Entre los objetivos se destacan la implementación institucional del programa en el nivel secundario y la reconstrucción conjunta de algunas prácticas que se perciben en detrimento de las demandas y necesidades adolescentes en su actual contexto.
El programa Educación Sexual Integral persigue su fortalecimiento en el desarrollo de las capacitaciones del plan nacional Prevención de embarazo no intencional en la adolescencia. En esta oportunidad, en la jurisdicción de la provincia, los Ministerios de Educación, Salud y Desarrollo Social unieron fuerzas para trabajar articuladamente. “En estos momentos estamos trabajando con cuatrocientos docentes estatales de San Miguel de Tucumán. Luego, del 3 al 5 de septiembre, trabajaremos en Tafí Viejo y del 12 al 14 en Cruz Alta”, indicó la coordinadora de Familia y Comunidad, Ana López. “Las capacitaciones se destinaron a un determinado porcentaje de docentes -que participan en carácter de representación de sus escuelas-, para vehiculizar lo construido al resto de sus equipos de trabajo, puesto a que se trata de una responsabilidad institucional”, continuó.
Paradigmas dinámicos
“Queremos que el trabajo del ESI, a nivel curricular y de la organización de la vida institucional, sea repensado en función de las demandas, necesidades y derechos de los y las adolescentes. Hay una estigmatización generalizada muy fuerte alrededor de la adolescencia, pero para combatirla es clave preparar al cuerpo docente desde la escucha. A partir de esta idea, como primera medida, tratamos de propiciar un espacio de reflexión y desde una perspectiva que persigue la de-construcción de ciertas representaciones y prácticas “naturalizadas” y que, ciertamente, no estarían respondiendo a las demandas, necesidades y derechos de los y las adolescentes actuales”, agregó.
“En este sentido, se trata de un trabajo complejo, porque remite a cuestiones estructurales para repensar la adolescencia y sus diversos perfiles. Además, el impacto no será inmediato, del mismo modo que las manifestaciones de los y las adolescentes tampoco se dio de un momento a otro. Entonces, estas capacitaciones funcionan como una primera instancia porque planteamos, inicialmente, una reflexión. Muchas personas demuestran resistencia y/o advierten como obvias e incuestionables algunos conceptos, hábitos y conductas. Es curioso percibir que algunas docentes manifestaron que nunca se plantearon, por ejemplo, por qué se dividen las filas entre varones y mujeres y, luego, escuchar comentarios como: “cuando vuelva a la escuela les haré formar por estatura, no hay por qué reproducir el binarismo de género”, se vuelve una reflexión muy valiosa. Pretender grandes transformaciones no sería sincero, pero sí que haya un equipo docente que ponga en cuestión, invite a la reflexión y traccione la implementación del ESI en las escuelas”, finalizó Ana López para La Nota.