estaban, el apellido estuviera bien escrito.
Luego de cursar la materia me encontré con el libro completo, cada párrafo de Nietzsche recuperado allí se enmarcan en palabras que dan vida al autor. Podría afirmar que su libro fue el primer libro tucumano que leí de principio a fin. Años después volví a ella para una clase de concurso de ayudante estudiantil sobre ese mismo filósofo.
Un texto de Ricardo Foster acompañó la lectura, pero el texto de Lucía seguía trayendo a la vida a Nietzsche. Luego la vi en eventos académicos, encontré que su peinado impecable tenía la misma armonía que sus textos. No hablé en profundidad con ella, durante esos años de estudiantes de filosofía hablábamos sin parar, sin quizás tener tanto para decir.
En el año 2016 Lucía fue entrevistada en el capítulo 5 del ciclo “Charlas del Bicentenario”, allí comenta de cómo surge su inquietud por desarrollar estudios sobre el pensamiento argentino y latinoamericano:
“Me formé en una época de oro, pero una época en la que se miraba mucho afuera. Teníamos una muy buena formación en pensadores griegos, latinos, alemanes, italianos de la época. Los ingleses vinieron tiempo después. Pero llegó un momento donde me di cuenta que era necesario mirar un poquito hacia adentro.
Y sobre todo me ocurrió, fíjense que curioso, a la vuelta de un viaje a Alemania. Podría haber vuelto yo más europeizante, germanizante y no, al contrario. Veía el contraste entre el esmero sorprendente que tienen los europeos por mostrar su tradición intelectual, y para nosotros en ese momento era algo inexistente. Entonces organice el curso optativo de filosofía en la Argentina, y allí me propuse lo siguiente, en la primera mitad de la década del 60, no había un interés por el pensamiento filosófico de Argentina.”
En esa materia optativa Lucía dio forma a aquellos artículos que años después conformaría el libro Argentina, Identidad y Utopía (2008), donde aparece una sección titulada Alberdi Filósofo, un escrito repleto de agudeza, y también de la convicción de que el saber filosófico no se encuentra estrictamente en el ámbito académico.
Como todos los grandes filósofos, cada texto de Lucía exponía explícita o implícitamente reflexiones sobre aquella pregunta inicial ¿qué es la filosofía?. La filosofía como experiencia, como traducción o como identidad, todo eso y más brotan en sus textos.
No recuerdo haber leído un artículo de Lucía que hable específicamente sobre la muerte, aunque estoy seguro que sus reflexiones llegaron hasta allí. Para escapar al silencio de la muerte, como por ejercicio de salvación, al enterarme de su fallecimiento fue a buscar sus libros.
Luego de algunas páginas pensé, “las ideas no mueren, estarán siempre aquí”. Y el recuerdo, y aquello que construyamos sobre el recuerdo replicarán sus ideas, sus textos y su ejercicio filosófico de libertad.
Nacida en 1925, Lucía Piossek Prebisch fue una destacada filosofa egresada de la UNT con una vasta y riquísima trayectoria en la docencia e investigación. Premio Konex 2014. Profesora Emérita de la Universidad Nacional de Tucumán. Estudios de Filosofía en la UNT y en la Universidad de Colonia, Alemania, con beca A.v. Humboldt. Fue profesora titular de Filosofía Contemporánea, dictando también Filosofía, de la historia y Pensamiento argentino. Fundadora del IHPA (Instituto de Historia y Pensamiento argentinos) y cofundadora del Coro Universitario de Tucumán. Fue miembro correspondiente del CELCIRP, Sorbonne Nouvelle, París III. De entre sus escritos, están los libros La inmigración en la Argentina, Alberdi, en ambos compiladora y autora; De la trama de la experiencia; El “filósofo topo”. Sobre Nietzsche y el lenguaje; Argentina: Identidad y Utopía; Huellas de un itinerario. Traductora de Bréhier, Marcel, Jaspers, Hessen, von Balthasar, Nietzsche. Directora de Proyectos y Programas del CIUNT y del CONICET; dirección y codirección de becarios, tesistas de Magister y Doctorado, integrante de comisiones del CONICET. Premio 2004 de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. En otras palabras, una de esas tucumanas que nos llena de orgullo por su invaluable contribución a la cultura de la provincia y el país.