Por Fabiola Trejo para Malvestida
Mayo es el mes de la masturbación y hoy es el día mundial. Así es, existe un mes para visibilizar y emprender acciones concretas por la difusión positiva y científica de la masturbación como práctica de placer y bienestar físico, psicológico y social.
La historia de esta celebración suele remontarnos a 1995. Ese año, la secretaria de Salud de Estados Unidos, Jocelyn Elders, declaró que la masturbación es parte de la sexualidad y humana. Y que, por lo tanto, podría enseñarse en las escuelas. Fue despedida por afirmar algo tan obvio.
Como respuesta, la sex shop Good Vibrations propuso el mes de mayo con un espacio para recordar que “De todas las formas en que una persona puede tener sexo, masturbarse es la forma mas común y universal, aunque […] muchas personas siguen sintiendo que hacerlo es una segunda opción o algo problemático. ¡El mes de la masturbación nos permite enfatizar lo maravilloso, natural, común y divertida que es!”.
Una historia más antigua
Sin embargo, la empresa por liberar a la masturbación de tabúes, prohibiciones y negatividad no comenzó ahí. Antes de esto vino Betty Dodson, la más grande referencia de masturbación femenina de la época moderna.
En los años 70, ella publicó un revolucionario manifiesto llamado Liberando a la masturbación. Con este texto buscaba educar sobre la masturbación como un acto de autonomía y amor propio. Es decir, que es fundamental en la vida de todos los seres humanos y particularmente para la liberación de las mujeres.
Aún antes de ella, a lo largo de la historia se ha intentado incorporar la masturbación a los discursos dominantes de la sexualidad como algo positivo y beneficioso para las personas.
Pero el mensaje no termina por consolidarse y aún hay personas que se resisten a reconocerla como parte esencial de sus vidas. Insisten con cambiarle el nombre porque “masturbación” suena muy feo, o se aferran a que puede ser adictiva o causante de disfunciones.
En un intento de encontrar algo positivo entorno a ella, se termina reduciendo a una práctica “para conocer qué te gusta y así le puedas decir a tu pareja cómo estimularte”.
Cambiar los discursos
Lograr crear un cambio sostenible de esta perspectiva negativa requiere que desmontemos los discursos tradicionales y cuestionemos los modernos.
No basta con promoverla para abrir la conversación. Necesitamos crear una conversación completamente nueva, sustentada en el placer autónomo y diferente a la actual narrativa dominante.
Sí, esa narrativa que ha construido la idea de una sexualidad que debe ser vivida únicamente en pareja (heterosexual y monógama, porque la única sexualidad válida es aquella que te puede llevar a procrear). Es en esta perspectiva que se sostienen múltiples desigualdades entre géneros y la represión sexual.
La masturbación es social y política
Para ello, necesitamos hablar de las implicaciones sociales y políticas de la masturbación. No es algo privado, es algo cultural y político.
Es una forma de reprimir y oprimir a las personas que dirige la forma en que nos relacionamos con nuestro cuerpo y por lo tanto cómo lo compartimos.
Lo que una persona piensa de la masturbación, cómo se siente cuando se masturba o cuando simplemente no lo hace es el reflejo de una sociedad que reprime la autonomía de las personas y las expropia de su placer, perpetuando la violencia sexual y las desigualdades sociales y de género, particularmente a las personas con vulva.
Por eso mi trabajo como especialista en placer sexual, masturbación y orgasmos es recordarte cada mayo que: no, tocar tu vulva o tu pene para sentir placer no es malo, sucio, pecaminoso y mucho menos anormal.
La masturbación, como fundamento de toda práctica sexual humana, marca la pauta a partir de la cual construirás los sentidos y significados de tus experiencias sexuales a lo largo de tu vida.
Liberar a la masturbación es indispensable para lograr los cambios individuales y sociales que buscamos en nuestras vidas. Celebrar a la masturbación en este mes puede ser parte de la revolución que habita entre tus piernas.