El comienzo del juicio por el crimen de Marcela Chiaro estaba previsto para esta semana, tras 9 años de espera. Luis Corral, el principal imputado y quien era pareja de Chiaro al momento de los hechos, no se presentó en el tribunal y se encuentra prófugo de la Justicia.
Rosana Chiaro viajó desde Santa Fe para estar en el juicio por el femicidio de su hermana, Marcela, tras 9 años de espera. “La volvieron a matar”, dijo luego de que se suspendiera el debate oral. Luis Corral, el principal imputado y quien era pareja de Chiaro al momento de los hechos, no se presentó en el tribunal y se encuentra prófugo de la Justicia.
Marcela Chiaro desapareció el 13 de febrero de 2012. Sus restos fueron hallados en junio de ese mismo año, descuartizados en un cañaveral. El principal sospechoso desde un comienzo fue su pareja, Corral, y la amante de este, Paola Castro, con quien tuvo una hija meses antes del asesinato de Marcela. Ambos permanecieron con prisión preventiva, pero los lentos plazos de la Justicia tucumana, sumados a los planteos del abogado defensor, Gustavo Morales, los dejaron en libertad.
La causa recién fue elevada a juicio en 2015. Ya con los imputados en libertad, en 2018 se volvió a reactivar con el llamado a las partes para que presenten las pruebas. Pero luego todo volvió a demorarse por otra serie de planteos realizados por Morales.
En agosto de este año, a más de 9 años, finalmente los jueces de la Sala I del régimen conclusional, integrada por María Fernanda Bhaler, Wendy Kassar y Emilio Páez de la Torre confirmaron que el 8 y el 9 de noviembre comenzarían las audiencias por este caso. Sin embargo, el imputado no se presento ni su defensor.
La espera del juicio Corral lo transitaba en libertad. Chiaro y Corral tenían una hija pequeña quien es hoy adolescente y vive con su familia materna, por decisión de la Justicia de Tucumán, en Esperanza, Santa Fe.
En una entrevista radial, Rosana comentó que Corral, quien es veterinario, realiza castraciones gratuitas
Al momento del crimen de Marcela no existía la ley que marca como agravante el contexto de violencia de género, por lo que para la Justicia no se considera un femicidio.