Hace pocos días la Educación Sexual Integral en Tucumán volvió a ser noticia. Una vez más se presentó en la Legislatura tucumana un proyecto de adhesión a la Ley Nacional 26.150 que data del año 2006.
El texto es impulsado por el legislador Gonzalo Monteros, y lleva además la firma de Maia Vanesa Martínez, Pablo Alfaro, Daniel Deiana, Roberto Palina y Enrique Fabián Bethencourt, todos integrantes del espacio político que lidera el vicegobernador Osvaldo Jaldo. En primera instancia puede resultar llamativo que el bloque identificado con el jaldismo sea el que presente este proyecto de adhesión a la ESI, muchos aún recuerdan el video donde el presidente de la Legislatura promete con pasión frente a una congregación evangélica no aprobar ningún proyecto vinculado a derechos sexuales en la legislatura.
Pero en una segunda instancia y haciendo un poco de memoria puede observarse que la ESI y todos los proyectos de ley que tratan aspectos vinculados a la sexualidad, son siempre monedas de cambio en la política tucumana. Casi todas las fuerzas partidarias presentaron alguna vez un proyecto de adhesión a la ley de ESI, menos Fuerza Republicana. Incluso la ex Ministra de Educación Silvia Rojkés de Temkin, quien no llevó a cabo durante su gestión las primeras capacitaciones masivas de ESI que sí se hicieron en otras provincias del país, presentó un proyecto de adhesión siendo legisladora.
Más allá de las múltiples presentaciones y titulares en los medios de comunicación, Tucumán sigue en deuda con la educación y formación de niños, niñas y adolescentes. La ESI tiene por objetivo trabajar contenidos vinculados a sexualidad que permitan a las personas poder transcurrir los distintos momentos de su vida tomando decisiones informadas y, sobre todo, libres de violencias.
Sin presupuesto para derechos sexuales
La Ley Nacional de Salud Sexual y Procreación responsable 25.673 cumple 18 años en nuestro país, pero no hubo poder humano o divino que hiciera aprobar la adhesión en la legislatura provincial. Organizaciones feministas de Tucumán dieron todas las instancias de debates formales y realizaron un sinfín de acciones para promover la adhesión, pero aún no hubo caso.
Durante el debate sobre la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobado en diciembre de 2020, la legislatura de Tucumán declaró que la provincia toda era provida. A pesar de que en sus argumentos consideraron imprescindible trabajar en la prevención de los embarazos no deseados, nunca lograron convertir esas opiniones en un trabajo articulado para garantizar que las asesorías en salud sexual y los métodos anticonceptivos sean una política pública concreta en estas tierras. Los indicadores de embarazos adolescentes continúan siendo alarmantes.
Se siente a nivel general en el Estado tucumano una falta de formación básica en cuanto a salud sexual y eso responde precisamente a la falta de adhesión a la ley.
Respecto a ESI es llamativo que ni los legisladores ni sus asesores conozcan al equipo de Educación Sexual Integral de Tucumán. Solo tienen que caminar tres cuadras desde la legislatura hasta el Ministerio de Educación y preguntar en mesa de entrada donde está el programa de ESI que lleva ya varios años funcionando.
Más aún, es preocupante que desconozcan que en la Ley Provincial de Educación número 8.391 del año 2010, en el artículo 9 inciso 13, en el apartado que trata sobre Fines y Objetivos de la Política Educativa se afirma expresamente que en las escuelas se debe “incorporar a la propuesta educativa institucional la Educación Sexual integral” y luego se replica aquello que marca el artículo 1 de la ley nacional de ESI:
“ARTICULO 1º — Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.”
La ESI ya está regulada mediante la Ley Nacional de Educación. Las leyes están para cumplirlas. La lucha contra el abuso y la violencia de género es de toda la sociedad. Necesitamos de la ayuda y el compromiso de todas las partes.
— JuanPablo Lichtmajer (@jplichtmajer) January 24, 2020
El desconocimiento sobre lo que efectivamente hay suele operar como chicana en el debate político con respecto a los proyectos de ley, en este sentido, el debate político que se propone parece más un debate entre protagonistas de obras de teatro comerciales que de legisladores con conocimiento sobre políticas públicas.
Resulta entonces necesario repetir una y otra vez: Existe un programa de ESI y también un Programa de Salud Sexual y otros tantos programas más que funcionan y trabajan lo mejor que se puede trabajar sin tener presupuesto ni apoyo provincial.
El trasfondo de la existencia de estos programas aunque no cuenten con adhesión provincial se debe a que en Argentina tenemos un ordenamiento jurídico jerárquico y una ley nacional tiene validez para todo el territorio argentino.
¿Tendremos que pedir una clase pública en la legislatura que sea específica sobre la pirámide de Kelsen? ¿Podremos alguna vez superar este nivel de debate y pensar en el presupuesto necesario para la política pública?
El Estado tucumano hace años que se dedica solo a “cumplir” con el Estado Nacional en esta materia. Por eso existen los programas vinculados a leyes nacionales, pero siempre están formados de modo precario, con trabajadores precarizados y sin presupuesto provincial. Y los legisladores juegan sobre esa base para sacar titulares en los diarios para la jugarreta de la semana.
Mientras tanto, la docencia tucumana se abalanza sobre los cursos virtuales de ESI del Ministerio de Educación de Nación, miles de docentes buscan cursos por todo el país incluso a costa de invertir dinero de su sueldo y otros tantos entran a la página esi.educ.ar, descargan los materiales y emprenden un recorrido autodidacta.
Porque la realidad que vivimos en Tucumán constantemente requiere mayor formación. Porque el mundo que está fuera de la legislatura vive en el siglo XXI y sobre todo, porque la realidad no espera. Los embarazos adolescentes no deseados, el abuso sexual infantil, el grooming, la discriminación y una gran cantidad de asuntos que se viven a diario en las escuelas necesitan de modo urgente presupuesto, capacitación y acompañamiento en ESI.